Juanse, rock, excesos y religión: "Es una realidad la conversión luego de la oscuridad"

"Mi nombre es por Bach", dice Juanse a LA NACION en un mediodía donde a este Juan Sebastián rockero y cercano se lo percibe con muchas ganas de hablar. Johann Sebastian Bach nació en Eisenach, el 21 de marzo de 1685. Juan Sebastián Gutiérrez en Buenos Aires, el 3 de junio de 1962. A Juanse y a Bach, cada cual ilustre en lo suyo, los separan 277 años, pero los une mucho más que el nombre.

La familia de Bach dio vida durante más de doscientos años a destacados músicos y compositores. Juanse se crió en Villa Devoto estimulado en las artes por su padre, que era un compositor de música clásica y su madre, una experta en arte. Universos atravesados por la sensibilidad. En tiempos de Bach, parte del mundo se diezmaba ante las pestes de fiebre amarilla y tifus. A Juanse le toca lidiar con la pandemia de Covid-19. No hay documentación exhaustiva sobre cómo afectaron a Bach las epidemias de su tiempo. Con Juanse, lógicamente, la cosa es diferente. Como a sus colegas, la posibilidad de un concierto vía streaming le permite un intento de acercamiento hacia esa normalidad perdida.

"Interiormente sabía que esto iba a durar bastante y que iba a perjudicar la convocatoria de grandes grupos de personas, así que hubo que tranquilizarse y reordenar la forma de planear el año", reconoce el solista de identidad propia y el líder de una banda referencial como Los Ratones Paranoicos. El show promete ya desde su nombre: "La noche del líder: Juanse y amigos". El líder es el Bach que, desde hace dos décadas, vive en Belgrano y los amigos son Gabriel Carámbula, Zorrito Von Quintiero y Fachi, ex Viejas Locas. "Tocaremos temas no tan difundidos y los que son muy conocidos en agradecimiento a esa gente que nos sigue desde hace treinta años", promete.

Luego de cancelar una gira por Alemania, Francia y España que incluía 12 conciertos, este domingo 25 de octubre a las 20, desde el Movistar Arena, será el momento de su redención. Acaso una liberación tan poderosa como aquella que experimentó cuando se convirtió en un confeso practicante de la fe católica. Si de salvaciones se trata, el Juan Sebastián de Villa Devoto tuvo varias.

Juanse reconoce que "postergar los shows en Europa impacta en nuestra forma de vida y en las vivencias. Todo es muy complicado, tengo a mis hijos viviendo en Londres y no los pude ir a ver". El músico naturaliza la repercusión de su música en Europa, continente al que visita frecuentemente y en el que ofrece conciertos en ciudades como Berlín, poco habituadas a la música argentina: "Te voy a contar algo, llamémoslo confesiones de primavera: con esos 12 shows puedo estar un año o dos sin trabajar, así que la postergación nos causó un problema muy grande. Somos músicos, vivimos de esto y es muy doloroso ver que estamos en el último lugar. Somos conscientes de lo que pasa, ya no tengo veinte años y no estoy de bar en bar, ni de show en show. Tengo 58 y así como me doy cuenta de la realidad, también noto la falta de preocupación por nosotros. Deben pensar que somos millonarios o que no sentimos nada. Te duele, porque cuando las papas queman en lo social es la música, de todos los estilos, la que sostiene el ánimo de la gente. Yo le agradezco a Dios que haya sucedido en esta época y lo providencial de haber grabado antes el disco 222 Biograma con Andrew Loog Oldham". El músico se refiere al nuevo material del que ya se conocen los cortes "Muchacho corazón" y el reciente "Ataque de nervios", trabajos realizados junto a quien fuera el primer manager de The Rolling Stones. Juanse agradece a Dios y no será la única vez a lo largo de la charla que esboce su creencia y su fe.

-¿Qué considerás que seduce de tu música a públicos tan disímiles como los de Berlín, Barcelona o París?

-Siempre destacamos nuestros aspectos negativos, pero el mundo necesita del talento argentino. Por eso la importancia del Papa Francisco, Astor Piazzolla o Lionel Messi. El mundo ve en nosotros una conjunción de todo lo que les gustaría ser: un poco arrogantes, fanfarrones, aprecian nuestro humor. Somos divertidos y ellos no, y lo digo con respeto por esas etnias. Ellos para divertirse tienen que alcoholizarse si o si, porque tienen una distancia natural. Por eso el alcohol hace estragos. Nosotros sin un mango en el bolsillo les podemos organizar la fiesta.

-¿Te considerás un clásico del rock nacional?

-No. Creo que soy una persona de catálogo. A donde vayas habrá un disco mío o de Ratones en un anaquel. Ratones si puede ser un clásico porque tiene una carrera monumental. Somos "la" banda de rock and roll y logramos imponerlo no solo en Argentina.

