HRW denuncia las "tácticas" de Marruecos para callar a las voces críticas

Rabat, 28 jul (EFE).- Campañas de desprestigio en medios, vigilancia en vídeo o electrónica, condenas por delitos como la violación, intimidación a testigos, violencia física y amenazas a familiares son las seis "tácticas" que, según Human Rights Watch (HRW), usa Marruecos para acallar a los disidentes.

Tras dos años de investigación, con casi 90 entrevistas a personas dentro y fuera de Marruecos y el análisis de ocho casos de acoso contra disidentes y 22 más de personas ligadas a ellos, la organización publica hoy su informe "Te cogerán, pase lo que pase: el libro de tácticas de Marruecos para reprimir la disidencia".

En su estudio, HRW explica que desde la mitad de la década de 2010 las autoridades marroquíes no solo persiguen a periodistas y activistas por delitos relacionados con la expresión de ideas, sino también por otros como blanqueo, espionaje, violación o incluso trata de seres humanos.

La organización recoge en un vídeo los testimonios de varios de ellos, como el historiador activista Maati Monjib, condenado a tres meses de cárcel por blanqueo, y el también activista Fouad Abdelmoumni, de quien se difundió un vídeo grabado en su casa manteniendo relaciones con su prometida (en Marruecos las relaciones extramatrimoniales están penadas).

"Los juicios políticos del pasado dieron prestigio a los disidentes, los hicieron héroes y movilizaron a la opinión pública. Tratándolos como traidores, ladrones o violadores, es la mejor manera de silenciarlos", opina Monjib sobre estos métodos.

Aparece asimismo la periodista Afaf Bernani, que denuncia cómo la presionaron para incriminar a Taoufik Bouachrine, su antiguo jefe en el diario Ajbar al Yawm -el último crítico que quedaba en Marruecos, que tuvo que cerrar por asfixia financiera-, condenado a 15 años por violación y trata de seres humanos.

"Cuando la policía me interrogó, me presionaron para decir que era víctima de acoso sexual de Taoufik Bouachrine. Me negué porque ese hombre nunca me acosó. Al salir el informe (del interrogatorio), descubrí que había sido falsificado. Cuando protesté, me procesaron por difamación (a la policía) y me condenaron a 6 meses de cárcel", relata desde Estados Unidos, donde vive ahora.

Por violar a una colega periodista fue sentenciado a 6 años de cárcel en el verano de 2021 el periodista Omar Radi, cuyos padres relatan a HRW que durante el año que pasó detenido antes del juicio su hijo no sabía los cargos contra él y cómo el tribunal rechazó escuchar a testigos en su favor.

"¿Cómo iba a defenderse sin ni siquiera saber eso (los delitos que le imputaban)?", se pregunta su madre, Fatiha Radi.

En otros casos, la ONG critica que las autoridades marroquíes llegan a la violencia física y pone como ejemplo a Hicham Mansuri, exresponsable de la asociación de periodismo de investigación AMJI, condenado a un año de cárcel por atentar contra la seguridad del Estado y fraude.

Mansuri explica a HRW cómo una noche, al salir del trabajo, dos hombres le atacaron "de repente, con puñetazos y patadas (...). El ataque fue rápido y profesional (...). Puse una queja, pero la policía no se la tomó seriamente".

Según explica a Efe Eric Goldstein, subdirector para Oriente Medio de HRW, a partir de finales de los años 90 Marruecos parecía "en el camino del respeto de los derechos humanos y la democratización", pero tras las primaveras árabes de 2011 se volvió "cada vez más represivo".

Ahora, sostiene, "no hay prácticamente medios independientes que hablen claro", ya que las autoridades marroquíes "han creado una máquina bien engrasada para acabar con los disidentes".

Unas prácticas que han tenido consecuencias: "Hay menos voces críticas en Marruecos de las que había, algunos se han marchado al extranjero, otros han conseguido asilo político, y los que quedan están caminando en hielo fino y lo saben: que pueden ser la siguiente persona contra la que vayan".

"El sistema está diseñado para intimidar y para desalentar a la gente que abre la boca. Es un sistema de terror sutil, pero muy real", explica Goldstein, que añade que mediante este "libro de tácticas" silencian a disidentes "sin que parezca represión tradicional".

En su informe, HRW hace una serie de recomendaciones, algunas al Gobierno marroquí, al que pide reformar los servicios de seguridad e inteligencia para someterlos a "un control independiente", y acabar con "las campañas orquestadas de difamación" y la vigilancia a activistas y periodistas críticos.

Además, reclama al Parlamento marroquí derogar artículos del Código Penal usados contra estas personas, como los que penalizan la homosexualidad, las relaciones extramatrimoniales, el adulterio, dos relacionados con atentar contra la seguridad del Estado o el de injurias a la monarquía. Y a la Fiscalía abrir investigaciones sobre "vigilancia ilegal" a disidentes

La ONG también dirige recomendaciones a la Unión Europea y países occidentales aliados de Marruecos, pidiéndoles "denunciar públicamente la estrategia represiva de las autoridades marroquíes" y apoyar a los opositores y periodistas del país, así como "hacer presión" para permitir que los medios marroquíes "hagan reportajes libres y aporten críticas sobre todos los temas de interés público".

(c) Agencia EFE