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How California’s COVID-19 surge widens health inequalities for Black, Latino and low-income residents

La dependencia del transporte público y los trabajos esenciales exponen a los californianos de bajos ingresos a un riesgo mayor de estar en contacto con alguien infectado de coronavirus. Mario Tama/Getty Images
La dependencia del transporte público y los trabajos esenciales exponen a los californianos de bajos ingresos a un riesgo mayor de estar en contacto con alguien infectado de coronavirus. Mario Tama/Getty Images

Andrea N. Polonijo, Medical Sociologist, University of California, Riverside

California, el estado que llegó a convertirse en un modelo nacional para desacelerar la propagación del coronavirus, ha sido testigo en los últimos días de un número récord de infecciones, hospitalizaciones y muertes. El aumento se produce tras la reapertura de muchos negocios de alto riesgo, incluidos los salones de belleza, restaurantes, cines y gimnasios.

Aunque todos corremos el riesgo de contagiarnos, los californianos de bajos ingresos, afroamericanos y latinos están muriendo a tasas más altas que los blancos de altos ingresos y no latinos, y los análisis sugieren que esa brecha se está ampliando.

Un estudio de la UCLA publicado el 27 de julio descubrió que los residentes afroamericanos y latinos del condado de Los Ángeles tienen el doble de probabilidades de morir de COVID-19 que los blancos no latinos. En las comunidades más pobres del área de Los Ángeles, los datos del condado muestran que la tasa de mortalidad por COVID-19 cuadriplicó la de las comunidades más ricas.

Esas disparidades en materia de salud se amplían aún más cuando se analiza solo a los californianos en edad laboral. Aunque los latinos solo representan el 39 % de la población de California, suman aproximadamente el 57 % de los casos de COVID-19 y el 46 % de las muertes. Entre los residentes con edades comprendidas entre los 18 y 64 años, los latinos representan el 68 % de las muertes.

Como socióloga médica en el Departamento de Medicina Social, Población y Salud Pública de la Universidad de California, Riverside, estudio de qué modo los factores sociales como el nivel de ingresos, la raza y el origen étnico influyen en la salud. Aunque las disparidades en los datos de la COVID-19 de California son tristes, no resultan sorprendentes. Reflejan décadas de investigaciones que demuestran que las consecuencias para la salud de una amplia gama de enfermedades son más graves en los estadounidenses marginados. Esas disparidades de salud se deben en gran medida a las condiciones sociales desiguales que determinan la capacidad de las personas para evitar las enfermedades y recibir tratamiento.

¿Qué explica las desigualdades en los casos de COVID-19 de ese estado?

A medida que los casos de COVID-19 se disparan, las diferencias en las condiciones de trabajo y de vida exponen a los californianos latinos, afroamericanos y de bajos ingresos a un riesgo mayor.

Limitar el contacto cara a cara con otras personas es clave para prevenir la COVID-19, pero el distanciamiento social y el autoaislamiento son lujos que muchos residentes de bajos ingresos no pueden permitirse. Los californianos latinos, afroamericanos y de bajos ingresos tienen más probabilidades de trabajar en sectores esenciales y ocupar empleos con bajos salarios que implican un contacto frecuente con el público y requieren que estén en puestos donde no siempre se aplican las precauciones de salud y seguridad. Un estudio de la Universidad de California en San Francisco descubrió que en el distrito de la Misión de San Francisco el 95 % de las personas que dieron positivo en COVID-19 eran latinas y el 90 % no podía trabajar desde casa.

También es más probable que estos grupos sigan dependiendo del transporte público durante la pandemia y vivan en hogares más abarrotados, lo cual crea el caldo de cultivo ideal para que el coronavirus se propague entre los miembros de la familia y la comunidad.

La escasez de pruebas de COVID-19 también afecta a estas comunidades. La clave para reabrir de manera segura los negocios de California fue la promesa de aplicar pruebas generalizadas y rastrear los contactos. Sin embargo, la reapertura acelerada condujo a una escasez de pruebas, un aumento de los casos positivos y la falta de recursos para rastrear de manera eficaz a los contactos de las personas infectadas. Muchos de los sitios de prueba de California tienen una demanda potencial de 200 000 o más pacientes. Los informes de investigación de ABC News y FiveThirtyEight han mostrado que los residentes de zonas más blancas y ricas tienen más acceso a los centros de evaluación y no tienen tanta competencia para asegurarse unas pruebas ya escasas.

