Hechicería, astrología y tarot: los millennials se alejan del cristianismo y abrazan los cultos paganos en EEUU

Un número creciente y considerable de estadounidenses han optado por prácticas religiosas diferentes y abrazado el paganismo y la “hechicería”, en una suerte de reinvención o reinterpretación de creencias que se apartan del cristianismo y otras religiones mayores y se embeben en lo que, según quienes la practican, son cultos ancestrales.

Y esas creencias son ya tan populares que los practicantes de la religión conocida como Wicca y otros rituales de “hechicería” serían ya más numerosos que los creyentes cristianos de la Iglesia Presbiteriana. Según cifras del Centro Pew citadas por Newsweek, cerca de 1.5 millones de estadounidenses practica cultos de hechicería y, por ello, los brujos y brujas ya superan a los 1.4 millones de presbiterianos estadounidenses.

Un arreglo floral con un pentagrama, un altar que sería común en la práctica Wicca para honrar a los cinco elementos. (Wikimedia Commons)
Un arreglo floral con un pentagrama, un altar que sería común en la práctica Wicca para honrar a los cinco elementos. (Wikimedia Commons)

El auge de esos cultos se debe en parte a un rechazo a las tradiciones judeocristianas entre los jóvenes estadounidenses, que al parecer prefieren formas de espiritualidad diferentes y buscan mayor libertad al respecto. Y si a eso se suman las personas que, sin necesariamente practicar la religión Wicca u variantes similares, profesan de modo sustantivo creencias vinculadas a la astrología o al tarot, la cantidad de personas que siguen el ocultismo o cultos de tipo pagano es considerable y en crecimiento.

Con todo, eso no significa que amplias zonas de Estados Unidos se han convertido, por decirlo de modo simplista, en sucursales del mundo de Harry Potter, ni que haya una suerte de “boom” de practicantes de la hechicería en la modalidad entendida por los cristianos, que usualmente la vincula con el mal o el concepto del “demonio”.

La religión Wicca, por ejemplo, se desarrolló en Inglaterra a mediados del siglo XX y se basa en la creencia en dos grandes deidades, una femenina y otra masculina, que según sus fieles se remonta a tiempos previos al cristianismo. En ciertos casos, algunos de los que profesan esa y otras modalidades de paganismo creen también que cada una de esas deidades incluye múltiples dioses dentro de su naturaleza y otros añaden la creencia en una deidad omnipresente y superior. Así, el culto Wicca tiene variantes politeístas, dualistas, panteístas e incluso monoteístas con una diosa como figura referencial y no habría una única expresión a la que todos estuviesen obligados a remitirse.

En realidad, la flexibilidad y diversidad de esas creencias, y de otros cultos esotéricos o de tipo ‘new age’, es parte de su atractivo.

La palabra Wicca se derivaría del término en inglés antiguo para brujo o bruja y sus creyentes lo utilizan así, aunque no necesariamente haya una relación con otras interpretaciones de conceptos de “brujería” o “hechicería” y, desde luego, tampoco con lo que al respecto se muestra en las historias de ficción del cine o la televisión.

Ciertamente, se afirma que muchos creyentes de la religión Wicca creen en la magia y realizan rituales mágicos, pero no habría un consenso sobre lo que esto significa. Para algunos, es una suerte de dominio de la naturaleza y la energía aún no conocido por la ciencia pero sin un componente sobrenatural, pero otros sí le atribuyen atributos u orígenes secretos o incluso completamente desconocidos.

Y es común entre ellos no solo rechazar que se les proyecten las nociones de malevolencia o destructividad sino que defienden que su objetivo es hacer el bien o, al menos, no dañar a nadie con sus prácticas. Su culto, afirman, es anterior al cristianismo y cercano a una relación más directa con la naturaleza. E incluso existen los puristas que consideran que la práctica Wicca y otras formas de neopaganismo son invenciones recientes e imperfectas de la hechicería ancestral.

En realidad, la noción de que energías y fuerzas pueden proyectarse y suscitar efectos es una creencia común en diversas religiones, llámese magia en el concepto del neopaganismo o, por ejemplo, el poder curativo de la oración o la iluminación resultante de la meditación. Y, cabe decir, en América Latina o en África, por ejemplo, existen tradiciones religiosas muy arraigadas y diversas, como el chamanismo o el vudú, que tienen un componente mágico y creen en un vínculo entre el mundo físico y el espiritual.

David Salisbury practica la religión Wicca desde los 12 años y actualmente dirige una congregación de ese culto en Washington DC. (Getty Images)
David Salisbury practica la religión Wicca desde los 12 años y actualmente dirige una congregación de ese culto en Washington DC. (Getty Images)

Las personas son ciertamente libres de creer en lo que deseen y es justo esa libertad lo que ha potenciado recientemente la proliferación de cultos y religiones de múltiple cuño. Y si bien resulta singular que los fieles de la religión Wicca y quienes se consideran “brujos” y “brujas” sean mucho más numerosos actualmente en Estados Unidos que hace una década (1.5 millones hoy contra 340,000 en 2008 y 8,000 en 1990, según el portal Quartz, lo que ha tenido un crecimiento aún más sustantivo, en cantidad y en proporción en la población, son los estadounidenses que simplemente no profesan ninguna religión o culto o incluso rechazan esas nociones y prácticas: 29%, de acuerdo a cifras del Centro Pew.

Y aunque el secularismo no resulta tan notorio como la noción de cientos de miles de “brujos” o creyentes de Wicca presentes en Estados Unidos, en realidad el fenómeno de muchos millones de personas que han pasado de las grandes religiones (las judeocristianas, el islam, el hinduismo y el budismo, principalmente) a dejar de creer o a hacerlo de modo mínimo es de proporciones mucho mayores, aunque menos fascinantes en el imaginario mediático que la idea de un país colmado de hechiceros.

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