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Ayuso vende caro su acuerdo de paz con el Gobierno

Sánchez y Ayuso se reunieron la pasada semana en la sede de la Comunidad de Madrid.
Sánchez y Ayuso se reunieron la pasada semana en la sede de la Comunidad de Madrid. (Photo by Europa Press/J.Hellín.Pool/Europa Press via Getty Images)

Tras unas semanas de tira y afloja, tantas que uno ya ha perdido la cuenta, la Comunidad de Madrid ha acabado en el mismo punto en el que estaba ayer por la mañana. Pero muy lejos del punto en el que estaba anoche. Acatará finalmente los criterios sanitarios fijados por el Gobierno. Habrá, por tanto, nuevas restricciones en Madrid -ya han sido publicadas en el BOE- para intentar doblegar la empinadísima curva de contagios y muertes por coronavirus.

Observando con distancia lo sucedido, lo aprobado en el BOE es de obligado cumplimiento. Y es todo lo contrario de lo que el gobierno regional madrileño ha defendido hasta el último momento rechazando cualquier confinamiento de la población. Es, en definitiva, una derrota de la estrepitosa gestión sanitaria de el quipo de Isabel Díaz Ayuso que en mayo clamaba por el fin del estado de alarma para ser autosuficiente, y que ha terminado septiembre pidiendo la hora y la ayuda, esta vez sí, del Estado.

Pero la combativa Ayuso ha conseguido disimular que el gran ejemplo del liberalismo del PP haya sido un desastre. Ocultándolo bajo el paraguas de un nuevo reglamento común para toda España impuesto por el Gobierno al conjunto del país a través del Consejo Interterritorial de Sanidad. El juego político de Ayuso ha llegado al punto de amenazar, incluso, con rebelarse y no acatar la ley que hace efectivo dicho acuerdo. Ella misma lo ha confirmado este jueves durante el pleno en la Asamblea de Madrid: “Madrid no está en rebeldía, cumplirá todas las órdenes pero iremos a los tribunales”.

¿Qué quiere recurrir? El Ejecutivo madrileño alega que el Ministerio ha impuesto medidas cuando, el texto jurídico por el que se rige el Consejo Interterritorial señala que las directrices “se plasmarán a través de recomendaciones”.

Más madera. Ayuso está acatando, pasito a pasito, el plan del Gobierno. Pero ella actúa como si no fuera así. Y el Gobierno se está desgastando. Hasta hace 15 días podía lavarse las manos con lo que sucedía en Madrid. Pero desde que Sánchez aceptó reunirse con Ayuso en la sede de la Comunidad de Madrid, el Gobierno se hizo corresponsable de lo que ocurra sanitariamente en la capital. Y el PP se ha dado cuenta de ello. ¿Quién se atreve a decir que no tiene preparada otra bomba de las suyas a la vuelta de la esquina?

Eso sí, Ayuso no está dispuesta a que se diga que Madrid rompe España. Faltaría más. Y así lo intenta difundir. Digamos que ella solo lo agrieta con recursos judiciales como el que interpuso durante los cambios de fase de la desescalada. Quien lo rompe, en todo caso, es el Gobierno según su punto de vista. Vamos que el Ejecutivo salido de las urnas rompe España, y la Comunidad que se resiste y denuncia las órdenes ministeriales no. Esa es la realidad paralela que Ayuso quiere implantar como relato. Pero con otras palabras, para ver si cuela.

Se trata, sin duda, de un éxito de la presidenta regional madrileña. Ayuso no solo ha evitado la intervención de Moncloa en forma de 155 sanitario o que la Comunidad que preside padezca confinamientos más severos que el resto del país. Sino que, encima, le ha dejado al Ministro de Sanidad la papeleta de convencer al resto de consejeros autonómicos de que a partir de ahora habrá un criterio único para toda España anulando temporalmente las competencias transferidas en materia de Sanidad. Algo así a como cuando en el colegio castigan a toda una clase por los actos de un único alumno.

EN VÍDEO | Almeida rechaza un 155 sanitario a Madrid: "Aviva el fuego"

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