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Inquieto por el clima social, el kirchnerismo presionará a Fernández y Guzmán

Cristina Kirchner y Máximo Kirchner en un acto en Las Flores
Cristina Kirchner y Máximo Kirchner en un acto en Las Flores

“La doctora te quiere hablar”. El que conecta los llamados es el secretario de Cristina Kirchner, Mariano Cabral. La vicepresidenta telefonea cada vez más seguido a intendentes y dirigentes oficialistas del conurbano con una pregunta central: cómo está la gente. Monitorea constantemente el termómetro social preocupada porque no se verifica aquello que le reclamó al Gobierno a fines del año pasado, la “alineación” de tarifas, precios y salarios. La receta que, según sus ojos, remite directamente a su gestión y que explicó la victoria de Alberto Fernández en 2019.

“Lo que plantea Cristina es que si seguimos teniendo presión sobre el precio de los alimentos y a eso le sumamos un aumento de tarifas, se licúa mucho el ingreso de los sectores medios-bajos y bajos y eso puede derivar en una crisis social”, resume un dirigente que tiene acceso al despacho de la vicepresidenta en el Senado.

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Es por ese diagnóstico que hoy no hay señales de que el kirchnerismo afloje la presión sobre el rumbo económico del Gobierno, según pudo reconstruir LA NACION entre dirigentes, intendentes, funcionarios y portavoces que orbitan en ese sector. Mantendrán en pie sus pancartas y actuarán en consecuencia: el rechazo a la suba de tarifas, el reclamo por el regreso del IFE y del ATP, la exhortación a no pagar la deuda pública este año.

“Se critica a las ferias del conurbano por la falta de distanciamiento social. Esa foto lo que muestra es que hay tipos vendiendo los cuchillos de su cocina para comprar dos paquetes de polenta”, ilustra de forma cruda un colaborador de La Cámpora. “El temor es que haya conflictividad social antes de que avance la vacunación para salir de la pandemia. Si eso pasa nunca se sabe hasta dónde llega”, advirtió.

La última foto de la unidad de Fernández, Cristina y Kicillof
Min. de Desarrollo Territorial y Hábitat


La última foto de la unidad de Fernández, Cristina y Kicillof (Min. de Desarrollo Territorial y Hábitat/)

En el kirchnerismo aseguran que siguen bien en las encuestas. Pero advierten que el ritmo de vacunación avanza más lento que el deterioro en los bolsillos. Y que eso puede repercutir políticamente si no se reacciona a tiempo. “Los compañeros que patean la calle ven que la gente agradece la presencia del Estado. Entonces eso es algo que no podemos perder. El efecto que genera la presencia del Estado con el IFE, el ATP y la vacuna no lo podemos perder”, es la advertencia que emana de los sectores camporistas que recorren el conurbano.

Los sondeos, sin embargo, comienzan a emitir señales de alarma. Las encuestas que manejan en la Casa Rosada muestran a Fernández con el mismo nivel de imagen nacional que tenía cuando asumió a fines de 2019, lo suficiente para ganar pero muy por debajo de los números que llegó a cosechar al inicio de la pandemia. Otros sondeos independientes que cotejó este medio muestran tendencias a la baja en las imágenes de Cristina, Fernández y Axel Kicillof, sobre todo en los segmentos de la provincia que son la base de sustentación del Frente de Todos.

El frente interno

En esa atmósfera densa que sobrevuela en el kirchnerismo deberán sumergirse el Presidente y su ministro de Economía cuando retomen el trabajo doméstico tras la gira europea. La Cámpora y el Instituto Patria le remitieron múltiples mensajes a la comitiva de Fernández durante su estadía en el exterior. No pararon. Al proyecto de declaración impulsado por Oscar Parrilli para pedir que los Derechos Especiales de Giro (DEG, la moneda que repartirá el FMI) no se “malgaste” en pagar deuda, se sumó el comunicado del PJ bonaerense -que fue amplificado por La Cámpora- que advirtió que “los tarifazos quedaron atrás”. Luego llegaría el proyecto de Máximo Kirchner para bajar la tarifa de gas en algunas regiones del país. La semana terminó con las declaraciones del interventor Enargas, Federico Bernal -funcionario clave del kirchnerismo en el rubro energético- que salió al cruce de los dichos de Guzmán sobre el sistemas de subsidios “pro-ricos”.

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Existió, sin embargo, una bajada de línea a todos los portavoces de La Cámpora y del Instituto Patria para cesar las hostilidades off the record por el affaire del subsecretario de Energía, Federico Basualdo, que Guzmán quiso echar y no pudo. De esa interna nadie quiere hablar más y todos lo dan como un tema terminado. Además, más de un colaborador con acceso a Cristina Kirchner liberó a Fernández de culpa y cargo por el episodio. Todos dijeron que Guzmán se mandó solo y que el Presidente no sabía que lo echaría ese día y de esa manera. En el Palacio de Hacienda siempre remarcaron lo contrario.

Como sea, hubo esfuerzos denodados por exhibir imágenes de unidad hacia afuera. Máximo Kirchner monitoreó toda la situación -primero desde el Sur, luego desde Buenos Aires-. Y en la Casa Rosada, el ministro del Interior, el camporista Eduardo Wado De Pedro, compartió toda la agenda que pudo con el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero.

El jefe de gabinete, Santiago Cafiero, y el ministro del Interior, Eduardo de Pedro
El jefe de gabinete, Santiago Cafiero, y el ministro del Interior, Eduardo de Pedro


El jefe de gabinete, Santiago Cafiero, y el ministro del Interior, Eduardo de Pedro

Cómo seguir

Aunque ya no quieran hablar del tema, nadie cree que La Cámpora deje pasar fácilmente el despido desprolijo de uno de los suyos. Es una gestualidad política imperdonable. “Guzmán cometió un error muy grave para el mundo K con el Basualdogate. Se viene el frío de los pingüinos… winter in coming”, bromeó un referente de la provincia de diálogo cotidiano con Máximo Kirchner.

Y agregó: “De fondo lo que hay es inquietud sobre qué haremos como gobierno. Lo que quiere hacer Guzmán se parece mucho a lo que dice el FMI qué hay que hacer y a lo que decían economistas como Hernán Lacunza”.

Un referente de La Cámpora dijo a LA NACION: “Nosotros no buscamos que se vaya Guzmán, que es un ministro que ayudamos a que llegara al cargo. Lo que queremos es que confíe más en nosotros”.

En definitiva, lo que el kirchnerismo espera es que Guzmán abandone su hoja de ruta económica -que es lo que dejó por escrito en el Presupuesto- y se amolde a los tiempos políticos que corren. “Hay que ser creativos y llevarles alicientes a las familias. Más inflación de la que hay es muy difícil que haya. Hoy las commodities vuelan respecto a la estimación que se hizo en el Presupuesto. Recursos hay y ahora hay que establecer prioridades”, agregó el referente camporista.