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El Hindenburg, el "gigante del aire" que explotó en 1937

Liza Luna

CIUDAD DE MÉXICO, mayo 7 (EL UNIVERSAL).- El 7 de mayo de 1937, todos los titulares del mundo mostraron la catástrofe del Z-129 Hindenburg. La tarde anterior, el famoso dirigible alemán estalló en Lakehurst, Estados Unidos, provocando la muerte de 36 personas.

Los zepelines tuvieron su época de oro a comienzos del siglo XX, posicionándose como gran ejemplo de la tecnología alemana, a pesar de tener un gran número de percances —18 hasta 1937, con pérdidas humanas.

Hubo un accidente más grave que el Z-129 y ocurrió en abril de 1933, cuando el zepelín Akron se estrelló en el océano Atlántico, muy cerca de Nueva Inglaterra, Estados Unidos. Murieron 73 de sus 76 tripulantes. Pero fue con la explosión del Hindenburg que los zepelines perdieron la carrera para dominar el aire.

Zepelines, los gigantes peligrosos del aire

El inventor de los dirigibles fue el conde Ferdinand Von Zeppelin, quien creó una estructura ovalada capaz de elevarse por los aires aprovechando gases menos densos que la atmósfera. El conde voló su primer zepelín en 1900 y asombró al mundo.

En la década de los 30, el periodista e ingeniero Hugo Eckener continuó con el legado de Von Zeppelin y diseñó el aerostato Z-129, después llamado Hindenburg en honor al presidente alemán Paul Von Hindenburg.

El zepelín de Eckener tenía una dimensión de 804 pies de largo contra 147 de diámetro —245 metros de longitud, uno de los más grandes— y un sistema de funcionamiento a base de hidrógeno, un gas altamente inflamable. Voló por primera vez en marzo de 1936.

Destrucción del Hindenburg y la derrota de los dirigibles

En palabras del corresponsal de este diario, aquel 6 de mayo de 1937: los "periodistas y fotógrafos estábamos seguros que teníamos por delante una información de rutina, sin sorpresas".

El Hindenburg se retrasó, según su itinerario debía llegar a las cinco de la madrugada a la base aeronaval de Lakenhurst, Nueva Jersey, pero los vientos del Atlántico Norte afectaron su estabilidad y tardó 12 horas más en arribar. Retornaría a Alemania a las 11 de la noche.

Esa tarde de mayo, una tormenta eléctrica acompañó la travesía del zepelín. El famoso dirigible alemán dio algunas vueltas sobre la ciudad de Nueva York para surcar las complicaciones del clima.