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Kim Jong-un ordenó ejecutar a un alto oficial del ejército por enviarle más comida a sus tropas, asegura diario

La reciente cumbre entre Kim Jong-un y Donald Trump todavía trae inusitados coletazos y noticias lamentables.

<span>El oficial caído en desgracia recibió por orden del mismísimo Kim Jong-un 90 impactos de bala disparadas por nueve prisioneros condenados a muerte. KCNA VIA KNS/AFP/GETTY IMAGES</span>
El oficial caído en desgracia recibió por orden del mismísimo Kim Jong-un 90 impactos de bala disparadas por nueve prisioneros condenados a muerte. KCNA VIA KNS/AFP/GETTY IMAGES

Como aquel encuentro nunca antes visto prometía traer consigo el fin del programa nuclear, y como al parecer ya no hacía falta ahorrar tanto en alimentos, combustible e insumos para las tropas, un alto oficial del ejército norcoreano se atrevió a autorizar más comida para sus soldados.

El hombre, exactamente el teniente general Hyon Ju-song, de 56 años y una larga carrera militar, creyó que ya era posible permitirse más gastos -a fin de cuentas solo se estaba preocupado por la vida y la alimentación de sus tropas- y firmó una orden que autorizaba paliar el hambre, sí, el hambre, que estaban pasando no pocos de los soldados bajo su cargo.

De acuerdo con los reportes de prensa, Hyon Ju-song se atrevió a decir “Ya no tenemos que sufrir y apretar nuestros cinturones para fabricar cohetes o armas nucleares”, en medio de una reunión que se proponía revisar los suministros de petróleo para la Estación de Lanzamiento de Satélites Sohae.

<em>(Rex)</em>
(Rex)

Pero, a todas luces, su orden estaba violando una regulación anterior enviada desde Pyongyang que indicaba que se ahorrara al máximo el consumo de combustible y alimentos en los distintos regimientos del país, a modo de ir sumando recursos que serían destinados al programa nuclear norcoreano.

De manera que el teniente general, según criterios del alto mando del país, había incurrido en un grave delito al instruir que se enviara una tonelada de combustible, 580 kg de arroz y 750 kg de maíz a los oficiales militares en la Estación de Lanzamiento y a sus familias.

Y el hombre grande de Corea del Norte, el Líder Supremo, el heredero de esa gran dinastía de guerreros y salvadores, no tuvo piedad con su subalterno, tras considerar su caso como “envenenamiento ideológico”.

“El envenenamiento ideológico que es la idolatría personal está corrompiendo al jefe de personal en el Ejército Popular. Debemos cortar el brote de envenenamiento ideológico”, declaró el mandatario, según el Daily NK.

En una ceremonia marcial que se realizó en la Academia Militar Kang Kon, en la misma ciudad de Pyongyang, el oficial caído en desgracia recibió por orden del mismísimo Kim Jong-un 90 impactos de bala disparadas por nueve prisioneros condenados a muerte.

Se trata, nada más y nada menos, de un nuevo capítulo de la saga de penas capitales aplicadas en Corea del Norte, esta vez por lo que la dirigencia del país consideró como “abuso de poder”, “complicidad con el enemigo” y “actividad contra el partido”.

En 2016, el dictador norcoreano ordenó la ejecución de su jefe del Estado Mayor, el general Ri Yong-gil, supuestamente por corrupción, como mismo antes había conducido a la muerte a su ministro de Defensa, Hyon Jong-chol, ejecutado porque al parecer desobedeció sus órdenes y se quedó dormido en un desfile.

Entre las leyendas que circulan, se dice que Hyon Jong-chol habría sido despedazado con un cañón antiaéreo ante cientos de testigos, todo siguiendo las órdenes de Kim Jong-un.