Independiente y sus precariedades, en una Fortaleza convulsionada y con euforia futbolística

Precariedad contra Fortaleza. El juego de palabras le cae a medida al desafío que deberá afrontar esta noche Independiente, pero también a la convulsión que vive en estos días la capital del nordestino estado brasileño de Ceará.

A las 21.30, en el estadio Castelão, el atribulado Rey de Copas pondrá a prueba su capacidad para superar adversidades e intentará defender el exiguo 1-0 logrado en el partido de ida jugado en Avellaneda. El reto inmediato es superar la primera etapa de la Copa Sudamericana 2020 ante el Fortaleza Sporte Clube; su objetivo, más amplio, es reencontrarse con una imagen que se parezca un poco más a su historia. La ciudad, por su parte, buscará garantizar la seguridad luego de los 170 asesinatos ocurridos durante la última semana, en parte debido a un amotinamiento de un sector de la Policía Militar local que reclama mejoras salariales.

Como se aprecia, al duelo no le faltan ingredientes. La actualidad del Rojo ofrece un caleidoscopio con más agujeros negros que piedras de colores. La traumática derrota en el clásico frente a Racing por la Superliga agudizó una situación que lleva varios meses agarrada con alfileres y que provoca idas y vueltas llamativas. Por ejemplo, la protagonizada por Alan Franco, marginado del plantel el pasado sábado por haber faltado a los entrenamientos semanales (intentaba forzar su marcha a Los Ángeles Galaxy, finalmente rechazada por el club), y otra vez titular hoy, luego de la muy floja actuación del juvenil Sergio Barreto frente a Gimnasia y Esgrima La Plata (derrota por 1-0).

Las cuestiones económicas tienen en vilo a la dirigencia de los Moyano. Deudas que no se saldan -con jugadores propios y clubes extranjeros- y que podrían generar sanciones de la FIFA, desmantelamiento del plantel para ahorrar gastos y falta de refuerzos en el último mercado de pases han condicionado de tal forma a Lucas Pusineri que en más de una ocasión el técnico debió cambiar de planes a último momento, por no saber si contaba o no con determinados futbolistas.

En ese sentido, pasar de rueda en la Sudamericana sería saludado con satisfacción por quienes tienen la llave de la caja del club: el acceso a 16avos de final garantiza un premio de 375.000 dólares. En lo deportivo, en cambio, se plantean algunas dudas. Desde ya que a nadie le gusta perder, y que una vez que la pelota comience a rodar todo el mundo Independiente soplará a favor de la clasificación. Pero en la previa, y con la cabeza más fría, son muchos los que aseguran preferir una caída rápida en esta Copa a cambio de centrar los esfuerzos en los torneos locales.

Un viejo fantasma

El recuerdo de 2010 se mantiene fresco en la memoria del hincha Rojo. En esa ocasión, el equipo dirigido por Antonio Mohamed logró el título, pero el precio fue quedar último en el Apertura que se disputaba en simultáneo. Aquel certamen fue el primero del ciclo de tres años que acabaría en 2013 con el descenso a la B Nacional.

Las actuales circunstancias de la institución y del equipo invitan a encontrar analogías entre ambos procesos, y tanto en las redes sociales como en los numerosos medios partidarios puede palparse la disyuntiva entre reducir riesgos o embarcarse en la conquista de un título que hoy por hoy suena lejana.

Por supuesto, no es la idea de los protagonistas. Pusineri se ocupó de expresar su confianza en la conferencia de prensa que dio en Fortaleza luego del accidentado viaje desde Buenos Aires (una tormenta obligó a una escala impensada en Salvador de Bahía y el trayecto completo demoró 10 horas). En tanto Gastón Silva fue aún más explícito en su mensaje a los hinchas desde su cuenta de Instagram: "Somos todos juntos, ¡UNO! Vamos con un solo objetivo y necesitamos más que nunca de sus fuerzas. Compromiso, actitud, intensidad, pero sobre todo PERTENENCIA", escribió el defensor uruguayo, sorprendentemente convertido en nuevo líder espiritual del grupo y referente de la gente.

En cuanto al equipo, hoy no estará Juan Sánchez Miño, expulsado en el encuentro de ida. El propio Silva ocupará su lugar, en tanto que Braian Romero, Gastón Togni y Cecilio Domínguez ingresarían por Alan Soñora, Martín Benítez y Leandro Fernández en relación al partido de hace dos semanas en Avellaneda.

El clima de la ciudad

Fortaleza, entretanto, vive su propia incertidumbre. El clima social es muy inestable. El presidente brasileño Jair Bolsonaro envió 2500 hombres del Ejército y de la temible Fuerza Nacional para intentar restaurar el orden en las calles. Habitualmente violenta -el promedio de crímenes en Ceará es de seis al día-, la región y la ciudad se transformaron en tierra de nadie debido a la huelga de los policías locales.

Sin embargo, el Carnaval se celebró como si nada pasara y el estadio Castelão verá ocupadas casi la totalidad de sus 60.000 localidades para un partido que el volante Juninho no dudó en calificar como "el más importante de la historia cearense". La preocupación llegó hasta la Conmebol y hasta siete organismos de seguridad diferentes participarán en el operativo que cuidará que nada altere el traslado de la delegación del Rojo ni el propio encuentro.

El equipo que dirige Rogério Ceni ha logrado mantenerse alejado de la crisis externa. El técnico no quiso desvelar quién reemplazará al suspendido Juan Quintero en el centro de la defensa. El colombiano, expulsado junto a Sánchez Miño en la ida, es un jugador vital, tanto para la recuperación como para la salida del juego, y su ausencia resulta especialmente difícil de disimular. La entrada de Tinga por Gabriel Dias en el lateral derecho y, tal vez, la del goleador Wellington Paulista por David serían las otras variantes en el conjunto titular.

Apoyado por su gente, confiado en sus virtudes futbolísticas, y empujado por la novedad de jugar su primer partido internacional en casa, Fortaleza se apresta a vivir una noche memorable y hacerle honor a su nombre. Independiente, el mítico Rey de Copas, tendrá que rascar en el fondo de su historia para seguir en carrera. El primer mandamiento será olvidarse del juego de palabras y dejar de lado todas sus precariedades de estos tiempos.