Hasta un 20% de los pacientes jóvenes de COVID-19 tiene secuelas tres semanas después de pasar la enfermedad

Hasta un 20% de los pacientes jóvenes de COVID-19 tiene secuelas tres semanas después de pasar la enfermedad

Sobre el coronavirus y la enfermedad que produce, la COVID-19, aún no tenemos mucha información. Es algo obvio, y es un hecho. Y una duda, una pregunta, que centra a los científicos es qué consecuencias puede tener la COVID a largo plazo.

Recientemente el famoso CDC norteamericano – el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades, la autoridad sobre epidemiología en Estados Unidos – ha publicado un estudio que ofrece algunos datos a “cierto” plazo. Y lo de “cierto” es importante entenderlo.

Lo que han visto los investigadores es que, en algunos casos – hasta el 20% - de pacientes jóvenes que han sufrido la COVID-19 con síntomas leves, los problemas de salud relacionados con la infección se mantienen durante al menos dos o tres semanas.

Y ahora mismo, estas “dos o tres semanas”, son las consecuencias a largo plazo. Desde un punto de vista técnico-científico serían a medio plazo, o incluso corto. Pero dado que conocemos la enfermedad desde hace siete meses, lo consideramos “largo” plazo.

Vamos con el detalle del estudio. Un equipo de investigadores médicos del CDC ha realizado un seguimiento de 270 personas que han pasado la enfermedad de la COVID. Pero, y esto es importante, tenían que cumplir dos requisitos: ser jóvenes, de entre 18-34 años, y haber pasado la enfermedad con síntomas leves. En concreto, sin haber sido hospitalizados ni haber requerido intervenciones médicas serias.

Cuando estos pacientes daban negativo en los tests del coronavirus, se comenzaba su seguimiento. Cada cierto tiempo se les consultaba, vía cuestionario telefónico, para preguntarles si aún tenían síntomas, cuáles tenían aún, si habían recuperado su nivel de salud anterior a la enfermedad…

Un número importante de pacientes respondía que, pasadas tres semanas desde el resultado negativo, no habían recuperado su nivel anterior de salud. Y este punto es importante, y menos claro de lo que puede parecer: en el estudio se refieren con esto a volver a la situación anterior, no a no tener síntomas. Si antes del coronavirus un paciente era capaz de, por poner un ejemplo, subir siete pisos por las escaleras sin tener que parar ni perder el aliento, sólo se le considera “recuperado” si puede hacerlo después.

Este es el dato que preocupa a los responsables del estudio: que una de cada cinco personas – un 20% - no hayan terminado de recuperarse cuando todos esperaríamos que lo hubiesen hecho. Y aquí volvemos a lo de los plazos: no se puede hablar aún de secuelas a largo plazo… pero sí durante más tiempo de lo sería esperable.

También es cierto que no todas las secuelas, o consecuencias, de la infección se prolongan lo mismo en el tiempo. Síntomas tales como la fiebre o escalofríos duran poco, pero los relacionados con la fatiga – y que se pueden parecer al síndrome de fatiga crónica, una enfermedad muy debilitante – son los más duraderos: dolores de cabeza, dificultad para respirar y concentrarse…

Y que pase en pacientes jóvenes, que antes de la COVID-19 gozaban de buena salud, tampoco es una buena noticia. Si esta población sufre secuelas a largo plazo, es muy probable que personas con mayor riesgo – con sobrepeso, estilos de vida sedentarios, fumadores, etcétera – sufran peores consecuencias. Aún no lo sabemos, pero estudios como este nos permiten sospecharlo.

El estudio tiene otro detalle interesante: aún no ha terminado. Los resultados que se han presentado corresponden a un periodo que va de 15 de abril a 25 de junio, pero el seguimiento de los pacientes aún continúa. Para ver qué pasa, esta vez sí, a largo plazo.

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