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Israel Vallarta y su vergonzosa tortura en vivo que sigue impune hasta el día de hoy

Israel Vallarta y Florence Cassez durante la detención que luego se sabría fue una puesta en escena.  REUTERS/Stringer
Israel Vallarta y Florence Cassez durante la detención que luego se sabría fue una puesta en escena. REUTERS/Stringer

La escena es vergonzosa. Luis Cárdenas Palomino, entonces director general de Investigación Policial de la AFI, tortura a Israel Vallarta en vivo. Su jefe, Genaro García Luna, que tanto había cuidado los detalles, ni siquiera tuvo el rubor para atenuar la violencia explícita de la secuencia. Ante los ojos de millones de televidentes, la mañana del 9 de diciembre de 2005, Palomino le infligía un castigo físico a Vallarta, que exclamó con dolor y respondió la pregunta obvia de inmediato: "Usted me pegó", refiriéndose al hombre que, cinco años después, en 2010, sería nombrado como "El mejor policía de México", todo un baluarte de la Guerra contra el narcotráfico.

Tanto Vallarta como su novia Florence Cassez, ciudadana francesa, fueron acusados de liderar una banda de secuestradores llamada Los Zodíacos. La supuesta detención en el rancho Las Chinitas se transmitió en las dos cadenas más grandes del país: Televisa y TV Azteca —Loret de Mola al menos aceptó su error posteriormente—. Dos meses después, una investigación de Yuli García, periodista también de Televisa, reveló todas las inconsistencias del caso. Tras recabar testimonios y documentos, García pudo constatar que Vallarta y Cassez habían sido detenidos, en realidad, un día antes.

Después de que García Luna aceptara públicamente, en una entrevista con Denise Maerker emitida en febrero de 2006, que la escena de la detención "se recreó" a petición de los medios de comunicación, surgieron todavía más cuestionamientos sobre el caso. El punto más tenso del conflicto llegó externamente, cuando en 2010 el entonces presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, solicitó al gobierno de Felipe Calderón que Cassez fuera extraditada y que cumpliera su condena en suelo galo.

Calderón no aceptó y, además de tensar la cuerda diplomática, permitió que García Luna y Cárdenas Palomino entretejieran nuevos mecanismos para proteger su verdad: la detención de dos hermanos y tres sobrinos de Vallarta, a quienes quisieron promocionar como integrantes de Los Zodíaco. El caso del comerciante David Orozco resulta emblemático: acusado de formar parte de la banda, Orozco dijo en 2009 que Cassez y Vallarta eran los líderes de Los Zodíaco. Después, en 2010, Orozco rectificó y confesó que ni siquiera conocía a los implicados: todo lo había declarado porque lo torturaron y porque habían lo habían amenazado con secuestrar a su familia. David Orozco murió en enero de 2015 en el penal de Tepic.

De acuerdo con los testimonios de Vallarta, quien durante todo este tiempo ha tratado de demostrar su inocencia en lugar de que a él le comprueben su culpabilidad, el problema nació tras un conflicto financiero del empresario Eduardo Margolis con el hermano de Florence. Hasta la fecha, Margolis, exagente del Mossad de amplio reconocimiento en la Comunidad Judía en México, se ha mantenido al margen de todo el marasmo judicial provocado por la detención de Vallarta y Cassez.

Cassez fue liberada en enero de 2013 (ya con Enrique Peña Nieto en la presidencia), después de que la Suprema Corte certificara que hubo violaciones al debido proceso. Y volvió a Francia mientras Vallarta continua en prisión hasta hoy. ¿Por qué ella fue liberada y él no, si en ambos casos se violó el debido proceso con inconsistencias, falseos judiciales y mediáticos, y torturas que fueron evidentes desde el primer momento? Vallarta ha pasado nueve años más que Cassez en la cárcel. Esa disparidad confirma que para la justicia sí existen nacionalidades de primera y de segunda.

Esa fría mañana de diciembre de 2005, ensoberbecidos y con la venia mediática, ninguno de los dos policías estelares del caso, García Luna y Cárdenas Palomino, podían imaginar que compartirían el destino que ellos endilgaron a Israel Vallarta: la cárcel. Después de la era dorada que vivieron durante el Calderonismo, poco se habló de ellos hasta sus detenciones: García Luna, en 2019, acusado de vínculos con el narcotráfico y Cárdenas Palomino, el año pasado, señalado de torturas a cuatro presuntos secuestradores —dos de ellos familiares de Israel Vallarta—. La ratificación de que Palomino permanecerá en el Altiplano es apenas un punto de luz en una historia en la que prevalecen las nubes negras.

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