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"Hospital sucio". Una estrategia más fina y obstáculos inesperados frente al virus

Después del contrapunto con el sector privado, el ministro de Salud, Ginés González García, acercó posiciones en una reunión reservada donde surgieron nuevas ideas y aparecieron problemas que no estaban previstos.

Los que se sentaron a la mesa acababan de pasar las peores 16 horas desde la llegada del Frente de Todos al poder. Estaban los dueños del negocio privado de la salud en la Argentina, a quienes su anfitrión, el ministro de Salud, Ginés González García, había amenazado con intervenirles el negocio en la noche del día anterior, algo que le abrió un flanco interno con la Casa Rosada. El hecho de que nada podía ser peor los recondujo hacia una nueva forma de trabajo contra la pandemia.

Todo ocurrió en el mediodía del jueves pasado. La nueva colaboración se cimentó en dos eslabones: González García les aseguró a los empresarios que el Gobierno no se quedaría con el manejo de las clínicas y los invitó a formar parte de una mesa de coordinación. Acostumbrados a no ser escuchados por el kirchnerismo, la invitación les generó entusiasmo. La primera será hoy a las 12, también en el Ministerio.

La comunión permitió que emergieran otros temas acuciantes relacionados con la mejor manera de lidiar contra la pandemia. Las discusiones con respecto al conurbano bonaerense se llevaron una parte sustancial del tiempo. Allí todos están de acuerdo: el distrito que más preocupa al Frente de Todos en términos políticos -en ningún lugar del país Cristina Kirchner tiene tantos votos como allí-, también lo hace desde la mirada sanitaria para el Ministro de Salud y los empresarios del sector.

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El conurbano reúne características que lo hacen único en la pandemia. Tiene una alta densidad de población, un sistema sanitario deficiente en comparación con la Capital Federal y muchos de sus habitantes insisten en no cumplir la cuarentena.

Quienes tienen un pie en la salud y otro en la política sostienen que es una pelea riesgosa para el gobernador Axel Kicillof: se convierte en "campeón del mundo" o le pone la cara a la mayor catástrofe sanitaria en la historia de la provincia en las próximas semanas, dicen.

El director del Hospital "El Cruce-Néstor Kirchner", Arnaldo Medina, renunció a su cargo tras ocho años de haber estado al frente del centro médico

Arnaldo Medina se sentó al lado de González García y levantó la mano. Propuso empezar a pensar en establecer "hospitales sucios" en el conurbano. Le prestaban atención Jorge Cherro (Adecra), Mario Lugones (Cepsal), José Sánchez (FEM), Luis Degrossi (Adem), Enrique Tonelli y Enrique Cimino (Confeclisa) y MiguelTroisi (Faosdir), que representan al sector.

Medina es una persona respetada en términos sanitarios. Fue director del Hospital El Cruce-Néstor Kirchner, en Florencio Varela, y ahora es secretario de Calidad en Salud del Ministerio. Los empresarios creen que sabe de medicina, pero también de la microeconomía de la actividad.

La idea de hospital sucio requiere la colaboración entre el sector público y el privado. Muchas clínicas y sanatorios del conurbano son chicos y no están preparados para atender a pacientes con coronavirus. Se necesitan no sólo respiradores, sino también una gran cantidad de material descartable.

La idea embrionaria que se discutió es concentrar el tratamiento de pacientes con coronavirus en el conurbano en hospitales municipales y provinciales -que serían los denominados hospitales sucios-, en muchos casos más grandes y con acceso más rápido a ciertas herramienta por parte del Estado.

A cambio, las dependencias más chicas tendrían que tomar otras patologías y prácticas, como cardiopatías o cirugías.

El Hospital Posadas es el más grande del país y uno de los pocos bajo el control nacional. Una de las ideas que se estudia es destinarlos a la atención prioritaria de pacientes contagiados y destinar otras prácticas a sanatorios privados más chicos.

La parte más compleja de la idea anterior está más relacionada con la economía que con la medicina. Sucede que habría que implementar alguna especie de clearing entre ambos sectores.

El Gobierno está especialmente preocupado por los problemas que la logística le está trayendo a las tareas médicas. Una discusión de ese mismo día lo traduce. Un grupo de empresas hizo una inversión importante para traer material descartable desde China. El cargamento está pagado y el avión podría despegar si no fuese por las dificultades aeronáuticas atadas al coronavirus. Para que lleguen los insumos, incluidos los barbijos, tendría que ir a Qatar y en ese país trasbordar la mercadería hacia una nave de Qatar Airways que lo traslade a la Argentina. Dicho de otra manera: lo que debería tardar algunas horas se extendería a casi una semana y el precio, oneroso de por sí, lo sería mucho más.

González García hizo esfuerzos para entender lo que le estaban contando. El ministro está más preocupado por el equipamiento básico de médicos y enfermeros que por sumar respiradores. Es lógico: si se contagia un profesional de la salud no sólo aumenta la lista de infectados, sino que se pierde un recurso escaso en la pelea contra un enemigo que a veces luce ominipotente. Se comprometió a hacer algo para resolver el tema y otros puntuales similares que puedan aparecer.

Quizás la dificultad menos esperada a la que los enfrenta la pandemia es también la más compleja. El próximo lunes sanatorios y clínicas comenzarán a pagar los sueldos de marzo. Lo harán, pero muchos de ellos en más de un depósito, le explicaron a los funcionarios. Los salarios de este mes, en cambio, están mucho más comprometidos.

El conurbano bonaerense tiene tres características: mucha población, infraestructura sanitaria deficiente y dificultades para cumplir con la cuarentena.

Las instituciones tienen problemas similares al resto de las empresas, con el agravante de que están en la primera línea de defensa contra el virus. Hoy están funcionando al 30%, cuando deberían rondar el 80%. Nadie quiere ir a una clínica por miedo al contagio y, además, los recursos se están reorientando a atender la pandemia antes que otras prácticas médicas.

Es la tormenta perfecta, porque al mismo tiempo cayeron los recursos de la población y muchos dejaron de pagar los aportes patronales, entre los que se financian cajas gigantescas como el PAMI y las obras sociales, que a su vez les pagan a las instituciones.

Coronavirus. La Matanza, eje poblacional del conurbano, que es una de las mayores preocupaciones en el marco de la pandemia. Salud y las empresas analizan alternativas para una defensa eficiente.

"¿Cómo hago para decirle a un enfermero que se exponga al contagio y encima no le pago el sueldo?", resumió con vergüenza uno de los asistentes.

La propuesta del sector privado es obtener créditos a tasa cero. Le dejaron en claro al ministro que no estaban dispuestos a endeudarse al 24%, como otras industrias, para pagar sueldos. Una parte de la respuesta comenzará a tejerse en las próximas horas.