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Hillary Clinton apela al corazón y al estómago de los latinos desde la televisión en español

A veces la actitud es lo que cuenta. El martes, Hillary Clinton acudió al programa de TV ‘El Gordo y la Flaca’ de la cadena en español estadounidense Univision y participó en un diálogo con los presentadores de ese popular show de farándula. Fue una visita que destacó por su tono, por el talante personal de la charla y las interacciones anecdóticas entre la candidata presidencial demócrata y el elenco, encabezado por Lili Estefan y Raúl de Molina, más que por el análisis sesudo de los grandes temas nacionales.

Pero justamente de eso se trataba. El programa, que tiene una considerable audiencia hispana, fue una ventana para dar un vistazo al lado humano y personal de Clinton, una candidata que come galletas de avena y chocolate y da pasitos de baile tropical. Para mostrar a una candidata que, como ella misma afirmó, ha estado vinculada a la comunidad hispana por décadas, desde sus primeras experiencias de juventud, y conoce de modo directo las peculiaridades y necesidades de los latinos en Estados Unidos.

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Hillary Clinton (centro) con Lili Estefan y Raúl de Molina, presentadores del programa ‘El Gordo y la Flaca’ de Univision. (Univision)

Y, particularmente, para hacer un fuerte contraste con su rival, el candidato republicano Donald Trump, muy criticado por su actitud hostil hacia los hispanos y los inmigrantes, por su promesa de levantar un muro fronterizo y deportar indocumentados en masa, por su estigmatización de toda una comunidad y sus ataques a un juez federal por su herencia mexicana.

En contraste, Clinton buscó mostrarse receptiva y cálida hacia los latinos, alabó al icónico cantante mexicano Vicente Fernández, dijo que su comida favorita era la “mexicana verdadera” (nada de ‘taco bowls’ para posar en Twitter, se podría decir) y exaltó la memoria de un joven soldado latino que cayó en acción en Irak.

Muy lejos, y esa era al parecer la intención, de un Trump quejándose de los ‘bad hombres’, atacando a la familia de un militar musulmán estadounidense también caído en combate o, simplemente, reiterando que en sus primeros 100 días en la presidencia comenzaría a implementar la deportación masiva de indocumentados y establecería penas de cárcel obligatorias para todo aquel que regrese al país sin autorización luego de ser deportado.

En cambio, Clinton prometió emprender una reforma de inmigración con acceso a la ciudadanía tan pronto llegue a la Casa Blanca y en general ofreció brevemente planes auspiciosos para los latinos, y los estadounidenses en general, como mejores salarios y acceso asequible a la universidad.

No había novedad en esas ofertas de Clinton, pues han sido parte de su discurso a lo largo de su campaña, ni tampoco detalles de cómo lo lograría pues en el supuesto de que gane la elección e incluso si el Partido Demócrata logra el control del Senado (dos posibilidades muy probables según los sondeos), aún enfrentaría una Cámara de Representantes de mayoría republicana.

Pero el objetivo de Clinton en su participación en ‘El Gordo y la Flaca’ no era ciertamente explicar las tácticas políticas que podría desplegar al llegar a la Presidencia, sino mostrarse cercana y en lo posible cálida hacia la comunidad latina para neutralizar la percepción que existe en el electorado, incluido el hispano, de que es calculadora y distante. Algo significativo dado que tanto Hillary como Trump, al margen del porcentaje de la intención de voto que cada uno posee, son vistos de modo desfavorable por muy amplios sectores del electorado.

Ciertamente algunos criticarán que hubo poca sustancia programática y que el contexto fue más bien complaciente, pero la participación de Clinton en ‘El Gordo y la Flaca’, y la intención de la propia candidata y de la televisora iban, por lo que se vio en TV, mucho más al corazón y al estómago (con cafecito, tequila y mañanitas de cumpleaños) que al ejercicio sesudo del espectador.

Así, podría decirse que la ‘pachanga’ de Clinton en el show de Univision logró su intención, si bien no alcanzó (ni se lo propuso, es de suponer) los logros en comicidad o sátira que se han dado en apariciones de políticos en programas en inglés (como ‘The Tonight Show’, ‘The Late Show’ o ‘Saturday Night Live’), no tuvo un componente crítico para contrastar, in situ, a la candidata demócrata y por momentos el show lució algo acartonado.

Pero en el fondo eso resultó secundario, pues las prioridades no habrían sido convencer a un electorado renuente (los votantes hispanos ya apoyan a Clinton, según los sondeos, de modo abrumador) sino pintar a una candidata cercana, de carne y hueso, y que espera trabajar armoniosamente por y con la comunidad latina en contraste con la imagen de un Trump hostil, y motivar la participación electoral hispana tanto para incrementar sus números en sí a escala de la elección presidencial como para ser un factor en comicios al Congreso y a nivel local donde muchas contiendas podrían dilucidarse a favor de los demócratas si se da un copioso flujo de votantes latinos, por ejemplo en Florida, California o Texas.

Y más allá de la visión de un programa televisivo, a los latinos les toca, ahora, tomarle la palabra a la candidata, asumir un papel activo, votar y exigir.

El cumpleaños de Clinton (que cumple 69 años este 26 de octubre) y su probable triunfo el 8 de noviembre sirven para celebrar en TV con un colorido pastel, pero la mejor manera de afianzar y honrar el apoyo latino a la candidata presidencial demócrata (y a cualquier otro candidato) es, del lado de Clinton, con acciones específicas de beneficio social y con un espíritu y activismo críticos por parte de la comunidad.

Ese será, o debería ser, el próximo capítulo de esta temporada.

Sigue a Jesús Del Toro en Twitter: @JesusDelToro