Japón presenta su proyecto de base lunar con gravedad artificial

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Concepto The Glass, una base lunar con gravedad artificial | Universidad de Tokio, Kajima Corporation
Concepto The Glass, una base lunar con gravedad artificial | Universidad de Tokio, Kajima Corporation

Cualquier apasionado de la ciencia ficción tiene su propia nave espacial favorita y es difícil ponerse de acuerdo en cuál sería la más soñada. Cada una de ellas ofrece sus características particulares, ventajas y desventajas pero cuando se trata de largos viajes interestelares todas tienen un elemento indispensable: un sistema de gravedad artificial. La Discovery 1 de Clarke y Stanley Kubrik en “2001: Una odisea del espacio”, la U.S.C.S.S. Nostromo en “Alien”, la Endurance en “Interestellar” o la mismísima Estrella de la muerte de Star Wars… todas, ya sean naves, cargueros espaciales o grandes estaciones, poseen algún tipo de instalación que permite a sus ocupantes poner los pies en el suelo y no andar flotando de un lado a otro durante días, meses o años…

Sin embargo, la idea de crear gravedad artificial no se limita a la literatura y el cine. Desde el inicio de la carrera espacial han surgido diferentes proyectos (e incluso alguna que otra tentativa) de conseguirlo. Resulta sorprendente saber que, ya por el año de 1966, la misión Gemini 11 de la NASA intentó producir gravedad artificial rotando la cápsula alrededor de la etapa Agena e incluso logró generar una pequeña cantidad de gravedad artificial, encendiendo sus propulsores laterales para rotar. Evidentemente la fuerza resultante fue demasiado pequeña para ser sentida por ningún astronauta pero se observaron objetos moviéndose en el "suelo" de la cápsula.

Desde aquel distante 1966 han ido apareciendo diversos planes e ideas hasta llegar a esta misma semana en la que la Universidad de Tokio en colaboración con los ingenieros de Kajima Corporation han ofrecido una llamativa rueda de prensa, en la que afirman que “la vida del ser humano en la Luna, Marte y en el espacio es inminente” por lo que debemos avanzar en el desarrollo de sistemas de gravedad artificial.

El planteamiento más potente se ha denominado “The Glass” (El Cristal) y su ambicioso objetivo es simular la gravedad de la Tierra en los dos puntos de interés espacial más cercanos: la Luna y Marte. Nuestro satélite posee tan solo el 16,5% de la gravedad terrestre mientras que en Marte apenas llega al 40%... para alcanzar la gravedad en la Tierra los autores del diseño proponen utilizar la fuerza centrífuga hasta llegar al 1G de nuestro planeta.

Por supuesto, y dado el actual estado de nuestra tecnología (sin olvidar los escuetos presupuestos espaciales), las ideas presentadas por los investigadores japoneses no pasan de ser infografías, maquetas y diseños fascinantes, pero claramente muy lejanos.

El diseño de The Glass nos muestra una gigantesca base cónica giratoria con un radio aproximado de 100 metros y una increíble altura de 400 metros (1312 pies) que completa una rotación cada 20 segundos, “creando una experiencia de 1G para aquellos que estén dentro”.

Los ingenieros responsables del proyecto también se aventuran a dar una fecha para el posible inicio de su construcción y, de manera inexplicablemente optimista, lo sitúan en la segunda mitad de este siglo XXI… algo prácticamente inalcanzable si tenemos en cuenta que la primera base en la Luna prevista por la NASA ni siquiera ha despegado. Por otro lado, construir aquí en la Tierra un edificio de esas dimensiones y características tecnológicas ya sería descabellado (y económicamente desproporcionado) por lo que el mero intento de levantarlo en la Luna o en Marte es simplemente un sueño.

The Glass, un concepto de base espacial para la Luna o Marte que incorpora gravedad artificial | Universidad de Tokio, Kajima Corporation
The Glass, un concepto de base espacial para la Luna o Marte que incorpora gravedad artificial | Universidad de Tokio, Kajima Corporation

Aun así, y a pesar de lo irreal que parezcan proyectos espaciales de este tipo, es importante que existan.

Hace tan solo unas décadas pocos hubieran imaginado el nivel de tecnología que disfrutamos a diario en nuestra vida cotidiana. Los proyectos tecnológicos primero surgen en la mente de algún soñador, luego llegan los científicos para comprobar que son posibles según las leyes físicas, más tarde aparecen ingenieros que diseñan maquetas e infografías alucinantes y, finalmente, con suerte y mucho dinero, un puñado de esas locas ideas terminan convertidas en realidad. Si algún día aspiramos a colonizar el espacio, alguno de estos ambiciosos proyectos que hoy nos parecen irrealizables, terminará recorriendo ese camino.

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Referencias y más información:

Video: Rueda de prensa de la Universidad de Tokio

Futurism The Byte “Japanese team invents moon base with artificial gravity