El vestido de Kendall Jenner es una oda al viejo Hollywood
Un vestido de corsé de tul personalizado. Esta confección de alfombra roja presenta un corpiño inspirado en el viejo Hollywood y cascadas en una falda y cola de color ombré ruborizado. Cuando Kendall Jenner subió las escaleras del Museo Metropolitan de Nueva York enfundada en un vestido transparente que dejaba a la vista su ropa interior y estaba repleto de incrustaciones brillantes nadie imaginaba que en realidad lo que estaba haciendo con ese look era rendir homenaje a Audrey Hepburn. "Es la mayor de las leyendas, siempre he estado obsesionada con ella. Es perfecta", reconoce la modelo en un video grabado para la edición estadounidense de Vogue con motivo de su cuarta aparición en la gala del MET.
La fascinación inicial no nos dejó verlo pero, pasada esta, comprobamos que efectivamente así era, y que la manera de la hermana de Kylie Jenner de rendir tributo a la icónica actriz fue a través de este diseño que Matthew Williams, al frente de Givenchy, creó en exclusiva para la ocasión y que supone la perfecta conexión entre la costura francesa y el cine americano.
Se trataba de una interpretación del vestido que Hepburn lucía en una de las escenas de My fair Lady con ese favorecedor escote y esas exquisitas mangas en cascada. Una pieza para la que, por cierto, cuentan que se necesitaron más de 30 personas trabajando durante 2 500 horas en los últimos tres meses para que lograra tener la apariencia que buscaban.
La de Kendall y Audrey no fue la única conexión cinematográfica de esta gran noche de la moda. Hubo muchas otras que recurrieron al séptimo arte como fuente de inspiración, entre ellas, Emily Blunt.
La actriz conocida por papeles como el de A quiet place se fijó en la cinta musical Ziegfeld Girl fechada en 1941 y cuya protagonista, Hedy Lamarr, aparece envuelta en un vestido blanco tipo túnica y una llamativa tiara llena de estrellas.
Sobre esta base fue Miu Miu quien se puso manos a la hora para lograr con éxito una versión actualizada del vestuario de aquella película y lo que salió fue un asombroso vestido que jugaba con las aberturas, los brillos, las perlas, las cadenas e incluso una capa, de manera magistral. No faltó ni siera el tocado relativo a los astros.
Sienna Miller en cambio no tuvo que irse tan lejos para dar con el look que quería recrear para esta edición de la gala del MET en la que la temática era In America, a lexicon of fashion. Solo necesitó volver la vista a la década de los 90 para convertirse en la Sharon Stone de Casino con su escote halter y su larga melena cargada de volumen.
Lo más curioso es que ni siquiera era esa la intención de la británica sobre la alfombra roja porque en quien verdaderamente se había inspirado era en Barbie. Sí, sí, en la muñeca que la norteamericana Ruth Handler creó en 1959 que cambió el curso de la historia de la juguetería. Ella misma lo contó al llegar con esa prenda de Gucci con motivos florales bordados con lentejuelas, arnés de cristal con abrigo de plumas y sandalias de cuero metalizado. Aun así, resulta inevitable que en nuestra mente veamos al personaje de Ginger.
Por último, otra de las que encontró en la gran pantalla un filón fue Billie Eilish. La joven cantante no recurrió a una película en concreto aunque sí que tenía muy claro que quería a quien parecerse y era a una de las superestrellas de la industria, Marilyn Monroe. Fue entonces cuando se acercó a Laura Kim y Fernando García, al frente de Oscar de la Renta, en busca de un look que bebiera de estas referencias que nada tenían que ver con lo que ella luce habitualmente. Y ellos no solo entendieron lo que quería sino que supieron dar exactamente en el clavo.
Crearon para la artista un vestido de tul con un corpiño y cascadas en una falda y cola de color rosado que bien podría haber lucido en su época la malograda actriz y con el que Billie Eilish logró que su debut en el MET fuera exactamente como ella quería, emulando a lo grande a una de las geniales divas del viejo Hollywood.
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