Un hombre de Milwaukee pone un letrero de “Bienvenidos a Cleveland” para confundir a los pasajeros de los aviones

Annie Daly

¡Te engañé! (Foto: Lionel Hutzz / Reddit)

Un fotógrafo de Milwaukee llevó las bromas a un nuevo nivel, literalmente.

Hace casi 40 años, Mark Gubin pintó un enorme letrero que decía “Bienvenidos a Cleveland” en el techo de su casa, que se encuentra justo en la trayectoria de los vuelos que se disponen a aterrizar en el Aeropuerto Internacional General Mitchell. Fue un lindo detalle, si no fuera porque Gubin vive en Milwaukee, no en Cleveland.

Espera un segundo… ¡¿Cómo?!

Resulta que Gubin es un viejo bromista con mucho carácter y pintó ese letrero en el techo solo para confundir a las personas que viajan en los aviones. “No hay una buena razón para tenerlo ahí, excepto la locura, algo en lo que tengo bastante práctica”, confesó Gubin al Milwaukee Journal Sentinel. Y ha sido “muy modesto”.

La idea se le ocurrió mientras almorzaba en la azotea con su asistente de aquella época, en 1978. Muchos aviones volaban muy bajo, prácticamente sobre sus cabezas, y su asistente mencionó que sería divertido pintar un cartel que dijera “Bienvenidos a Milwaukee”. Con una expresión socarrona en el rostro y una sonrisa dibujada en sus ojos, Gubin le tomó la palabra pero le dijo: “¿sabes que sería aún mejor…?” Y así nació el letrero engañoso.

Vista desde un avión. (Foto: Google)

Gubin aún no ha tenido problemas por haber pintado ese letrero en su techo, aunque se ganó una carta del entonces presidente del Ayuntamiento, Ben E. Johnson, en la que decía que su obra de arte estaba causando “indignación y pánico” en algunos de los pasajeros. Sin embargo, Johnson no le pidió que lo borrara o corrigiera.

El mensaje contradictorio de Gubin ha dado pie a un par de rumores, como el que dice que los pilotos que vuelan regularmente por esa ruta les aseguran a los pasajeros que están en el avión correcto y que no aterrizarán en Cleveland. También se dice que cuando el presidente visita Milwaukee, los encargados de seguridad usan el cartel como una señal que les indica la dirección correcta.

Desde que Gubin pintó el letrero, lo retoca de vez en cuando con un poco de pintura amarilla para devolverle la magia del primer día. Pero por lo demás, se ha mantenido igual. Y él se siente muy orgulloso de ello.

“Todo ha sido una broma, solo por diversión. Vivir no es un ensayo, no tienes una segunda oportunidad. Así que es mejor que te diviertas”, dijo Gubin al Sentinel. Aprendamos la lección: la vida es el viaje, no el destino final. Sobre todo si ese destino está sujeto a interpretación.