La historia de Lisey: lenta y reiterativa incursión en el universo de Stephen King

Julianne Moore y Clive Owen, los protagonistas de La historia de Lisey, ficción de Stephen King que estrena Apple TV+
Julianne Moore y Clive Owen, los protagonistas de La historia de Lisey, ficción de Stephen King que estrena Apple TV+

La historia de Lisey (Estados Unidos/2021). Creador: Stephen King. Elenco: Julianne Moore, Clive Owen, Joan Allen y Jennifer Jason Leigh. Disponible en: Apple TV+. Nuestra opinión: regular.

En su libro de memorias/manual de escritura Mientras escribo, Stephen King cuenta que escribe diez páginas todos los días, llueva o truene. Este método espartano de trabajo no solo explica la regularidad pavorosa de su producción sino también por qué tantas de sus historias parecen disparadas por vicisitudes de la vida del escritor, tales como bloqueos creativos o el acoso de seguidores perturbados. Así como una parte de cada texto de King se adentra en el territorio desconocido de la fantasía, otra, evidentemente, está arraigada en lo que conoce bien. Tal es el caso de La historia de Lisey, la novela que, según dijo, prefiere de toda su obra (por eso asumió la tarea de escribir todos los episodios de su adaptación) y que sería un tributo a Tabitha, su esposa desde hace 50 años y la primera lectora de todos sus escritos.

Lisey (Julianne Moore) es la viuda de un novelista de fama mundial llamado Scott Landon (Clive Owen). “Nunca hubo un escritor que uniera tan impecablemente el realismo con lo fantástico”, dice en la serie un académico sobre este alter ego del autor, canalizando menos la voz de críticos reales que la excelente autoestima de King. En medio del duelo, Lisey empieza a sufrir el hostigamiento del mencionado académico y, luego, de un fan psicótico (Dane DeHaan) que asumió la cruzada de recuperar como sea los inéditos de su autor favorito de manos de la viuda. Lisey, además, debe lidiar con la recaída de una hermana con problemas mentales en un estado de catatonia y el regreso de recuerdos largamente reprimidos y conjurados por la revisión de los papeles de su difunto esposo. Esto último da pie a una segunda línea narrativa en la que se cuenta el inicio de la relación entre ambos, la difícil infancia de Scott con un padre violento y el descubrimiento de un lugar al que llaman Boo’ya Moon, una dimensión paralela que ofrece, a la vez, sanación, creatividad y múltiples peligros.

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Si bien esta descripción puede hacer pensar que la maquinaria narrativa de King está funcionando a todo lo que da, en la pantalla se percibe algo distinto: el relato avanza con morosidad y se muestra reiterativo y pobre de nuevos acontecimientos. Contrariamente al credo estético del autor, en el que la historia está por encima de todo, el pantanoso guion de King o quizás la cenagosa dirección del chileno Pablo Larraín (Jackie) vuelven a esta serie una puesta en escena del estado de ánimo melancólico de su protagonista. Ni siquiera el mundo de Boo’ya Moon, que parece la tapa rechazada de un disco de Yes, es un imán para nuestra atención porque más que un mundo es un único paisaje que pronto se agota. Este lugar representa el modo en que King entiende la creación: como un sitio real que los artistas visitan. En Mientras escribo dice que “las historias son cosas que se encuentran como fósiles en el suelo, partes de un mundo preexistente a ser descubierto”. Esta vez no parece haber hallado nada que valga la pena el viaje.