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El partido del Mundial en que el locutor no podía nombrar a uno de los equipos

El Mundial de España 82 fue triste para la Argentina. No porque el equipo que llegó al país ibérico como campeón vigente haya tenido una actuación discreta y haya sido eliminada en la segunda etapa, sino porque se dio en un contexto de guerra. De hecho, mientras el 13 de junio de ese año, la selección albiceleste perdía el partido inaugural del Mundial de España ante Bélgica, en el Camp Nou de Barcelona, en Malvinas, a casi 12.000 kilómetros, se vivían horas de angustia, por la sangrienta batalla que ocurría.

Apenas un día después del 1 a 0 de los belgas llegó la noticia de la rendición ante los ingleses, 74 días después del desembarco de las tropas argentinas a las islas. Entonces, se empezaron a conocer detalles demasiado dolorosos, que signaron al Mundial. El impacto del conflicto se reflejó en diversas aristas. Y llegó, lógicamente, a oídos del plantel conducido por César Luis Menotti.

Mientras, en Buenos Aires, el gobierno de facto liderado por Leopoldo Fortunato Galtieri comenzó a tomar decisiones polémicas. Entre ellas, les prohibió a las radios que difundan música en idioma inglés. Algo que, paradójicamente, benefició a la aparición de grandes bandas nacionales de rock & pop en castellano).

Pero una de las cosas más insólitas la vivió el relator Juan Carlos Morales. Que ocurrió, justamente, durante el Mundial 82. Sucede que el 29 de junio, hace 40 años, debió relatar el partido de segunda fase entre Alemania Federal e Inglaterra con una condición ridícula: no podía nombrar al conjunto británico.

"Fue un pedido concreto de la gerencia de programación de radio Rivadavia. En la previa de aquel partido, nos avisa el coordinador desde Buenos Aires, que no se podía nombrar a Inglaterra. Lo primero que preguntamos fue ‘Entonces, ¿para qué lo transmitimos?’, recordó Morales hace unos años, en diálogo con LA NACIÓN. Y agregó: “Fueron 90 minutos insoportables, sumado a que el partido fue muy malo y terminó 0 a 0. Algo inaudible. Yo me las rebuscaba y decía ‘Atacan los de rojo’ o ‘los rivales de Alemania’, y a lo mejor hasta se me escapó un ‘los piratas’. Una cosa totalmente desnaturalizada, ilógica. Fue una barbaridad transmitir un partido sin nombrar a un equipo. Una tontería. Una comedia. Se podría haber obviado aquella transmisión”.

Lo cierto es que, acaso sin quererlo, Morales se metió en la historia de la radio, al ser el relator del primer y único partido en el que no se nombró a uno de los dos protagonistas.

Un Mundial doloroso

Uno de los integrantes de aquel equipo, Gabriel Calderón, rememoró: “Nosotros nos fuimos de nuestro país con la idea de que la Argentina avanzaba y recuperaba terreno, que era lo que informaban los medios. Pero cuando llegamos a España, decían todo lo contrario. No sabíamos a quién creerle. En Europa hacía rato que decían que era inminente la rendición argentina y que los ingleses habían recuperado el poder absoluto de las islas, y cuando llamábamos a nuestros familiares nos decían lo contrario. Fue todo muy triste.”

El entonces delantero de Independiente nació en 1960 y pudo haber sido convocado para la guerra. “Sabíamos que, por la edad de algunos, bien podríamos haber ido a participar de esa locura. Yo esperaba no ir, porque me parecía ridículo. Dar la vida por nuestro país siendo tan jóvenes, y con ningún objetivo, era algo sin sentido”, señaló el exdelantero y de destacada trayectoria como entrenador en suelo árabe hace unos años a LA NACIÓN.

Poco más de un mes antes del inicio del Mundial, la muerte pegó fuerte en el plantel. El 30 de marzo, falleció en combate el primer teniente José Leónidas Ardiles, primo de Osvaldo, integrante de aquel equipo.

Calderón no considera que el conflicto bélico haya influido en la decepcionante actuación del equipo argentino (quedó eliminado en segunda ronda, algo así como los cuartos de final de la actualidad): “Lo viví con tristeza porque teníamos la enorme ilusión de retener el título. Diego estaba en un nivel espectacular, pero el equipo no respondió al nivel que tenía que responder por la calidad de jugadores que tenía. Y por más que tengas al mejor jugador del mundo, si el equipo no responde, no se puede hacer nada.”

Por su parte, Juan Carlos Morales aportó una opinión diferente: “Afectar les debe haber afectado, porque si nosotros sufrimos, ellos seguro que también. Ardiles definió muy bien la situación, cuando comparó que en 1978 ellos corrían hasta las pelotas que parecían perdidas y, en España, las que se iban afuera, las dejaban ir, casi con desgano. El del 82 era mejor equipo que el que salió campeón cuatro años antes, pero en España faltó aquel espíritu de sacrificio. Y a eso le tenés que sumar el asunto de haber competido en un momento inadecuado por lo que pasaba en Malvinas.”

Morales cree que en el país no había una real noción de lo que significa una guerra: “En la situación que vivía la Argentina no se debió competir. Pero creo que la mayoría no tenía conciencia de lo que estaba ocurriendo. La vida en Buenos Aires seguía casi con normalidad. La gente era entrevistada por televisión y decía: ‘Yo voy a poner una fiambrería en Malvinas’ o ' Yo voy a poner una peluquería’, y no tenían ni idea de lo que era Malvinas. En ningún momento se pensó en que la selección no vaya al Mundial. Acá estábamos en guerra y seguía el torneo nacional. Recuerdo haber relatado un Boca-River en la Bombonera el mismo día del primer ataque argentino fuerte en las islas. En el medio del superclásico salía el encargado de la transmisión dando detalles del combate, y creo que si le preguntás a los hinchas de ese día, sólo les importaba saber cómo iba el partido, que para colmo terminó 0 a 0.”

Lo cierto es que la selección albiceleste disputó aquel Mundial de España, que comenzó un día antes de la rendición argentina en las Malvinas, y, por los motivos que fueren, culminó segunda del grupo C y quedó eliminada en segunda fase, al posicionarse tercera de tres del Grupo 3, detrás de Italia y Brasil.

Cuatro años después, el destino quiso que argentinos e ingleses estén otra vez frente a frente, pero esta vez dentro de un campo de juego. Allí, la “Mano de Dios” y la zurda mágica de Diego Maradona pusieron de rodillas a los británicos. Pero esa, fue otra historia, con fútbol y sin guerra.

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