Anuncios
Elecciones México 2024:

Cobertura Especial | LO ÚLTIMO

Joven refugiada encuentra al hombre que la hizo feliz hace 24 años

Joven refugiada encuentra al hombre que la hizo feliz hace 24 años

Por Gerardo Fernández-. Por fin pudo Mevan Babakar darle las gracias al hombre que la hizo tan feliz cuando ella tenía apenas 4 años.

Babakar había llegado a Holanda de Irak en compañía de su madre. Ambas, miembros de la minoría kurda, huían de la Primera Guerra del Golfo. Su trayecto había sido largo: Turquía, Azerbaiyán y Rusia… Por último, fueron acogidas en el campo de refugiados de Zwolle, en Holanda, donde permanecieron dos largos años, entre 1994 y 1995.

Fue allí que un hombre le hizo a la niña de 5 años un regalo que no ha olvidado por el resto de su vida: una bicicleta.

Según le contó ella misma a Newsweek, el hombre dirigía el almacén donde los solicitantes de asilo y refugiados iban a buscar suministros.

Ahora, con 29 años y asentada en Londres, la joven ha acudido a las inextricables ramificaciones de una red social como Twitter para intentar dar con la identidad y el paradero de aquel generoso benefactor.

“Hola Internet —escribió en su tuit—, esto es una posibilidad remota, PERO, fui una refugiada durante cinco años en los años 90 y este hombre, que trabajaba en un campo de refugiados cerca de Zwolle, en los Países Bajos, me compró una bicicleta por la amabilidad de su propio corazón”.

“Mi corazón de cinco años explotó de alegría —prosiguió—. Solo quiero saber su nombre. ¿Me ayudan?”

“Mi madre siempre lo describió como alguien que la había hecho sentir como un ser humano cuando a menudo la trataban como a un número —comenta la joven—. Él escuchaba sus historias y la trataba con amabilidad y respeto”.

Ninguna de las dos olvida su gesto: estaban a punto de abandonar el campo de refugiados, cuando el hombre las visitó y les regaló dos bicicletas, una para la madre, otra para la niña.

Un gesto conmovedor

“Fue un gesto muy hermoso” —insistió Babakar, quien ahora trabaja en una organización benéfica en el Reino Unido.

“En primer lugar, ¿qué niño no quiere un regalo realmente grande?”, insistió.

Pero lo más importante fue haber recuperado, dice, la sensación de autoestima luego de tantos días de penurias e incertidumbre.

“Yo era una niña que realmente no recibió regalos —relató Babakar—. Como refugiado, no tienes mucho dinero para compartir... Aquello era un gran problema para mí”.

“Lo que quiero decir es que nunca sentí que merecía un gran regalo como ese... y cuando alguien que no es tu madre y tu padre viene y te dice que mereces esta gran cosa, eso hace que te veas de manera diferente”.

Lo singular de esta historia es que tras más de 3,000 retuits, Mevan Babakar pudo dar con el paradero de aquel hombre que le devolvió el brillo a sus ojos.

“¡¡LO ENCONTRAMOS!! —escribió en Twitter unas horas después de su primer anuncio—. Chicos, sabía que Internet era genial, pero esto es otra cosa”.

La suerte quiso que sus palabras fueran leídas por Arjen van der Zee, un fotógrafo residente en el mismo Zwolle que inmediatamente reconoció al hombre barbudo y con gafas sostenidas por un cordel. Era uno de sus antiguos colegas en el campo de refugiados y desde hacía unos años vivía en Alemania.

También fueron valiosos tres artículos en la prensa local, un reportaje en video y mensajes de búsqueda lanzados a medio planeta.

Ubicado el hombre, Mevan Babakar preparó una maleta y salió a su encuentro.

“Necesito sentarme y pensar en lo que le quiero decir exactamente, pero creo todo se reduce a un 'gracias' —le confesó a Newsweek a punto de emprender su viaje—. Aunque no solo soy yo quien quiere darle las gracias; también está mi madre”.

Emotivo reencuentro

Según un reporte de BBC, tras encontrarse, el hombre la felicitó por ser una mujer fuerte y valiente.

“Este es Egbert —tuiteó ella nuevamente—. Él ayudó a refugiados en los años 90. Estaba tan feliz de verme… y estaba orgulloso de que yo me hubiera convertido en una mujer fuerte y valiente”.

“Cultiva orquídeas. Tiene una familia hermosa. Dijo que se sentía como si nunca me hubiera ido”, escribió.

“Él pensaba que la bicicleta había sido un gesto demasiado pequeño como para hacer tanto barullo —abundó—, pero está muy contento de que esta haya sido la clave para volver a unirnos”.

Ambos evocaron que entonces el hombre también había invitado a la familia kurda a pasar las Navidades juntos.

“Las pequeñas acciones pueden tener grandes consecuencias. La amabilidad que me mostraron Egbert y su familia me acompañará toda la vida, y me sigue formando como persona”, dijo Babakar.

Babakar aseguró que nunca se imaginó la repercusión que iba a adquirir su anuncio.

“Ni en mis sueños más salvajes pensé que lo encontraría al día siguiente —dijo—. Estoy conmocionada.”