Joe Biden presidente: el final soñado para una carrera política de medio siglo

NUEVA YORK.- Después de una de las campañas más atípicas y polémicas de la historia, Joseph Robinette Biden Jr. se alza como presidente de Estados Unidos. El hombre que asumirá con 78 años -el más longevo- alcanzó la máxima oficina pública en su tercera carrera presidencial, algo sólo igualado por el exmandatario Ronald Reagan en los 80.

Con cincuenta años de carrera política y dos décadas de intentos por alcanzar la presidencia, el rival de Donald Trump luchó para recibir uno de los desafíos más grandes de su vida profesional. En un Estados Unidos atravesado por la pandemia de coronavirus, Biden se preparó para heredar un país consumido por la cantidad de muertes y la división social que, según dijo, deviene de una presidencia mancillada por las mentiras del mandatario republicano.

"Cada familia que ha experimentado una pérdida desgarradora debe encontrar su propio camino en tiempos difíciles, y Joe lo comprende", aseguró su mujer Jill Biden, y destacó: "Porque lo ha vivido".

Desde los comienzos de su carrera política, Biden fue atravesado por el dolor y las pérdidas. A los 29, en su primer año como senador por Delaware, sufrió la muerte de su primera mujer Neilia y de su hija, Naomi. En 2015, vio morir a su hijo Beau de cáncer de cerebro, una experiencia que -según reveló- hizo que casi abandonara la política.

En la fe católica, Biden encontró una forma de paliar su sufrimiento. Esas tragedias le permitieron cimentar empatía con el pueblo estadounidense. Su narrativa quedó solapada en su discurso político, y su campaña se marcó por la construcción de esos vínculos con el electorado.

Hasta llegar a convertirse en candidato, su propio partido estaba seriamente fracturado. Hubo un momento en que los demócratas tuvieron unos 20 candidatos presidenciales: no se veía una figura que pudiera unir a todos. "Había una división seria, y él pudo reunir al partido. Lo que él ofrecía como candidato es que se presentó como alguien que hablaba por todo el país", explicó a LA NACION el letrado Samuel Issacharoff, exasesor de Barack Obama.

Después de tres intentos, Biden llegó a estos comicios presidenciales con una ambiciosa misión que le ha ganado comparaciones mediáticas con el expresidente Franklin Delano Roosevelt: unir a un Estados Unidos sumergido en una de sus peores crisis, y diagramar un plan que rediseñe los esquemas de la sociedad estadounidense.

Sus casi cincuenta años de carrera política, su carta de presentación. Producto del establishment político, Biden trazó su camino hacia la Casa Blanca fiel a su estilo moderado, pero con promesas de alinearse a políticas progresistas. En este sentido, la elección de Kamala Harris como compañera de fórmula fue un fuerte gesto especialmente dirigido al ala progresista del partido, y algo que también le valió fuertes críticas del presidente Trump, quien tildó a Biden y su compañera de "socialistas".

En términos reales, el rol que podría llegar a ocupar la exsenadora de California en las políticas del gobierno de Biden todavía no fue aclarado, pero según Issacharoff hay una lectura posible. "En las presidencias sanas de los últimos veinte años, bajo [Bill] Clinton, bajo [George] Bush, bajo [Barack] Obama, el vicepresidente es una parte importante del aparato de gobernar: la presidencia es simplemente demasiado complicada como para que el presidente tenga la capacidad de ocuparse de todo; y eso ha sido una evolución en el rol del vicepresidente", dijo el letrado que asesoró al expresidente demócrata, y remarcó: "Si Biden gana, ese rol va a seguir creciendo con Harris".

Clase media

Durante años, Biden cultivó la personalidad de alguien de clase media y raíces duras. Abogado de profesión -aunque prácticamente no ejerció como letrado- es el hijo de un vendedor de autos que en la década del '50 perdió su empleo y debió migrar de Scranton, Pensilvania, a Wilmington, Delaware.

En Wilmington, Biden trabajó como salvavidas en una pileta de un barrio humilde, donde -según confesó- aprendió de las injusticias y desigualdades, lo que despertó su interés por la política.

Orgulloso de sus orígenes trabajadores, Biden utilizó esta faceta para compararse con el presidente Trump en reiteradas oportunidades. "Veo esto como una campaña entre Scranton y Park Avenue", dijo Biden, al marcar un contraste entre su ciudad industrial y el lujoso estilo de vida de Trump en Manhattan.

En una elección entre opuestos para nada complementarios, Biden instó a los votantes a hacer un cambio para recuperar "el alma de la nación". "Mi padre siempre decía: 'Campeón, cuando te derriban, te levantas'", recordó Biden a principios de este año, y continuó: "Me han derribado muchas veces en mi vida, como muchos estadounidenses,­ pero siempre me vuelvo a levantar. Esa es la resistencia del pueblo estadounidense. Si tenemos la mitad de la oportunidad de luchar, no hay nada que no podamos hacer".