Kalimba, Doritos y cómo un tuit sobre una campaña colorida y pacifista generó una ola de odio

Irasema Pineda

En una época en que la diversidad sexual abre cada vez más espacios y crímenes como la masacre ocurrida en una discoteca gay de Orlando generan tanta indignación, algunas marcas aprovechan la coyuntura para abanderar la causa y, de paso, lograr algunas ventas.

Tal fue el caso de los Doritos Rainbow (Doritos Arcoíris), lanzados a principios de junio en México rumbo al Día del Orgullo Gay (28 de junio), junto con una amplia campaña que incluyó enviar el producto y una camiseta a las redacciones de diversos medios de comunicación y alentar a los seguidores de la fabricante de botanas a compartir sus fotos en redes sociales.

Imagen tomada de Twitter


La campaña fue bien recibida en general y, durante la marcha en favor de la diversidad, efectuada el 26 de junio, se vieron muchas bolsas de frituras desfilando por ahí. La nota polémica en redes sociales se dio el lunes siguiente (27 de junio), cuando el cantante Kalimba publicó esto en su cuenta de Twitter:

El primer error que cometió el cantante fue adjudicarle el lanzamiento de la botana de colores a la matanza ocurrida las primeras horas del 12 de junio en la discoteca Pulse de Orlando, donde murieron 50 personas y otras decenas resultaron heridas por un tiroteo.

El mismo día de este tuit, Doritos colgó lo que parecería una respuesta directa y que se ha mantenido fija en primer lugar de su perfil desde entonces:

En un momento de tanta tensión por los crímenes cometidos por homofobia y después de las declaraciones de rechazo que llegaron desde diferentes partes del mundo, incluidos líderes mundiales (los presidentes de EE.UU., Barack Obama, y de México, Enrique Peña, por ejemplo), Kalimba debió saber que su comentario no iba a ser bien recibido.

Por supuesto: se convirtió en trending topic y fue objeto de múltiples cuestionamientos y ataques, que abrieron la siguiente etapa del conflicto cuando comenzaron los insultos racistas.

Imagen tomada de Twitter

El cantante no ha retirado el tuit que inició la polémica y en el que como respuesta recibió ofensas de todo tipo, entre las cuales también figuran comentarios cargados de homofobia, clasismo, misoginia y muuucha intolerancia.

Con publicaciones como estas, quienes pretendían censurar la supuesta homofobia del cantante (quizá lo que tuvo fue falta de tacto y malísima elección de palabras) terminaron evidenciando sus propios prejuicios e intolerancias, porque no solo lo atacaron por su color de piel y las acusaciones de abuso de menores de que fue objeto en el pasado, también lanzaron insultos para judíos, mujeres, homosexuales y gente de escasos recursos.

Al siguiente día, Kalimba subió un video en su Twitter en el que aclaró que ama a la comunidad gay y, aunque ofreció disculpas para quienes se sintieron ofendidos por su primera publicación, volvió a cuestionar que se use una comunidad para hacer comercio. “Fue un punto de vista personal al que tengo absoluto derecho y respeto todas las respuestas que obtuve”.

La cuestión aquí es cómo una iniciativa que apela a la tolerancia y el respeto a las diferencias pudo terminar en medio de tantas muestras de discriminación… parece que las redes sociales son solo un reflejo de por qué en México se han registrado más 6 mil 500 feminicidios entre 2013 y 2015, más de mil 200 asesinatos por homofobia los últimos 20 años y que más de 42 lenguas indígenas estén a punto de desaparecer a causa de la segregación de que son objeto sus hablantes.