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Jagger presenta libro sobre violaciones a DD.HH. a estudiantes de Nicaragua

Managua, 29 mar (EFE).- La activista nicaragüense Bianca Jagger presentó este lunes “Libro Blanco”, un texto que muestra las violaciones de derechos humanos del Gobierno contra estudiantes que fueron expulsados de universidades estatales tras mostrar su rechazo hacia el presidente Daniel Ortega durante la llamada “insurrección cívica” de abril de 2018.

Bajo el título “Libro Blanco, las evidencias de un Estado totalitario: Violaciones de los derechos humanos en Universidades Públicas de Nicaragua”, el documento recoge los testimonios “de 21 estudiantes universitarios que por participar en las protestas que estallaron en abril de 2018 fueron expulsados de las universidades e incluso desaparecidos sus expedientes universitarios de las bases de datos computarizados”.

Jagger, quien hizo la presentación vía Zoom desde su residencia en Reino Unido, se mostró conmovida con las víctimas de lo que llamó “régimen sanguinario”, en referencia al Gobierno de Ortega y aclaró que, si bien el “Libro Blanco” habla de 82 estudiantes afectados, la cantidad exacta es desconocida.

“No podemos permitir ese abuso de poder, cómo los estudiantes han sido víctimas de este régimen sanguinario, que ha permitido la persecución de los estudiantes, campesinos, mujeres, periodistas, Iglesia católica”, señaló, y agregó que “sólo podría haber perdón en Nicaragua cuando haya justicia, y la primera justicia en Nicaragua es la justicia para los estudiantes”.

Los atentados contra los estudiantes de educación superior son especialmente destacables en Nicaragua porque existe una ley de autonomía universitaria, que prohíbe expresamente la influencia del Gobierno en ese nivel de capacitación. Sin embargo, según el “Libro Blanco”, la misma habría sido violada por orden de Ortega, cuyos estudios finalizaron con el bachillerato.

TESTIMONIOS

Una de las víctimas, Alejandra Centeno, quien estudiaba quinto año de relaciones internacionales y ciencias políticas en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua) cuando fue expulsada y que ahora está en el exilio, recordó su experiencia.

“Fue un golpe muy duro porque era un asunto moral (…), desvincularnos fue una de las cosas más difíciles, truncaron nuestros proyectos de vida, pusieron en stop nuestros sueños y nos quitaron las pocas respuestas sobre nuestro futuro, nos expulsaron de la universidad, nos persiguieron, nos asediaron, nos alejaron de nuestras familias”, relató.

Centeno dejó Nicaragua, pero no los problemas. “Contar fuera de tu país que no podés volver porque te consideran terrorista es muy delicado”, sostuvo.

El exestudiante Levis Rugama todavía cree haber sobrevivido a una experiencia que incluyó casi siete meses en prisión, tras ser capturado horas después de ver que la bala de un policía mató a un amigo luego de haber sido sacados a tiros de la UNAN-Managua.

“Gracias a Dios por estar vivo, y por estar compartiendo con ustedes, ya que en muchas ocasiones fui víctima de atentados contra mi vida en 2018 y 2019”, expresó.

Según Rugama, la represión estudiantil no inició con la insurrección de 2018, sino durante el primer Gobierno de Ortega, en la década de los años 80 del siglo pasado, con el establecimiento de organizaciones estudiantiles y sindicatos dentro de las universidades para cuidar los intereses del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).

CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Para el ex secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) Paulo Abrao, las violaciones contra los estudiantes de Nicaragua demuestran que en este país hay un “Estado de excepción, y que “persiste una práctica de violación masiva y sistemática de los derechos humanos”.

Además, confirmó la existencia de “crímenes de lesa humanidad, que son los más atroces, los más graves que un Gobierno puede cometer contra su pueblo”, dijo.

Otra víctima, el exestudiante de derecho de la UNAN-León, Nahiroby Olivas, quien pasó nueve meses en una cárcel de máxima seguridad tras haber cuestionado con argumentos legales a un militante sandinista dentro de su universidad, destacó la importancia del “Libro Blanco”.

“El libro es la evolución de esa lucha que iniciamos en abril, nos han cerrado tantos espacios que ahora lo que nos queda es las redes sociales y algo como este libro para combatir esa violencia simbólica que ejerce el Gobierno a través de las universidades, las escuelas y los medios de comunicación a su alcance. No vamos a permitir que se normalice la muerte y la persecución”, dijo Olivas, desde el exilio.

La lucha por la autonomía universitaria inició en Nicaragua a mediados del siglo pasado y se mantenía con mayor o menor éxito hasta 2018, según los expertos en la educación local.

Nicaragua no vivía un conflicto sangriento desde los años 1980 a 1990, cuando Ortega gobernó por primera ocasión, antes de retomar el poder en 2007.

(c) Agencia EFE