-¿Cómo es ese rock and roll?

-Todo el mundo lo llama Stone, la comparación es inevitable. Pero nuestros orígenes están más vinculados a Lou Reed, Sex Pistols, que son bandas que no se propusieron vivir todo el resto de su vida ante enormes multitudes. A nosotros se nos dio. Andrew dijo que lo que le pasa a los Ratones con los Rolling es lo que les pasaba a los Rolling con Chuck Berry.

En 2017, Ratones tocó en el Hipódromo con Juanse, luego de su partida y regreso a la banda. Tal fue la repercusión que se debió montar una platea anexa para poder dar respuesta a la formidable respuesta de los fans. "Estamos muy agradecidos porque el público es prójimo, y el prójimo es uno también. Si uno se trata bien a sí mismo y al otro, trata bien al público, y, en consecuencia, la gente va a responder. Ya tenemos cierta edad y en los conciertos vemos a padres con hijos, hijos que vienen con sus parejas. Por eso, hoy nos quejamos porque no estamos tocando, pero tenemos que agradecer todo lo que pudimos tocar".

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-Sos muy reservado, no se sabe mucho de vos.

-Hay estrellas que se tienen que ocultar todo el tiempo porque si no tendrían que dar explicaciones de todo. No es mi caso.

-¿Cómo es tu vida?

-Estoy casado desde hace 27 años, vivimos juntos hace 28 y tuvimos a Bárbara y Dalan. A mí me gusta estar en mi casa, conviviendo con la lectura y escuchando música, había dejado de hacerlo, pero ahora estoy escuchando un poco más.

-Contame lo último que escuchaste y lo último que leíste.

-Si te cuento, te puedo llegar a desmantelar el cerebro.

-Desmantelá tranquilo.

-Lo último que escuché fue la "Ascensión" de Bach. En cuanto a la lectura, leo varios textos a la vez porque estoy estudiando. Los últimos autores que estuve leyendo fueron Hans Urs von Balthasar, José Luis Descalzo, Romano Guardini y Heriberto Rivas.

-¿Qué estudiás?

-Teología en el ISMA, por lo tanto tengo que estar al corriente de San Agustín, de los autores considerados los padres latinos, es hermoso.

-¿Cuándo nace en vos la fe?

-Intuitivamente, siempre fui creyente. El otro día encontré una foto donde estoy en la cama de mi departamento de soltero y se ve que hay colgada en la pared una cruz con un rosario. Me llamó la atención porque no estaba en el estado en el que estoy ahora.

-¿Cómo es este tiempo?

-La conversión tiene su momento de fervor y luego se va transformando en una rutina, ese es el riesgo de no sentir lo que se hace. A mí eso no me sucede.

-¿Había antecedentes religiosos en tu entorno?

-Un bisabuelo fue obispo de San Nicolás, mi mamá fue siempre muy católica, y yo estudié en el Cardenal Copello de Devoto. Tengo algunos elementos encima.

-No quiero caer en el lugar común, en el melodrama de la persona que cayó en oscuridades y luego pudo superarse pero, ¿algo de eso hubo en tu vida?

-Es una realidad la conversión luego de la oscuridad, si no sobreviene ese acontecimiento, hay problemas, el espíritu se trastoca. Dios nos pone a prueba, nos baja a lo más profundo, a la oscuridad. Con la figura de Jesús y en la fe estamos salvados. Es feo decirlo, pero he llegado a ser una gran autoridad de la oscuridad, la conozco perfectamente bien. El diablo quiere hacernos creer que no existe, esa es su misión, pero existe, está, aparece y tiene forma, es una energía palpable como lo es Dios. Es invisible, pero existe. El teólogo español Descalzo dice que los milagros no son otra cosa que la fe de quien va a recibirlos. Jesús podría haber evitado venir acá, pero vino.

-¿Cuál sería la finalidad del ser humano?

-Nosotros fuimos creados para alabar a Dios, pero la sociedad es muy superficial privilegiando el consumo, los ídolos, las apariencias, cosas totalmente alejadas de la espiritualidad. Los judíos ortodoxos que se encuentran en oración permanente se tornan raros para el mundo de hoy. Eso, entonces, produce pudor, hace que no proclamen su fe. Estamos súper aplastados por la comida, la marca de la ropa, el fanatismo, la ideología, la política. Entonces si decís que tenés que amar a tu enemigo, sos un idiota.

-La conversión no es de un día para otro, es un proceso. Sin embargo, ¿existió un hecho puntual que te llevara a transitar tu fe?

-Todo te va convirtiendo, es algo que se manifiesta. Uno no va a buscar, sino que es él quien sale a tu encuentro. Ese es otro signo más de nuestra soberbia.

-¿A qué te referís?

