Kofi Kingston, el luchador que mintió sobre su origen para pelear en la WWE
Kofi Kingston se convirtió en el máximo monarca de la WWE en 2019; con ello, sentó una hazaña en la historia de los luchadores afroamericanos. Pero, para llegar hasta ahí, tuvo que adoptar un rol que fue sumamente criticado. Aunque nació en Ghana, África, y a los dos años su familia cambió de residencia a Boston, Estados Unidos, hizo de jamaiquino al debutar en la empresa. Y sí, resultó exhibido.
Su recorrido en la WWE comenzó en 2008, con un personaje que enaltecía otros orígenes a los suyos. Por pedido de Vince McMahon, entonces jefe y creativo del emporio, lo presentaron como un luchador surgido de Jamaica. Era el papel que debía representar para brillar por primera vez en televisión; sus destellos aéreos en el ring solo reforzaron el carisma y la energía que irradiaba ante las cámaras.
Su rol duró menos de un año, pues una entrevista con la BBC cambió el panorama. El periodista Leslie Goffe lo cuestionó sobre sus raíces. Luego, llamó a su madre, quien le confesó que su hijo era afroestadounidense y solo cumplía con una interpretación como parte de su trabajo. Por ello, escribió un artículo mediante el que expuso el factor teatral del deporte-espectáculo. WWE no tuvo más remedio que aceptarlo y anunciarlo como un competidor ghanés.
“Fue una situación tonta, porque la gente comprendía que no era de Jamaica. Muchos jamaiquinos me manifestaron su enojo en MySpace. Reconozco que mi acento era terrible. Fue una de las cosas más vergonzosas que tuve que hacer, pero Vince McMahon me pidió que siempre me mantuviera dentro del personaje. Cuando lo dejé fue liberador. Después visité Jamaica y las personas me trataron con cariño. Me dijeron que les gustaba sentirse representados”, admitió.
A partir del incidente, Kingston aprovechó el escenario para resaltar. Edificó su versión más ganadora. Conquistó títulos individuales de menor prestigio, a comparación de los cetros mundiales, como el cinturón Intercontinental y el de los Estados Unidos. Trataba de dejar claro que la creatividad es esencial para alimentar el show.
En cada edición anual de la contienda Royal Rumble, se salvaba de ser eliminado por encima de la tercera cuerda con acrobacias poco comunes. Evitaba que sus dos pies se apoyaran sobre el suelo al saltar desde el cuadrilátero hasta las barricadas que protegen a los fanáticos. Se ayudó de sillas, mesas, rivales, comida e incluso se movió con las manos con tal de retornar a los encordados.
Su impulso en la compañía derivó de la tercia denominada The New Day, a la que se integró en 2015 y aún pertenece. Al lado de Big E y Xavier Woods, ha ganado más de diez campeonatos de parejas. Sus aliados lo respaldaron en la noche más especial en sus 16 años de trayectoria: la del 7 de abril de 2019. Retó a Daniel Bryan por el Campeonato de la WWE en WrestleMania y lo destronó.
Kingston concretó lo que nunca antes en el escenario más relevante de la promoción. Frente a 80 mil espectadores en el Metlife Stadium de Nueva Jersey, se alzó como el máximo monarca del consorcio. Fue el primer gladiador nacido en África en cargar con el oro más insigne de la industria. De ahí la relevancia de su hazaña y la razón por la que el combate es tan simbólico en el negocio.
Emuló las glorias de The Rock, Booker T y Mark Henry, atletas negros que campeonaron previamente. WWE replicó su hito en la era moderna con Bobby Lashley y Big E. Durante su reinado, regresó a Ghana, el territorio que no pisaba desde los noventa, en una gira promocional con la UNICEF. Visitó escuelas, hospitales para mujeres y niños; impartió pláticas motivacionales.
Kingston no solo busca ser un ejemplo en los cuadriláteros, sino también fuera de ellos. Reiteró que su imagen está centrada en la representación y no distingue de etnias. Desea que sus triunfos en el ring inspiren a los jóvenes del mundo a cumplir sus sueños. Más allá de colgarse preseas y acaparar la cima del entretenimiento deportivo, no olvida a su comunidad.
Hará realidad una iniciativa altruista, en la que ha trabajado con su madre, para dotar de centros de cómputo y bibliotecas digitales a escuelas en zonas marginadas de Ghana. El gladiador de 41 años pretende brindar herramientas tecnológicas para favorecer la alfabetización del país. Quizá, tras un sinfín de sudor, sangre y esfuerzo, esa es la lucha más importante de su vida.
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