El huracán Dorian amenaza Florida: 10 cosas que deberías saber sobre los ciclones tropicales

La costa este de Estados Unidos y parte del Caribe vuelven a vivir en la zozobra por el peligro de los huracanes.

Dorian, un huracán categoría 1 en la escala de Saffir-Simpson (de un máximo de 5) amenaza la península de Florida luego de fortalecerse a medida que se aleja de Puerto Rico y República Dominicana.

El huracán puede golpear la costa este del estado a principios de la semana que viene como ciclón de categoría 4.

BBC Mundo te cuenta algunas cosas que deberías saber para estar mejor preparado ante la llegada de un huracán.

1. ¿Cuándo es la temporada de huracanes en el Atlántico?

Aunque los huracanes pueden formarse durante todo el año, se producen principalmente en las aguas del Atlántico es durante los meses de verano y otoño boreales.

Esto se debe a que durante esas épocas, las aguas del océano están más calientes y hay corrientes débiles y cálidas en la atmósfera (lo que constituye el principal "alimento" de los ciclones).

2. ¿Cómo se forman los huracanes?

Los huracanes se forman en aguas cálidas, donde el vapor comienza a ascender hacia la atmósfera.

El aire caliente se eleva y forma remolinos para rellenar la baja presión que esto crea, succionando el aire hacia adentro y hacia arriba, lo cual refuerza la baja presión en el centro, que los meteorólogos llaman "ojo".

La tormenta comienza girar debido a la rotación de la Tierra y la energía del agua caliente del océano aumenta la velocidad de los vientos, lo que lleva a que el sistema gane en intensidad.

Así, lo que comienza como una perturbación ciclónica, si las condiciones se dan, puede transformarse en una depresión tropical, luego en una tormenta tropical y si sus vientos superan los 120 km por hora, en un huracán.

3. ¿Dónde se forman los huracanes?

Los huracanes se forman generalmente en las regiones tropicales del mundo, excepto el Atlántico Sur y el Pacífico Sur dado que, según diversos estudios, las aguas del océano necesitan estar a un mínimo de 27ºC.

Estos son los lugares del mundo donde generalmente se forman:

Cuenca del Atlántico (1)Noroeste de la Cuenca del Pacífico (de México a la línea de cambio de fecha) (2)Noroeste de la Cuenca del Pacífico ( de la línea de cambio de fecha al sudeste asiático) (3)Norte del océano Índico (incluyendo la bahía de Bengala y el mar de Arabia) (4)Suroeste del océano Índico (5)Suroeste de la cuenca indo/australiana (6)Cuenca australiana/suroeste del Pacífico (7)

4. ¿Cuál es la diferencia entre huracanes, tifones y ciclones?

Todos son el mismo fenómeno, aunque se denomina de forma diferente en distintos lugares del mundo.

En el Atlántico Norte y el Pacífico Noreste son conocidos como huracanes.

Pero si se registra el mismo tipo de fenómeno en el Océano Pacífico Noroeste, se le conoce como tifón.

Y en el Pacífico Sur y el Océano Índico, el término usado es ciclón.

5. ¿Cómo se desplazan los huracanes?

Es un aspecto que muchas personas desconocen: en realidad, los huracanes no se desplazan por sí solos, sino que son movidos por las corrientes de vientos globales, que están influidos por los gradientes de presión de la atmósfera.

De no existir esas corrientes de vientos y presiones, los huracanes no se moverían.

Para que tengas una idea de cómo funciona, imagina que un huracán es como un barco de papel que soltamos en un río crecido: las corrientes lo llevaran de un lado a otro.

La única diferencia es que la atmósfera no hay cauces y las corrientes pueden llevarlo en cualquier dirección.

Dado que dependen de estos factores que cambian de forma tan frecuente es por lo que se hace tan difícil calcular de forma fidedigna su trayectoria.

6. ¿Entonces cómo se pronostica su trayectoria?

A través de los años, los meteorólogos han diseñado varios modelos matemáticos y simulaciones por computadora para pronosticar el futuro movimiento de los huracanes.