Las tasas más altas de afecciones de salud preexistentes, como el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y la diabetes, también aumentan el riesgo de que los californianos latinos, afroamericanos y de bajos ingresos sufran enfermedades graves debido a la COVID-19. Las disparidades en estas condiciones preexistentes están relacionadas con obstáculos de larga data para acceder a recursos esenciales y un legado de discriminación y racismo. Las tasas más bajas de seguros de salud y otras barreras para la atención médica, incluido el tratamiento desigual por parte de los profesionales de la salud, hace que estos grupos en riesgo sean más vulnerables a que les denieguen una atención crítica en caso de COVID-19.

Todos estos factores permiten que la COVID-19 se propague más rápido en las comunidades afroamericanas, latinas y de bajos ingresos de California y han contribuido a acrecentar las desigualdades en la mortalidad a medida que aumentan los casos en general.

¿Qué se puede hacer?

El arduo trabajo realizado por los californianos al inicio de la pandemia al confinarse en casa para “aplanar la curva” se deshizo en las semanas posteriores a la reapertura de los negocios y a medida que un gran número de personas se volvían a reunir en espacios interiores. Ahora en algunas partes del estado los hospitales están desbordados por los pacientes con COVID-19. Pero todavía se pueden hacer muchas cosas para contribuir a revertir las tendencias de infección.

Algunos de los pasos más importantes son sencillos: si los californianos se quedan en casa siempre que puedan, usan mascarilla cuando estén fuera y mantienen la distancia física, podrán protegerse y proteger a los demás de la COVID-19. Quedarse en casa también puede contribuir a disminuir la demanda de pruebas y tratamientos, ya que son unos recursos limitados.

Realizar pruebas también es esencial. Para que las pruebas sean efectivas, todas las personas que corren un alto riesgo de infección, sea porque se exponen a diario al público en su trabajo o porque han estado expuestas a alguien con COVID-19, necesitan tener acceso a las pruebas y obtener resultados rápidos para poder ponerse en cuarentena si es necesario. California ha realizado algunas acciones puntuales para lograr que las pruebas estén disponibles en las comunidades marginadas más afectadas por la COVID-19. Los datos muestran que estos esfuerzos están progresando, pero todavía no suplen la necesidad.

En todo el estado, el uso obligatorio de mascarilla y el cierre de muchas empresas que habían reabierto deberían retrasar la transmisión de la enfermedad, siempre que se sigan esas órdenes al pie de la letra. Eso requerirá que las autoridades de salud pública, estatales y locales cooperen para hacer cumplir las normas.

Los empleadores también tienen la responsabilidad de garantizar que se apliquen las medidas adecuadas para evitar la propagación del coronavirus en el trabajo. Eso puede incluir pagar días de enfermedad para que los empleados puedan quedarse en casa si están enfermos y poner equipos de protección personal a disposición de los trabajadores que se encuentran cara a cara con sus colegas y el público.

Los trabajadores de bajos ingresos que viven en viviendas abarrotadas a menudo no pueden autoaislarse si contraen la COVID-19. Ofrecer alojamiento temporal gratuito es una alternativa para ayudarlos a evitar transmitir el virus a otros. Las opciones asequibles al transporte público, como el transporte compartido de bajo costo, también podrían reducir la transmisión de enfermedades entre las poblaciones vulnerables.

Por último, con la esperanza de una vacuna en el horizonte, garantizar un acceso equitativo a las futuras vacunas contra la COVID-19 para los miembros de la comunidad afroamericana, latina y de bajos ingresos de California será fundamental para evitar que esas desigualdades de salud se agraven.

Este artículo fue publicado en inglés originalmente en The Conversation, un sitio de noticias sin fines de lucro dedicado a compartir ideas de expertos académicos."