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Julio Aro, una vida por los caídos en las Malvinas que opta al Nobel de la Paz

Buenos Aires, 22 dic. (EFE).- Al igual que ocurrió con muchos de sus compañeros, una parte del argentino Julio Aro se quedó para siempre en las Malvinas, a las que fue en 1982 para combatir contra los británicos y a las que habría de volver, en 9 ocasiones, para reparar la memoria de los soldados caídos, una labor que lo ha llevado a ser candidato al Nobel de la Paz 2021.

Donde muchos de los excombatientes encontraron una botella o incluso el suicidio, Aro decidió llenar el vacío de la guerra dedicando su vida a identificar a sus compañeros muertos en combate, que durante décadas descansaron en tumbas anónimas en las islas, sin que sus familiares pudieran nunca despedirse de ellos. En total, en el conflicto murieron 255 británicos, tres isleños y 649 argentinos.

"Cada uno de nosotros salió de la manera que pudo del conflicto, no de la manera que quiso, muchos con alcohol, con drogas con juego, con suicidio... se han suicidado un montón porque no encontraron otra forma de salir. Mi forma de salir de este despelote es con lo que estoy haciendo", relató a Efe.

En 2008 decidió regresar por primera vez a Malvinas a "buscar a ese Julio que había ido en el 82, porque el Julio que vino no era el mismo", y ese viaje le permitió conjugar el dolor y comenzar un proyecto que lo llevó a identificar a 115 soldados argentinos enterrados sin nombre con la colaboración de la Cruz Roja, el excoronel del ejercito británico Geoffrey Cardozo y el vocalista y cofundador de Pink Floyd Roger Waters.

PRIMER VIAJE A LONDRES Y ENCUENTRO CON CARDOZO

Ese mismo año viaja por primera vez a Londres, invitado por el grupo de excombatientes británicos SAMA 82, para presentar el proyecto "identidades compartidas", que buscaba unir a madres de soldados argentinos y británicos, y en ese viaje le asignaron un traductor que a la postre cambiaría su vida: Geoffrey Cardozo.

La afinidad entre argentino y británico creció con el paso de los días, aunque en aquel momento Cardozo todavía no había revelado su verdadera identidad, ya que él fue uno de los encargados de dar sepultura a los soldados argentinos en el cementerio Darwin de Malvinas.

"A partir de ahí Geoffrey pide estar siempre con nosotros, yo no sabía quien era él, hasta el ultimo día, un sábado que queríamos ir a ver a 'Carlitos' Tévez y nos dicen: 'no, no, no hay ningún Tévez, hay otra reunión'", recordó Aro.

En ese momento el excoronel les contó lo que había hecho y les entregó un sobre con informes y fotos de los soldados, del que afirma que, aunque no supone un secreto de Estado, solo existen otras tres copias en el mundo, una en manos de la Cruz Roja y las otras dos en poder de los Gobiernos del Reino Unido y Argentina.

"Cuando lo abrimos en el taxi empezamos a ver imágenes, fotos de compañeros nuestros tapados con una frazada (manta) como los habíamos dejado (...). Ese informe, cuando lo pudimos hacer traducir, que llegamos a nuestro país, me da mucha bronca y mucha impotencia porque en ese informe explica que llamaron tres veces al Gobierno argentino, él hizo la ultima ceremonia, donde enterró a todos los compañeros en Darwin el día 19 de febrero del 83", subrayó.

COMIENZA LA LUCHA, EL IMPULSO DE ROGER WATERS

Cuando abrió ese sobre su vida no volvería a ser la misma, y desde ese momento se dedicó a luchar por la identificación de los combatientes enterrados en las 123 tumbas del cementerio de Darwin (hay un total de 230 lápidas) bajo la leyenda "Soldado argentino solo conocido por Dios", para lo que fundó la organización "No me olvides".

Su iniciativa tuvo un empujón fundamental en 2012, cuando a través de la periodista Gaby Cociffi, quien también colabora en la causa, consiguió contactar a Roger Waters, que viajaba a Argentina para dar un concierto, y este le hizo llegar el mensaje a la por entonces presidenta Cristina Fernández (2007-2015).

"Esas personas que estaban rodeando a la presidenta, que nos habían dicho que no, cuando llega Roger Waters, saca el sobre y se lo entrega, al otro día nos manda a llamar. La presidenta sale diciendo: 'vino Roger Waters y me pidió por los soldados argentinos y los soldados ingleses'", afirmó.

Waters quiso también conocer a las madres de los soldados fallecidos, e invitó a 100 de ellas a los dos conciertos que dio en el estadio de La Plata, en los que pudo hablar y solidarizarse con ellas sobre un tema que le produce especial empatía, ya que su abuelo y su padre desaparecieron en combate en la Primera y Segunda Guerra Mundial, respectivamente.

ACUERDO PARA LA EXHUMACIÓN

En 2016, ya durante el Gobierno de Mauricio Macri (2015-2019), Argentina y Reino Unido firman un acuerdo para la exhumación de 122 tumbas para tomar muestras e identificar los cuerpos, tarea que desarrollan la Cruz Roja y el Equipo Argentino de Antropología Forense.

Esta labor permitió hasta la fecha la identificación de 115 soldados, mientras que en el caso de los siete restantes, de los cuales se tomaron también las muestras, no se pudo encontrar a familiares para realizar los estudios.

Esta es una de las tareas pendientes que Aro y el resto de organizaciones y colaboradores tienen por delante, junto a una segunda parte del proyecto que contempla la exhumación de una tumba en la que se enterraron 4 cuerpos con nombres incorrectos.

"Hay que hacer un segundo plan de proyecto, porque hay una tumba que está mal nombrada, ya firmaron para que en abril o mayo se abra esa tumba, que es la C110, porque hay 4 cuerpos que están compartiendo esa tumba y no son esos nombres", subrayó.

REPARACIÓN A LOS FAMILIARES

Además de colaborar con la identificación, la fundación que dirige Aro se dedica a la reparación de las familias, y en varias ocasiones pudo llevar a los padres y las madres de los soldados fallecidos a visitar las tumbas de sus hijos, que ahora ya no son solo conocidos por Dios.

"Eso es lo bueno, darle esa paz a los papás. Todos los papás que están vivos y los que fallecieron, pero fallecieron sabiendo donde está su ser querido, y eso no tiene precio, no te lo paga nada, hasta el Premio Nobel queda muy chiquito", destacó.

Aro, cuya candidatura al Nobel en su edición de 2021 comparte con Cardozo y fue propuesta por la Universidad de Mar del Plata, afirma que su única preocupación es la felicidad de los familiares, por lo que rehuye de las polémicas que surgieron en torno a su postulación al prestigioso galardón, con la que no todos los excombatientes están de acuerdo.

"En lo personal creo que si no hay justicia no puede haber paz. Esto implica si no resolvemos nuestro reclamo, la paz es una quimera", destacó a Efe el exsoldado Jorge Cosentino.

Aro considera que "el mejor acto de soberanía es ponerle nombres y apellidos a cada uno de los compañeros", y aunque comparte el reclamo de soberanía sobre las islas, no cree que se pueda llegar a conseguirlo por la vía bélica.

"Las Malvinas son argentinas, fueron argentinas y serán argentinas pero bajo otro tipo de forma, no de la guerra. No lo veremos, no lo verá mi hija, no la verá mi nieto, no se cuando la veremos", concluyó. Aitor Pereira

(c) Agencia EFE