Estos tienen en cuenta varios factores, que van desde observaciones realizadas por aviones de reconocimientos, satélites o sondas hasta datos sobre la presión del aire, la dirección o fuerza del viento, la temperatura del agua, la humedad del aire o la altura de las olas.

Varios centros meteorológicos u oficinas de investigación privada han desarrollado sus propios métodos para pronosticar la trayectoria de los huracanes, que son conocidas como modelos de pronósticos.

Entre ellos están el Sistema Global de Predicción (GFS, por sus siglas en inglés), creado por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE.UU. (NOAA, por sus siglas en inglés); y el modelo ECMWF, que corresponde a las siglas en inglés del Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Plazo Medio, en el que participan 34 países.

Son los más conocidos y los que se consideran más fiables.

En ocasiones, muchos de los modelos se unen en un mapa (en inglés le llaman mapa de espagueti), que da una idea a los científicos de una posible trayectoria media.

7. ¿Por qué el lado derecho es el más peligroso?

Generalmente, los meteorólogos en el hemisferio norte suelen advertir que las zonas ubicadas en el lado derecho de los huracanes sufrirán los mayores estragos.

Y esto tiene que ver con el propio movimiento del ciclón.

Para ejemplificar, mira el sentido del agua cuando se va por el desagüe de tu ducha o fregadero: en el hemisferio norte, siempre irá en el sentido contrario a las manecillas del reloj y en el sur, a favor.

Es un resultado del movimiento de la Tierra que se denomina efecto de Coriolis.

Según explica la NOAA, esto se debe a que estas tormentas concentran ahí su mayor fuerza, debido al propio efecto de Coriolis, que contribuye a la generación de remolinos de viento en ese lado.

"Un huracán con vientos sostenidos de 145 km/h, mientras se encuentra estacionario, va a generar vientos hasta 160 km/h en el lado derecho y solamente de 130 km/h en el lado izquierdo si comenzará a moverse (en cualquier dirección)", señala la NOAA.

8. ¿Cómo se deciden sus nombres?

Casi todo el que ha vivido un huracán alguna vez recordará su nombre y los estragos que dejó.

Por mucho tiempo, los ciclones se nombraron por el año en el que pasaron, por el santo del día o por el lugar que afecto, como el Ciclón del 1926, que devastó gran parte de Cuba, o el "Florida", que pasó en 1949 y afectó gran parte de ese estado de EE.UU.

Sin embargo, esto llevaba a que el mismo ciclón tuviera diferentes nombres y creara mucha confusión (el del 1926 en Cuba fue conocido como "Miami" en Estados Unidos).

Para solucionar esto, la Organización Meteorológica Mundial creó en 1953 una lista internacional para nombrar los ciclones tropicales en todo el mundo.

Los nombres de los que resultaron más mortíferos, como el tifón Haiyan o el huracán Katrina, son retirados y sustituidos por otros.

9. ¿Cómo se miden los huracanes?

A través de los años, se han propuesto varias formas de medir la intensidad de los huracanes, que iban desde los daños que ocasionaban hasta los efectos de la marejada y las inundaciones.

Herbert Saffir, un ingeniero civil, creó en 1969 un sistema de cinco categorías basado en la velocidad del viento y en su efecto sobre las estructuras, que sentó las bases para definir, por primera vez, qué tipo de daño podía esperarse de un huracán.

Este método fue expandido más tarde por Robert Simpson, exdirector del Centro Nacional de Huracanes, y es la que se utiliza actualmente de forma internacional.

Con el tiempo, se concentra básicamente en medir la fuerza de los vientos sostenidos en la zona cerca al centro del huracán, donde son más intensos.

10. ¿Por qué la escala solo llega hasta la categoría 5 (vientos superiores a 252 km/h) si muchos huracanes tienen vientos superiores?

"La categoría máxima, 5, se usa para describir un huracán que puede causar un daño 'catastrófico'", le explicó con anterioridad a BBC Mundo Emma Sharples, experta de la Met Office, la oficina meteorológica de Reino Unido.

Por esta razón, según la experta, "no se está considerando aumentar la escala, para incluir, por ejemplo, una categoría 6".

De hecho, Saffir y Simpson pensaron que una vez superados los 252km/h serían tan desastrosos los daños que no valía la pena añadir un número más.