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La horca y 7 años no borran el estigma del barrio de los violadores de Delhi

Nueva Delhi, 22 ene (EFE).- Ni el paso del tiempo, ni la cercana ejecución de cuatro de los condenados por la violación en grupo y muerte de una universitaria en 2012 en un caso que conmocionó a la India, han logrado borrar el estigma sobre el humilde barrio de Nueva Delhi del que eran oriundos varios de los violadores.

"Me avergüenzo cuando lo pienso. No creo que la mala fama (asociada al barrio) vaya a cambiar nunca", dijo a Efe Babita, vecina de la humilde barriada delhí, que asegura que siempre que menciona de donde es hacen referencia al barrio de los violadores.

"La mala fama siempre permanecerá en este barrio, incluso si son ahorcados, o mueren o lo que sea que pase, el mal nombre siempre permanecerá", aseguró otra mujer que prefirió mantener el anonimato.

SIETE AÑOS DE ESTIGMA

Desde el 16 de diciembre de 2012, ese sentimiento de vergüenza acompaña a los vecinos de Ravidas, una pequeña concentración de coloridas chabolas y estrechas, pero impolutas callejuelas, en el sector de RK Puram del sur de Nueva Delhi.

Aquel día, seis hombres, incluidos cuatro vecinos del barrio, dos de ellos hermanos, violaron y torturaron a una joven de 23 años dentro de un autobús en marcha, que murió días después en un hospital de Singapur.

El caso conmocionó al país y propició el endurecimiento de la legislación contra las agresiones sexuales.

Siete años después, cuando se enfrentan a la ejecución cuatro de los seis condenados -uno se suicidó en la cárcel y otro era menor de edad y ya cumplió la pena en un reformatorio-, el barrio trata de recuperar una normalidad que se resiste.

Aunque ya quedó atrás el clima de tensión que se generó después de conocerse el caso, cuando incluso trataron de atacar la casa de algunos familiares de los acusados, los vecinos, cansados de las periódicas visitas de los medios de comunicación y por miedo a represalias de una de las familias que aún vive en Ravidas, cierran sus puertas, normalmente abiertas, al paso de los informadores.

A FAVOR DE LA PENA DE MUERTE PARA SU VECINO

"Todos quieren que sean ahorcados pero no están abiertos a hablar al respecto porque sufriríamos acoso de la familia. Nos abroncan y por eso nadie quiere hablar con los medios", dijo Babita, quien no quiso hablar ante la cámara.

Pese a convivir con familiares de los violadores, nadie en Ravidas cuestiona la condena.

"Deben ser ahorcados porque esa gente no tiene remordimientos de lo que hicieron, no quieren morir pero no se arrepienten (...) y si saliesen, después de cuatro meses lo volverían a hacer", sentenció Babita, quien pese a todo, asegura sentirse segura en el barrio "incluso a las 10 o las 11 de la noche".

UN PROBLEMA NACIONAL

También defiende su barrio Nageshwar Das, un político local que ronda la cincuentena y que lleva dos décadas viviendo en él.

"Después del incidente del 16 de diciembre e incluso antes no ha pasado nada parecido en este barrio, pero es difícil explicar por qué ocurrió. Nuestro barrio estaba limpio y ordenado y aún hoy lo está, pero por alguna razón lo hicieron. Hoy en nuestro barrio los chicos hacen cursos de gestión, tienen buenos trabajos, algunos han llegado a magistrados", afirmó.

Das, que no solo cree que los autores del conocido como 'caso Nirbhaya' ("Sin miedo", en hindi, sobrenombre que dio la prensa a la víctima) deban ser ahorcados, sino todos los violadores porque "solo entonces la gente tendría miedo" de cometer dichos crímenes, también piensa que "el Gobierno tiene que hacer algo para cambiar el pensamiento de la gente" y evitar que ocurran más violaciones.

"El nombre de este barrio no se ha echado a perder, sino que se ha echado a perder el nombre de este país. No tiene nada que ver con este barrio, es algo que tiene que ver con el país", concluyó en referencia a los casi cien casos de violación denunciados a diario en la India, según los últimos datos oficiales de 2017.

Las 7 de la mañana de este miércoles era la hora prevista para poner fin a la vida de los cuatro violadores, pero fue pospuesta al 1 de febrero tras la petición de clemencia de uno de los condenados al presidente indio, Ram Nath Kovind, que fue rechazada.

Si la maquinaria de la pena capital no vuelve a retrasarse, Mukesh Singh, Vinay Sharma, Pawan Gupta y Akshay Singh, serán ahorcados ese día, a las 6 de la mañana, en la primera ejecución en la India desde 2015, cuando el Estado ejecutó a un terrorista.

Alejandro R. Otero

(c) Agencia EFE