-A que creemos que somos nosotros los que vamos a buscar y encontramos a Dios. No es así. Él sale a nuestro encuentro. En algunas personas se manifiesta en situaciones muy complicadas, en otras, como sucedió con Carlo Acutis, en tan solo quince años hizo tantas más cosas por el prójimo que muchos gobiernos por su pueblo.

-Dios viene al encuentro, pero hay que estar preparado, abierto, para recibirlo. ¿O no?

-Si, pero Dios se adapta a los tiempos. Hoy no es necesario estar dentro de una religión, hay gente atea o que no conoce a Dios y actúa mejor que más de uno que va los domingos a misa. Esos se van a salvar seguro. Dios valora mucho más a ese que, sin conocerlo, actúa bien, que al que está todo el día de rodillas.

-Hacer música, ¿es un acto de divinidad?

-Te voy a sorprender: lavar un plato con amor es un acto divino. Lo ordinario: regar una planta, un mozo que atiende bien, eso es divino. Vos y yo, en este momento, estamos santificando nuestros oficios.

En el documental Juan Sebastián de Diego Levy, se aborda la vida cristiana de Juanse y su ferviente fe religiosa. En un pasaje del material el músico afirma: "El rock and roll vendría a ser mi Evangelio", toda una definición del rocker maduro que considera que "la pobreza es uno de los grandes tesoros que podés tener en tu vida".

-¿Por qué?

-Porque es lo que te va a enseñar a disfrutar todo lo que viene después. No se puede pensar que serán solo los 70 u 80 años de esta vida, esto es una preparación para lo que va a venir.

-¿Mantenés vínculo con el Papa Francisco?

-Si, gracias a Dios lo vi en tres oportunidades, la última fue muy especial: el año pasado fui a la Asamblea de la Juventud y pudimos mantener un encuentro en Santa Marta. Una cosa es verlo en público y otra en privado, en intimidad. Las veces anteriores habían sido en público, aunque me había prestado un ratito de atención.

-¿Cómo fue el último encuentro en privado?

-Esta vez me quedé en silencio. Lo único que atiné es a dar un paso hacia adelante y decirle: "Padre Jorge, ¿me podrías dar una bendición?". Me hizo una imposición de manos y hablamos un poquito sobre lo que él había dicho con respecto a San Pablo. Cuando llegué al hotel estaba a quince centímetros del piso. Fue impresionante.

-¿Dónde se encuentran las respuestas sobre la eternidad del ser humano?

-Cada uno puede encontrar sus respuestas de todas las formas posibles. Yo soy un gran devoto de la resurrección de Cristo. Creo en eso porque lo viví en carne propia, puedo dar fe de eso.

-Tu vida fue una gran resurrección.

-Es eso, no tengo más nada que agregar.

Rolling porteño

El vínculo de Juanse con Andrew Loog Oldham podría definirse desde la fe. Algo se alineó para que sus vidas se cruzaran. "Siempre tuve contacto con él, es un personaje que me interesó mucho, incluso más que Jagger o Richards. De adolescente hablaba mentalmente con Andrew, era un juego. Hacía de cuenta que era mi productor".

-¿Cómo se generó el vínculo?

-Grabando nuestro primer disco con Ratones para Sony Music, el técnico no tuvo mejor idea que interrumpir la sesión para ir al baño. Esperando que regresara, veo algo que salía de su maletín que me llamó la atención, fui muy atrevido y tomé ese papel. Era un escrito de Andrew. Cuando volvió el técnico al estudio le consulté si lo conocía, me dijo que sí y me pasó su número de teléfono. Al otro día, al mediodía, lo llamé.

-¿Te atendió?

-Me atendió.

-El sueño del pibe...

-Él hablaba un pésimo castellano y yo un mal inglés, pero nos entendimos. Me preguntó cuántos discos teníamos, le dije que estábamos grabando Tómalo o déjalo, nuestro cuarto trabajo. En ese mismo momento me pidió escuchar todos los discos. ¿Cómo hago? Le propuse enviárselos, pero él los quería en ese momento. Yo tenía un teléfono viejo de Entel, así que le fui haciendo escuchar cada uno de los discos de esa forma, incluido el último, porque ya tenía el acetato.

-¿Cómo es el vínculo hoy?

-Podría asegurar que somos familia. En la vida musical tenemos dolores, pero también esas alegrías.

Acaso esos encuentros prodigiosos constituyan una de las tantas resurrecciones de Juanse, el ídolo que superó las adicciones, que dejó atrás los subsuelos oscuros y hoy se da el permiso para afirmar que puede amar hasta a un enemigo. Así siente el Juan Sebastián de Devoto que apela a la "Ascensión" de Bach para confirmar la presencia de un Dios tangible que atravesó su vida tanto como el rock.

juanse & Amigos, La noche del líder. El domingo a las 22. En Movistar Arena. Entradas