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El último gran sueño de Silvio Berlusconi

Silvio Berlusconi figuraba como uno de los integrantes de la logia masónica P2, cuando todavía no había sido primer ministro italiano
Silvio Berlusconi figuraba como uno de los integrantes de la logia masónica P2, cuando todavía no había sido primer ministro italiano

ROMA.- En los pasillos del Congreso, las maniobras ya han comenzado y no se habla de otra cosa: la inminente elección del nuevo presidente de Italia, máximo cargo institucional del país. Y aunque pueda parecer increíble visto su pasado de escándalos judiciales y fiestas, el exprimer ministro y magnate Silvio Berlusconi, de 85 años, se encuentra en plena campaña para alcanzar este cargo, el más alto de la república.

Se trata del último gran sueño, para muchos imposible, del Cavaliere, figura inoxidable que dominó la política italiana durante dos décadas, que cayó y volvió a levantarse varias veces y que, una vez más, sorprende por volver al ruedo con la ambición más alta de todas.

Silvio Berlusconi fue absuelto de cargos de corrupción que pesaban en su contra y ahora apunta a volver al Ejecutivo italiano
Silvio Berlusconi fue absuelto de cargos de corrupción que pesaban en su contra y ahora apunta a volver al Ejecutivo italiano

Silvio Berlusconi fue absuelto de cargos de corrupción que pesaban en su contra y ahora apunta a volver al Ejecutivo italiano

En febrero próximo termina el mandato de siete años del actual jefe de Estado, Sergio Mattarella, figura antimafia, de gran prestigio. Si bien muchos intentaron convencer a Mattarella, de 80 años, de quedarse unos años más en el Palacio del Quirinal, como sucedió en el pasado con su antecesor, Giorgio Napolitano, el actual mandatario dijo más de una vez públicamente que no quiere.

Mattarella comenzó a ser presionado para seguir en febrero pasado, cuando Mario Draghi pasó a ser primer ministro de un gobierno de unidad cuyo objetivo era sacar a Italia de la dramática crisis provocada por la pandemia, tras el colapso del Ejecutivo de Giuseppe Conte. El nombre de Draghi, economista de renombre y expresidente del Banco Central Europeo, hasta entonces era el que más sonaba para suceder a Mattarella.

El primer ministro italiano Mario Draghi
Mario Draghi asumió en febrero como primer ministro de un gobierno de unidad, cuyo objetivo es sacar a Italia de la dramática crisis provocada por la pandemia, tras la escandalosa renuncia de Giuseppe Conte (Guglielmo Mangiapane/)

Ahora, si bien “Super Mario” sigue siendo uno de los nombres fuertes, casi todos prefieren que se quede en Palacio Chigi, sede del gobierno, hasta marzo de 2023, el fin natural de la legislatura. Draghi es popular por su plan masivo de vacunación, pero sobre todo por su confiabilidad a la hora de gastar el millonario fondo para la recuperación otorgado a Italia por la Unión Europea. Además, ningún legislador quiere ir a elecciones anticipadas.

Otros nombres que han aparecido como posibles aspirantes a la máxima investidura son el de la presidenta de la Corte Constitucional, Marta Cartabia –que se convertiría en la primera mujer en alcanzar este cargo–, o el del expremier Paolo Gentiloni, comisario de Asuntos europeos de la Unión Europea, de centroizquierda.

Modalidad electoral

En Italia, donde rige un sistema parlamentario, el presidente del país, que se convierte en el gran árbitro de la situación cuando se desencadenan las recurrentes crisis políticas –en casi 75 años en Italia hubo 67 gobiernos–, es electo por el Parlamento y delegados regionales. Se trata de una asamblea de 1009 electores.

La Constitución indica que si el jefe de Estado no es electo en las primeras tres votaciones con una mayoría de dos tercios, luego es suficiente una mayoría simple. La votación es secreta y suele tener una mística parecida a la de los cónclaves pontificios. Muchos meses antes comienzan a tejerse negociaciones secretas y maniobras.

Matteo Salvini, jefe del partido de extrema derecha Liga, se congratulaba de ser
Matteo Salvini, jefe del partido de extrema derecha Liga, se ha congratulado de ser el Donald Trump de Italia

En un marco de los más fluido e incierto, Berlusconi, aún al frente de Forza Italia –partido que fue perdiendo peso y sólo cosecha hoy un 8% de las preferencias–, respaldado por sus socios de la coalición de centroderecha, Matteo Salvini, líder de la Liga, y Giorgia Meloni, de Hermanos de Italia, se presenta ahora como la persona adecuada para el máximo cargo, más allá de su controvertido pasado.

Fundador del coloso televisivo Mediaset y hasta abril de 2017 dueño del club Milan, el Cavaliere apareció como outsider de la política en 1994 y desde entonces fue cuatro veces jefe de gobierno. Con 3340 días en el poder, consiguió ser el primer ministro más longevo de la Italia republicana.

La última vez se vio obligado a renunciar –en noviembre de 2011– en plena tormenta financiera, presionado por los mercados y por sus socios europeos, en medio de los abucheos de la gente. En octubre de 2012, fue condenado a cuatro años de prisión por fraude fiscal, pena que expió yendo a ayudar a un centro de ancianos.

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Casado dos veces y padre de cinco hijos, en marzo de 2015 fue absuelto en el denominado caso “Ruby”, en el que estaba acusado de incitar a una menor a la prostitución y de abuso de poder. En mayo de 2018 un Tribunal de Milán volvió a habilitar a acceder a cargos públicos.

Operado del corazón en junio de 2016 y alejado de las fiestas “bunga-bunga”, después de estar varios años en pareja con Francesca Pascale, ahora está de novio con la diputada Marta Fascina, de 31 años. Tras contagiarse de coronavirus en Cerdeña en el verano del año pasado, hace unos días fue a darse la tercera dosis o refuerzo y tuiteó las imágenes del evento.

Ahora, en plena campaña por el Quirinal, en una reedición de una estrategia utilizada en 2001, cuando envío a todos los italianos un libro sobre su vida, la semana pasada le hizo encontrar en sus casilleros a diputados y senadores un opúsculo sobre su figura, con viejos discursos sobre los valores del liberalismo, el catolicismo y el garantismo. Algo sin precedente.

¿Podrá alcanzar su sueño “Berlusca”, como también le dicen? “A mí me parece imposible”, confió a La Nación un senador que pidió el anonimato, que admitió que las huestes del Cavaliere están moviéndose frenéticamente para este objetivo. Y destacó que “esta elección tiene un ingrediente que no tenían las anteriores: es peleadísima y no hay ninguna mayoría clara”, por lo que el juego está totalmente abierto y, como ocurrió en el pasado, pueden aparecer tapados.

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