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Por qué Khamenei podría ser el último líder supremo en Irán

La falta de candidatos de reemplazo anticipa profundos cambios en la estructura de poder del régimen de los ayatollahs

Las protestas antigubernamentales de noviembre y de comienzos de año, en las que se pedía la renuncia de Ali Khamenei, y la ausencia de figuras con suficientes credenciales religiosas o interés político entre los ayatollahs que podrían reemplazarlo son algunas de las señales de que el segundo líder espiritual de la Revolución Islámica, instaurada en 1979, podría ser el último o que al menos habrá cambios dramáticos en la teocracia iraní luego de él.

"Por motivos de edad o por falta de interés, hoy no hay grandes ayatollahs en condiciones de convertirse en líder supremo", señaló el profesor Nicola Pedde, director del Instituto de Estudios Globales, con sede en Roma y especializado en Medio Oriente, que viaja mensualmente a Teherán, a LA NACION.

El rahbar o líder supremo es el jefe de Estado y la máxima autoridad política y religiosa en Irán. De él dependen las Fuerzas Armadas, el poder judicial, la televisión estatal y otras organizaciones claves del poder iraní.

Khamenei, que asumió en 1989, tiene hoy 80 años y problemas de salud, un cáncer de próstata que arrastra ya desde hace tiempo. Pero permanecerá en el cargo hasta su muerte, renuncia o destitución, y su reemplazante debe ser elegido por una Asamblea de Expertos, una especie de cónclave, integrado por 88 clérigos chiitas.

"Sin embargo, la propia Constitución iraní en su artículo 111 establece la posibilidad de que sea un 'comité' el que asuma la máxima autoridad. Claro que eso diluiría el poder de los ayatollahs y convertiría a Irán en una república más presidencialista", explicó Pedde.

La opinión del experto coincide con la de otros especialistas para quienes ya hay señales de que Irán entrará en una época de grandes cambios luego de Khamenei.

"Creo que aunque los ayatollahs encuentren un sucesor, nada será igual luego de él", explicó a LA NACION el profesor Uzi Rabi, del Centro de Estudios Iraníes de la Universidad de Tel Aviv.

¿Qué pueden esperar Irán y Occidente de esos cambios? ¿Continuará Teherán con la carrera para contar con armas atómicas? ¿Cuánto arraigo tiene el sistema teocrático en la población?

La tarea del rahbar no se puede comprender sin explicar lo que significa para el imaginario popular iraní el fundador de la teocracia, Ruhollah Khomeini (1902-1989).

En muchos países Khomeini es visto únicamente como el cruel dictador que asesinó a miles de opositores, impuso un sistema represivo hacia las mujeres, forzó la salida de millones de refugiados y enemistó para siempre a su país con Occidente. Pero para el orgullo nacionalista iraní, fue el único revolucionario exitoso del siglo XX cuyas ideas no provinieron de Occidente -como las del comunismo o el pacifismo-, y entró con creces en la categoría de gran ayatollah, "fuente de emulación", una especie de "santo" entre los chiitas por sus conocimientos, virtud y piedad islámica. De hecho, tras la muerte de Khomeini, fue necesario modificar la Constitución y aligerar estos requisitos para que Khamenei pudiera cumplir su función.

"En la teocracia de 1979, Khomeini era la voz de Alá. Khamenei es apenas un primus inter pares en la Asamblea de Expertos, un moderador", explicó Pedde.

Luego de esta primera generación de revolucionarios contemporáneos de Khomeini, antioccidentales pero también pragmáticos y más prudentes, la segunda generación es mucho más radical, agresiva y menos temerosa de Occidente, como el recordado expresidente Mahmoud Ahmadinejad (2005-2013), que fue quien puso en marcha el polémico programa nuclear iraní.

"Occidente solo puede esperar una radicalización del régimen en los próximos años", consideró el profesor Rabi.

Para él y otros expertos, pese al asesinato por parte de Estados Unidos del general Qassem Soleimani, arquitecto de la exportación de la revolución iraní a la región, en el futuro habrá un fortalecimiento del poder militar "incluso por encima de los ayatollahs", según Rabi.

¿Qué sucederá entonces con las protestas antigubernamentales y la angustiante situación económica de la población, golpeada por las sanciones occidentales por el programa nuclear? ¿Qué apoyo tendrá el liderazgo religioso?

"El 75% de la población es menor de 35 años, y no conoce otra forma de gobierno más que la teocracia. Por eso sus reclamos no son por cambios políticos de fondo sino económicos. Lo que les interesa es una vida mejor. Pero entre la oposición no hay grandes líderes que puedan ofrecer una agenda alternativa clara. Yo creo que en el futuro las protestas reaparecerán una y otra vez y el régimen volverá a aplastarlas. Pero por ahora no se ve un camino alternativo a esta dinámica", concluyó Rabi.

Ali Khamenei

Líder supremo iraní

Es el hombre más poderoso de la teocracia iraní desde 1989. Dependen directamente de él las Fuerzas Armadas, el Poder Judicial, la televisión estatal y otras organizaciones claves. Su sucesor saldrá de la Asamblea de Expertos, de 88 miembros