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Joven, urbano y blanco: el presidente que espera España

Por Isla Binnie

MADRID (Reuters) - Mientras se preparan para votar en las elecciones nacionales con mayor incertidumbre en décadas, los españoles pueden tener claro, independientemente de la campaña electoral de los partidos, que su próximo presidente será un hombre joven, cosmopolita y blanco.

Los principales candidatos en la votación del domingo muestran una falta de diversidad que ha dejado a algunos votantes en riesgo de no sentirse representados, dicen los comentaristas políticos.

Las encuestas muestran que hasta cuatro de cada diez votantes aún están indecisos y ningún partido está cerca de ganar la mayoría.

Las mujeres, los trabajadores del campo o las personas de más edad, especialmente de las zonas que ahora se conocen como "la España vacía", no se ven reflejados en este plantel de candidatos.

"Hemos acabado con algo así como un catálogo de El Corte Inglés", dice el consultor de comunicación política Luis Arroyo, refiriéndose a una famosa cadena española de grandes almacenes.

Un debate televisado previo a las elecciones el lunes por la noche hizo poco para disipar esa impresión.

No surgió un ganador claro, y las imágenes de los tres candidatos principales, el socialista Pedro Sánchez y los conservadores Pablo Casado y Albert Rivera, con trajes azul oscuro prácticamente idénticos, circularon por los medios nacionales e internacionales.

Santiago Abascal, el líder del partido de extrema derecha Vox, excluido del debate porque su partido aún no tiene escaños parlamentarios, tuiteó una foto de unos loros (guacamayos) azules y amarillos poco después de que terminara el debate con el título: "Encuentra las diferencias".

'PEDRO EL GUAPO'

Sánchez, el presidente saliente y líder en las encuestas con alrededor del 30 por ciento de los votos, se ganó el apodo de "Pedro El Guapo" en su carrera política tras aterrizar en la sede socialista como un joven recién llegado entre una multitud de políticos de mayor edad.

Pero a medida que se ha ido fracturando el panorama político español en los últimos cinco años, cada vez más hombres jóvenes y cosmopolitas están ocupando el escenario político.

A sus 47 años, Sánchez es ahora el candidato de mayor edad. La última vez que se presentó para el cargo, en 2016, perdió ante el conservador Mariano Rajoy, por aquel entonces de 61 años.

Su oponente conservador es Pablo Casado Casado, de 38 años, con una imagen muy aseada, mientras que Rivera, líder de Ciudadanos de centro-derecha y esculpido con las mismas características y los mismos trajes, es un año mayor.

Incluso Abascal, líder de Vox de 43 años, tiene educación universitaria, mantiene su barba cuidadosamente recortada y suele llevar corbata.

Solo la coleta de Pablo Iglesias, quien tomó la fuerza del movimiento antiausteridad para entrar en el parlamento en 2015, pone la nota discordante a este patrón. Aún así, Iglesias se viste de manera más casual aunque mantiene una apariencia estudiada dada su experiencia en televisión. El lunes por la noche no llevaba traje.

Mientras que los profesionales más jóvenes de las ciudades pueden reconocerse en los candidatos, las personas de zonas menos avanzadas tecnológicamente y menos pobladas del país pueden tener dificultades para sentirse representados.

"Reflejan a esta generación de personas, muchas de las cuales estudiaron en universidades públicas y realizaron másters", dice Arroyo.

"La otra España, que es más rural y que se está vaciando, no se ve reflejada de ninguna manera", concluye.

Los residentes de las regiones despobladas se manifestaron en Madrid el mes pasado en lo que llamaron una "revolución pacífica", subrayando las preocupaciones de un grupo demográfico que siente que ha sido olvidado.

¿PREJUICIOS DE GÉNERO?

A pesar del visible cambio generacional, pocas mujeres españolas han logrado llegar a primera línea política.

"En términos de igualdad de género, definitivamente hay mucho margen de mejora", dice el analista de Eurasia Federico Santi.

Sánchez describe a su Gobierno, en el que la mayoría de los ministros son mujeres, como feminista, y Podemos cambió el nombre de su agrupación parlamentaria a Unidas Podemos para esta campaña para reflejar su compromiso con los derechos de las mujeres.

Dos partidos tienen mujeres como portavoces de primer orden: Inés Arrimadas, de Ciudadanos, ha liderado la cruzada de su partido contra la independencia de Cataluña, mientras que Irene Montero es una destacada diputada de Podemos.

Pero ninguna es líder de algún partido y, dentro de ellos, las mujeres suelen quedar relegadas a roles de apoyo, dice Santi.

La falta de diversidad racial entre los candidatos ha llamado la atención, sin embargo, está en línea con la relativa homogeneidad étnica de España, donde solo un poco más del 10 por ciento de la población residente tiene nacionalidad extranjera.

(Información de Isla Binnie; Edición por Ingrid Melander y John Stonestreet; traducido al español por Elena Rodríguez y Belén Carreño)