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Informalidad en la carne: un tratamiento con analgésicos

Se requiere un plan integral contra la informalidad
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Como respuesta a la fragilidad de bajar los precios de la carne a través del cierre de exportaciones, el Gobierno ha avanzado sobre los mecanismos utilizados por la informalidad en ambos destinos comerciales, externo e interno, atribuyéndoles el incremento del poder de compra sobre las empresas formales que terminan generando subas de precio del ganado y, por ende, en la carne al consumidor.

En ese objetivo pusieron en marcha y ajustaron mecanismos que utilizados en forma eficiente y con responsabilidad deberían permitir reducir significativamente las maniobras de subfacturación que dieron a conocer en las últimas semanas. Cabe aclarar que habían alcanzado relevancia a partir del desdoblamiento cambiario y la imposición de impuestos a las exportaciones implementados desde el inicio de la gestión gubernamental que deja en manos del fisco el 45% del valor del dólar real transferido por los clientes del exterior.

Para atacar la informalidad en el mercado interno la AFIP acaba de comunicar que tiene en marcha un mega operativo de control a los principales frigoríficos que explicarían el 72% de la faena de todo el país a partir de lo cual habría detectado irregularidades en el 90% de los casos.

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Si bien la escasa información no permite valorar la magnitud ni a los implicados, del comunicado se infiere que las maniobras más usuales se generaron utilizando facturas apócrifas, presencia de prestanombres sin sustento y subfacturación en la compra del ganado.

Nada mencionan de abordar la principal causa del problema, lo que transformaría al mega operativo en un importante esfuerzo coyuntural más asociado a un intento de disuasión que a lograr una solución estructural del problema.

Para ser claro y más allá de cuestiones culturales acendradas en el negocio, el problema esencial es la enorme proporción de carnicerías no inscriptas y la inviabilidad de poder operar encuadrados impositivamente como monotributistas (la gran mayoría de los inscriptos) sabiendo que, aun las carnicerías más chicas, venden en la realidad por 4 o 5 veces el monto anual permitido en ese marco impositivo.

Pasos

Para controlar las etapas previas, durante el anterior Gobierno, se implementaron mecanismos que permiten un razonable control en etapas previas hasta la salida de la carne de las plantas de faena.

Entro otros instrumentos se implementaron la rematriculación de operadores, el pago anticipado de IVA, aportes a Cargas Sociales e Ingresos Brutos en al caso de la provincia de Buenos Aires con pagos previos a la faena vía VEP y la implementación parcial del Remito Electrónico de venta a minoristas. Mas allá de los habituales esquemas de “achiques” en la compra, con controles del cumplimiento del pago por el saldo de los mencionados anticipos, la realidad es que hasta la salida de la carne de los frigoríficos los mecanismos de control son razonables.

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Debido a la enorme cantidad de carnicerías no inscritas, como la inviabilidad de poder recibir una mayoría importante de facturas de compra por la limitación impuesta por estar inscriptos como monotributistas, resulta imposible cerrar el circuito de la formalidad ya que quienes hubieran cumplido con todos sus compromisos fiscales a salida de frigorífico no tienen a quien facturar ante la negativa de los carniceros de recibirle la factura.

Para cerrar los saldos en stocks terminan haciendo facturas “en el aire” poder cerrar contablemente los números. Sin resolver este cáncer, todos los esfuerzos para reducir la informalidad se vuelven una utopía.

Si el compromiso y la decisión política decidiera abordar la solución integral sugiero cuatro caminos por evaluar, admitiendo que solo conozco el negocio y no tengo especialización contable ni impositiva, solo lo exteriorizo desde el sentido común:

  1. Comprometer a los intendentes que conocen el territorio a inscribir o cerrar a aquellos que evadan su responsabilidad fiscal y sanitaria.

  2. Obligar a los minoristas involucrados en la venta de carne a pasar al régimen general de IVA.

  3. Crear una categoría especial de monotributista que considere el nivel de facturación razonable con la actividad real con el aporte correspondiente.

  4. Mantener el régimen actual de monotributo pero generando un mecanismo de pago a cuenta por parte de quienes los abastezcan que debe ser pagado a salida de planta y que se transforme en costo final para los minoristas resolviendo la cobranza del tributo definido, permitiendo la facturación por parte del abastecedor y simplificando la administración del minorista

Atacar el cáncer con analgésicos no lleva a ningún buen destino en tanto que hacerlo con soluciones estructurales asegurará beneficios estructurales para los consumidores, el propio fisco y a los demás integrantes de la cadena que anhelan contar con instrumentos y políticas de Estado que le den previsibilidad en el largo plazo.

El autor es consultor ganadero