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Incertidumbre por el pacto en Chile para reformar la Constitución

SANTIAGO, Chile.- El histórico acuerdo entre las fuerzas políticas chilenas para cambiar la Constitución, que surgió como una de las principales soluciones para descomprimir la crisis social que remece al país, entró en una fase de incertidumbre tras las declaraciones de uno de los principales líderes de la centroderecha, que puso en duda algunos alcances del tratado.

Andrés Allamand, uno de los senadores más influyentes del oficialismo, fundador del partido Renovación Nacional y exministro de Defensa del primer gobierno de Sebastián Piñera, generó un terremoto político al reinterpretar el acuerdo firmado la semana pasada por la mayoría de los conglomerados.

El parlamentario planteó lo que ocurriría con la nueva Carta Magna en el caso que no se logre un consenso de los dos tercios del órgano constituyente en determinadas materias. "Si no se alcanzan los dos tercios para ninguna de las normas, fracasó la convención; si fracasó la convención, no hay plebiscito de ratificación, y si no hay plebiscito de ratificación, aunque a algunos les moleste, no hay nueva Constitución. Por lo tanto, rige la Constitución vigente", dijo Allamand a Radio Duna, que desde la propia oposición interpretaron como una forma de boicotear el proceso constituyente, al también incluir una aprobación del texto final con el mismo quorum.

"Es evidente que una nueva Constitución requiere necesariamente de una votación en general, de una aprobación en forma global de dos tercios. Una Constitución debe ser un todo coherente y armónico, y ello debe ser refrendado en el proceso de votación", agregó el referente de la derecha, que está casado con Marcela Cubillos, ministra de Educación, y cuya opinión sumó apoyos en otros actores del oficialismo.

Así, y tras el acuerdo político, se estableció que en abril se realizará un plebiscito para definir si la ciudadanía desea hacer un cambio de Constitución y a través de qué tipo de órgano desea que se redacte ese texto, ya sea en una convención mixta constitucional o en una convención constitucional, con integrantes que serían electos íntegramente para estos efectos.

Desde el Palacio de La Moneda, la reacción fue inmediata y se realizó un llamado a la calma, considerando que cualquier retroceso en el cambio de Constitución también podría generar un recrudecimiento de la crisis social que afecta a Chile.

"Lo que no nos puede pasar, si es que en abril de 2020 se opta por avanzar en un trabajo de una nueva Constitución, una nueva ley madre, la casa de todos, como la hemos definido, termine siendo una Constitución donde otros no se sientan incluidos", dijo Karla Rubilar, la vocera de gobierno.

"Ese es el esfuerzo que se hizo en el acuerdo de los dos tercios; eso estaba en el espíritu de esa conversación que comandó el Congreso y nosotros creemos que ese espíritu debería mantenerse y ojalá sea factible llegar a un acuerdo que defina esos detalles", agregó la funcionaria.

Desde la oposición arreciaron las críticas al senador. "Allamand, desde primer minuto, hizo todo para que no haya acuerdo. El periodismo puede verificarlo. Dos tercios son incentivo a llegar a consensos. Pero en lo que no sea posible queda fuera de la Constitución y pasa a legislación ordinaria. Si desconocen esto, se cae todo. Lo afirmo responsablemente", planteó Gabriel Boric, diputado de Convergencia Social, parte del Frente Amplio, desde su cuenta de Twitter.

"Hay algunos que quieren echar abajo el acuerdo, yo llamaría a la calma. Aquí lo que hay es muy claro, y es que la convención constituyente, que eligen los ciudadanos, va a poder redactar una Constitución, pero para lo cual va a requerir de un acuerdo mayoritario para dar estabilidad a esta votación, pero en ningún caso se ha planteado una votación final de todo el texto", dijo Felipe Harboe, senador del Partido por la Democracia (PPD).