Identifican dos virus nuevos para la Argentina en la Cuenca Matanza-Riachuelo

Contaminación ambiental en el Riachuelo
Fabián Marelli

Científicos del Conicet, Malbrán y Leloir junto a la Prefectura Naval Argentina (PNA) identificaron dos virus que no se habían detectado previamente en Argentina en la cuenca Matanza - Riachuelo en grandes cantidades, lo que según ellos supone una “alta circulación silenciosa” entre la población y confirma los altos niveles de contaminación fecal humana del Riachuelo. Según los especialistas, estos virus suelen provocar diarrea y problemas respiratorios.

Se encontraron en la cuenca Matanza - Riachuelo dos patógenos del tipo picornavirus: el cosavirus y el cardiovirus Saffold. Estos son parte de una familia de virus que tienen material genético del tipo ARN, al igual que la polio, los virus de la meningitis y el de la hepatitis A, entre otros. Los nuevos virus fueron encontrados en 274 muestras de agua tomadas entre 2005 y 2015 en la cuenca, según reportó la agencia Telam. A pesar de ser cercanos a todas estas dolencias, estos virus provocan infecciones asintomáticas en la mayoría de los casos y no generaron epidemias en otros lugares del planeta.

Bajante del Riachuelo
Fernando Massobrio


Los niveles de contaminación del Riachuelo podrían ser la causante de expansión de estos virus, según el estudio (Fernando Massobrio/)

“Estos virus ya se habían encontrado en otras partes del mundo, de hecho son virus globalizados, pero en Argentina todavía no se habían detectado en el medio ambiente”, indicó a Télam el doctor en Bioquímica y Virología Daniel Cisterna, líder de la investigación e integrante del Servicio de Neurovirosis, del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas (INEI)-ANLIS Malbrán.

El estudio dirigido por Cisterna fue publicado en la revista “The Journal of Food and Environmental Virology” como parte de un trabajo de vigilancia de los poliovirus en los países del cono sur y Bolivia realizado por el Malbrán para la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Olores fétidos y mugre en el Riachuelo, que espera por su saneamiento hace siglos
Olores fétidos y mugre en el Riachuelo, que espera por su saneamiento hace siglos


Contaminación en el Riachuelo.

El profesional remarcó la importancia de detectar cuando estos virus circulan en la población para “poder investigar su asociación a patologías que son muy importantes para la comunidad” y remarcó que hay entre un 30 y 40% de los casos donde se tiene diarrea o dificultades respiratorias y no puede diagnosticarse su origen, ya que el otro 60% se conoce que provienen de los rotavirus y norovirus.

El científico dijo que gracias a su detección se puede “ver si estos virus tienen algún impacto en las diarreas, enfermedades respiratorias o neurológicas que hasta el momento no tenían diagnóstico del origen y en eso estamos trabajando”. Así, de confirmarse la relación de los patógenos con las enfermedades, podrían luego ser sumadas en los “diagnósticos de rutinas de los hospitales”.

Asentamientos precarios junto a las sucias márgenes y las aguas fétidas; postal del Riachuelo en una recorrida a mediados de este mes
Asentamientos precarios junto a las sucias márgenes y las aguas fétidas; postal del Riachuelo en una recorrida a mediados de este mes


Asentamientos precarios junto a las sucias márgenes y las aguas fétidas; postal del Riachuelo

También, el virólogo agregó en entrevista con la agencia CyTA-Leloir: “En términos de salud pública, la presencia de estos virus confirma los altos niveles de contaminación fecal humana del rio Riachuelo y la probable presencia de otros virus entéricos como rotavirus, norovirus, hepatitis A y E, de reconocida virulencia”. A su vez, sumó que “la contaminación humana de los cursos de agua puede atenuarse a través del tratamiento de los efluentes cloacales”.

En el estudio colaboraron Gabriela Riviello López y Laura Freyre de la PNA, que desde el 2005 realiza un muestreo sistemático del rio Riachuelo para medir diversas variables ambientales; Leila Marina Martinez, María Cecilia Freire y Sara Vladimirsky, del INEI-ANLIS Malbrán; y Alejandro Rabossi, del Conicet y del Instituto Leloir.