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Un Hong Kong leal, patriota y sumiso: el gran sueño de Pekín

Pekín, 29 jun (EFE).- Tras imponer una polémica ley de seguridad que acabó con los activistas más destacados del movimiento prodemocrático exiliados o en prisión, China busca ahora erigir un Hong Kong a su imagen y semejanza alejado de "injerencias extranjeras".

El 25º aniversario de su regreso tras la era colonial británica escenificará este viernes la renovada autoridad de China sobre Hong Kong bajo la atenta mirada de su presidente, Xi Jinping, quien asistirá a la toma de posesión del nuevo jefe Ejecutivo de la ciudad, John Lee, elegido en mayo por un comité de afines a Pekín.

Pero para muchos otros, la ceremonia simbolizará la consolidación de un nuevo periodo marcado por la pérdida de libertades en la urbe.

"Hemos pasado de un Hong Kong con un sistema híbrido a uno autoritario, aunque más suave que el de China continental. Pero la vida política y la sociedad civil están completamente muertas", comenta a Efe el académico Jean-Pierre Cabestan, exprofesor de Ciencia Política en la Universidad Baptista hongkonesa entre 2007 y 2021.

La solemnidad de la efeméride este año contrastará con las manifestaciones que anteriormente se convocaban cada primero de julio y que fueron prohibidas en 2020 tras las protestas del año anterior, las cuales llegaron a reunir a millones de personas, según los organizadores, y que se habían ido tornando cada vez más violentas.

¿UN HONG KONG SIN AUTONOMÍA?

Las desigualdades sociales, el deterioro del mercado laboral o la dificultad para acceder a una vivienda -problemas que afectan especialmente a los jóvenes- se sumaron al rechazo a un mayor control de Pekín sobre el territorio, lo que, apuntan los expertos, provocó las masivas protestas de 2019.

China las desactivó con una ley de seguridad que años antes descartó imponer ante el descontento que generaría entre la sociedad.

"El 'todo o nada' de algunos manifestantes hizo también que pasáramos del debate sobre el sufragio universal entre una terna restringida a un jefe Ejecutivo designado por un comité. Alguien erró el tiro, quizá por un exceso de confianza en sus capacidades o en la importancia de los apoyos exteriores", opina el académico Xulio Ríos, director del Observatorio de la Política China.

En estos dos años se han sucedido procesos judiciales contra quienes organizaron aquellas protestas, contra figuras opositoras o contra empresarios como Jimmy Lai, creador del desaparecido 'Apple Daily', uno de los rotativos más críticos con Pekín.

Todo ello creó temores sobre si la ciudad aún gozaba de autonomía, algo que garantiza el principio de "Un país, dos sistemas" que permite a Hong Kong tener oficialmente libertades inexistentes en la parte continental, al menos hasta su asimilación por parte de China, prevista para 2047.

"China quiere que formalmente prevalezca ese modelo pero que en la práctica apenas haya ninguna autonomía. Quieren un Hong Kong sumiso a la voluntad política del Partido Comunista chino (PCCh) y centrado en su rol financiero. Sí mantiene su sistema judicial, excepto en casos relacionados con la seguridad nacional, algo que queda sujeto a la interpretación de Pekín", argumenta Cabestan.

Según el académico, el liderazgo de Lee traerá "más represión" contra cualquier tipo de oposición: "Va a ser más duro que su predecesora, Carrie Lam, en estas cuestiones y en otras como el sistema educativo, en el que exigirá un mayor 'patriotismo' a los hongkoneses", asegura.

Para Ríos, la prioridad de Pekín es evitar que Hong Kong se convierta en un "foco crónico de problemas" y, al mismo tiempo, engarzar su realidad con las provincias chinas aledañas, especialmente Cantón, "para que la integración, también en lo social y demográfico, difumine los trazos identitarios hongkoneses".

LEALTAD Y PATRIOTISMO

Durante meses, Pekín deploró lo que denominaba "interferencias extranjeras en Hong Kong", como aquellas voces que insistían en que la Ley Básica hongkonesa, la miniconstitución de la ciudad, estipula como "último objetivo" la elección del jefe Ejecutivo por sufragio universal tras la selección de candidatos por un comité ampliamente representativo.

"Lo que pasó es que, con el tiempo, al PCCh le empezaron a preocupar cada vez más los efectos negativos de la globalización. En mi época, llegué a recibir invitaciones de mandatarios chinos para visitarles, algo impensable hoy día", comenta el último gobernador británico de Hong Kong, Chris Patten, en una charla con periodistas extranjeros destacados en China.

Patten la recuerda como "una ciudad financiera espectacular, con una ciudadanía ejemplar, con un gran sentido de la responsabilidad".

"Es muy triste lo que ha ocurrido. Mucha gente pensaba que Hong Kong inspiraría a China de forma positiva, y ha pasado justo lo contrario", reflexiona.

Pero Hong Kong ya no cumple la función estratégica que tenía para el desarrollo chino como ocurría en los años 80 y 90: según Ríos, Pekín quiere que se convierta en un polo económico más del sur de China, y ya ha conseguido que renuncie de facto a su singularidad política, "al menos tal cual y como la conocíamos desde la retrocesión en 1997".

"Ahora, lo primero es lealtad y patriotismo. Cualquier otra consideración se supedita a eso, lo cual significa un alineamiento mayor y sin matices con el Gobierno central. Pero también es innegable que entre los hongkoneses hay un ADN particular y no resultará fácil anularlo. China tendrá que hilar fino", anticipa.

Por su parte, Cabestan asevera que "el PCCh jamás podrá aceptar un Hong Kong democrático porque lo consideraría un germen para la subversión en la China continental. También demostraría la compatibilidad entre la cultura china y una democracia multipartidista. Un Hong Kong democrático sería, simplemente, una gran amenaza".

Jesús Centeno

(c) Agencia EFE