Lo más leído de 2018: La historia de Juan Baptista dos Santos, el portugués que nació con dos penes y tres piernas

[Advertencia. Este artículo contiene imágenes que podrían herir la sensibilidad del lector]

La tecnología médica, en especial las ecografías 4D, permiten hoy en día conocer lo que sucede en el útero materno durante la gestación. Una de las más curiosas tiene que ver con el así llamado “síndrome del gemelo evanescente”, que se da cuando uno o más fetos desaparece durante las primeras fases del embarazo.

¿Dónde van a parar esos gemelos que no llegarán nunca a nacer? En ocasiones, estos embriones son absorbidos por la placenta de la madre, pero algunas veces acaban “fusionados” con el otro gemelo. Normalmente uno no llega a darse cuenta jamás de este suceso, pero en ocasiones, cuando la fusión se da en estados más avanzados de la gestación, pueden surgir monstruos.

Dibujo de la anatomía de Juan Baptista dos Santos
Dibujo de la anatomía de Juan Baptista dos Santos

En la actualidad, lo más normal es detectar estas deformaciones a tiempo e interrumpir el embarazo, pero hubo un tiempo en que no se descubrían las peculiaridades de estos seres hasta que nacían. Este fue el caso de un personaje que llegó a ser muy famoso en toda Europa.

Se llamaba Juan Baptista dos Santos, y nació en Faro (Portugal) en el año 1843. De etnia gitana, ni sus padres ni sus hermanos presentaban deformidades. Sin embargo él nació siendo un “poquito” diferente. ¿Su peculiaridad? Contaba con tres extremidades inferiores. En efecto, una tercera pierna le brotaba de la zona perineal. Pero esa no era su única rareza. El “peculiar” portugués contaba además con dos juegos completos de órganos sexuales.

Blanche Dumas, la mujer de Martinica con tres piernas con quien se dice que “intimó” Juan Baptista dos Santos.
Blanche Dumas, la mujer de Martinica con tres piernas con quien se dice que “intimó” Juan Baptista dos Santos.

En unos tiempos en que no había tele basura, Juan se convirtió muy pronto en toda una atracción médica del viejo continente. En un gesto que le honra, el portugués rechazó una suma de 200,000 francos franceses ofrecida por un circo galo, que pretendía llevárselo de gira durante dos años. Eso le habría permitió vivir de forma acomodada, pero también le habría denigrado como persona.

Por lo poco que he podido averiguar sobre el personaje, del que apenas se conserva material gráfico, la tercera pierna de Juan eran en realidad dos piernas unidas entre sí, con ocho dedos, y dos talones, tibias y fémures. Habría sido fácil extirparla, (algo que algunos doctores le recomendaron) puesto que este apéndice estaba unido a la parte baja de la columna solo por tejidos blandos, pero Juan decidió evitar los quirófanos. La pierna extra carecía de movilidad y sensibilidad y al parecer Dos Santos se la ataba a la pierna izquierda, lo que le permitía hacer una vida más o menos normal.

Pero como os decía, había algo más que impresionaba a los médicos: sus genitales dobles. Dos Santos contaba con dos penes (completamente operativos) y tres escrotos. Cada uno de los escrotos laterales contenía a un único testículo y dos Santos afirmaba que el escroto central también albergaba a otro par de testículos, aunque a la edad de 10 años se le habían retraído al interior del abdomen.

En la única sesión de fotografías que se le practicó, en el año 1865, el fotógrafo C.D. Fredericks comentó: “La mera visión de una mujer basta para excitar sus propensiones amorosas. Ambos penes funcionan, y cuando acaba con uno continúa con el otro”. Orinaba y entraba en erección con ambos penes simultáneamente. De hecho, debido a su fama, pudo conocer a otra rareza médica europea, la cortesana francesa Blanche Dumas, que también tenía tres piernas. Durante un tiempo se rumoreó que ambos habían mantenido relaciones, aunque cuesta trabajo imaginar cómo tal cosa fue posible.

Frank Lentini durante su infancia. Crédito imagen: Wikipedia
Frank Lentini durante su infancia. Crédito imagen: Wikipedia

Para terminar, debo añadir que el caso de Baptista no es el único caso que se conoce, a finales del siglo XIX nació en Siracusa otro hombre con esta anomalía del que existen numerosas fotografías, se llamaba Frank Lentini y muchas de las imágenes atribuidas a Juan Baptista son en realidad retratos de este italiano.