Histórica canonización de dos populares pontífices genera júbilo y controversia

Una estatua en homenaje al Papa Juan Pablo II en Czestochowa, Polonia, abr 2 2014. Dos íconos de la Iglesia Católica del siglo XX se convertirán en santos el domingo, en una doble canonización sin precedentes que ha generado tanto alegría como controversia en la comunidad de 1.200 millones de fieles. REUTERS/Kacper Pempel

Por Philip Pullella CIUDAD DEL VATICANO (Reuters) - Dos íconos de la Iglesia Católica del siglo XX se convertirán en santos el domingo, en una doble canonización sin precedentes que ha generado tanto alegría como controversia en la comunidad de 1.200 millones de fieles. Juan XXIII, que reinó entre 1958 y 1963 y convocó al modernizador Concilio Vaticano Segundo, y Juan Pablo II, que lideró la Iglesia Católica por 27 años antes de su muerte en 2005 y cuyos viajes alrededor del mundo lo convirtieron en el pontífice más popular de la historia, serán declarados santos por el Papa Francisco. Mientras que Juan XXIII murió hace medio siglo, los críticos aseguran que la canonización de Juan Pablo II -que establece un récord en las canonizaciones en tiempos modernos apenas nueve años después del fallecimiento- es demasiado apresurada. También consideran que Juan Pablo II tuvo una lenta reacción ante la grave crisis de abuso sexual que surgió en la iglesia hacia fines de su pontificado. No obstante, se espera que más de 1 millón de personas inunden Roma, y muchos de ellos el Vaticano, para la ceremonia en la que Francisco elevará a dos de sus predecesores a lo que la iglesia denomina "la gloria de los altares". Enormes pantallas de televisión han sido desplegadas en toda la ciudad para complacer a los espectadores. La Iglesia declarará que los papas que dejaron una marca indeleble en el catolicismo tuvieron vidas guiadas por la santidad y merecen la imitación de los fieles. Investigadores de la Iglesia han acreditado la intercesión de estos pontífices ante Dios luego de sus muertes, al lograr curas médicas milagrosas inexplicables en personas enfermas que les rezaron. Si bien el Papa polaco es considerado una figura clave que ayudó a poner fin a la Guerra Fría, sus críticos han cuestionado el accionar de Juan Pablo II cuando comenzaron a salir a la luz los escándalos de abuso sexual que han minado la autoridad moral de los líderes de la Iglesia. Específicamente, han presionado al Vaticano argumentando que Juan Pablo II sabía sobre el abuso sexual cometido por el padre Marcial Maciel, fundador mexicano de un desacreditada orden religiosa católica denominada los Legionarios de Cristo. Maciel vivió por años una doble vida como pedófilo, mujeriego y adicto a las drogas mientras dirigía la conservadora y adinerada orden que fundó y que era apoyada por el Papa y sus colaboradores como ejemplo de líder religioso excepcional. Los defensores de Juan Pablo II han dicho que mientras que sus colaboradores habrían sabido que las acusaciones eran ciertas, mantuvieron mucha información alejada del pontífice. Juan Pablo II ignoró las advertencias, creyendo que las acusaciones eran parte de un complot contra la Iglesia similar al que las autoridades comunistas llevaron adelante en Polonia durante la Guerra Fría. Maciel finalmente fue disciplinado en 2006 por el sucesor de Juan Pablo, Benedicto XVI, cuando el Vaticano debió admitir que las acusaciones levantadas durante décadas eran ciertas. PAPAS NO SANTOS Algunas personas en la Iglesia creen que los papas no deberían ser convertidos en santos, aún cuando sean hombres de indudable santidad. "Este es un ejemplo de la canonización papal en sí", dijo Luigi Accattoli, uno de los autores católicos más respetados de Italia, que conoció a ambos pontífices y está seguro de que eran hombres santos, aunque tiene reservas sobre la política de canonización. "Al canonizar a un papa, se confirma el papado en sí. Es como si estuvieran diciendo que las políticas de papas previos son intocables", dijo a Reuters. "En un sentido, la Iglesia trata de retirarse del juicio de la opinión pública", agregó. Sin embargo, el padre Tom Rosica, jefe de la red televisiva Salt and Light Catholic en Canadá, dijo que la canonización no pretendía ser una evaluación exhaustiva de un papado. NI LOS SANTOS SON PERFECTOS Ser declarado santo "no significa que la persona estuvo exenta de imperfección, ceguera, sordera o pecado", escribió en un ensayo Rosica. Significa "que una persona vivió su vida con Dios", añadió. De hecho, la abrumadora mayoría de los católicos están felices de que Juan Pablo II sea convertido en santo. El cardenal polaco Karol Wojtyla de Cracovia fue elegido en 1978 como el primer Papa no italiano en 450 años. Durante su papado recorrió 140 países, para la mayoría de los cuales se trató de la primera visita de un pontífice. En 1981 el turco Mehmet Ali Agca intentó asesinarlo en la plaza San Pedro. Hacia el final de su vida, la salud de Juan Pablo II fue seguida por millones de fieles de todo el mundo. Su fallecimiento en 2005 causó conmoción entre sus seguidores, muchos de los cuales empezaron a demandar su canonización. El Papa Francisco modificó las reglas para la canonización de Juan XXIII, al decidir que un sólo milagro -en lugar de dos- eran suficientes para convertirlo en santo. Se lo llamó "el Papa bueno" por su amabilidad, templanza, humildad y carácter jovial. Juan XXIII era un candidato comprometido en el cónclave de 1958 de quien no se esperaban grandes cambios. Sin embargo, comenzó una revolución. Convocó el Concilio Vaticano Segundo, que se desarrolló entre 1962 y 1965 y fue el primer encuentro de obispos católicos del mundo en casi un siglo. El concilio modificó el catolicismo, al introducir las misas en lengua local para reemplazar a las dadas en latín, alentó el diálogo con otras religiones y repudió el concepto de 2.000 años de antigüedad sobre la culpa judía por el asesinato de Jesús. (Editado en español por Ana Laura Mitidieri)