Halloween. Qué es Octubrillante, el antifestejo que impulsan las iglesias evangélicas

Sofía y Melisa García tienen siete y once años y están entusiasmadas con la búsqueda del tesoro que les armó su mamá para esta noche. Deberán recorrer la casa con linternas e ir encontrando pistas. Después, participará de un Zoom pijamada con varias amigas de su iglesia y verán un recital por streaming. Pero, esta noche, no todo serán calabazas, disfraces y caramelos.

La evolución de la pandemia

Sofía y Melisa son parte de una iglesia evangélica del barrio de Flores. Como ellas, esta noche, miles de chicos de entre seis y doce años festejarán Octubrillante, que es el antifestejo de Halloweenque organizan las iglesias evangélicas del país para darles alternativas a los niños de este culto a la tradicional fiesta de la Noche de Brujas, a la que ellos no adhieren.

Al revés que Halloween, esta es una fiesta que nació en Buenos Aires y se exportó a otras partes del mundo. Se hará esta noche en más de 40 ciudades argentinas, en su formato virtual y que también se replicará en 13 países de América latina. Incluso se festeja en Estados Unidos y Japón, según aseguran los organizadores.

¿De qué se trata Octubrillante? Es una fiesta que convoca el Consejo de Pastores de la Ciudad de Buenos Aires, que la define como "la fiesta de la luz". Es una "alternativa cristiana y contracultural que viene desarrollándose con una visión de unidad desde el año 2012", explica la página web del festejo.

Silvana Mraida, una de las impulsoras, explica. "No queremos una fiesta para que nuestros hijos celebren la muerte. Halloween es una fiesta que no tiene nada que ver con nuestro mensaje. Ni con nuestra cultura. En esta época de pandemia, los chicos están llenos de miedos: a la muerte, a la enfermedad, a no volver a ver a sus amigos, a las peleas familiares. No necesitamos sembrar más miedo. Necesitamos encenderles una luz de esperanza", explica.

Unos 7300 festejos

Los organizadores de Octubrillante esperan que, para esta noche, miles de chicos participen de una pijamada virtual, organizada por las distintas iglesias, donde habrá juegos de linternas, búsqueda del tesoro y un "pictionary bíblico", prometen. Desde la página que centraliza los festejos armaron materiales que ya fueron descargados por unas 7300 respresentantes de iglesias. Usarán el #octubrillanteenlinea para identificarse en las redes.

Esta vez, los festejos se harán de forma virtual, por la pandemia. Pero todos los años, se organizan fiestas en los edificios de las iglesias, que permanecen abiertas hasta tarde para invitar a los chicos de las congregaciones y también del barrio. Allí los disfraces de calabazas, brujas, muertos o zombies no son moneda corriente sino otro tipo de vestimentas que destaquen los colores brillantes e incluso que incorporen luces.

¿Por qué no celebran Noche de Brujas? "Halloween es un festejo originario de la cultura celta para la noche en la que se creía que los espíritus de los muertos salían a recorrer la tierra. Y las casas preparaban ofrendas para no ser atacados por los espíritus. Desde pequeñas cantidades de comida hasta sacrificios humanos. Y las casas que habían hecho ofrenda se identificaban con una calabaza encendida. Después, ese festejo fue adoptado por países nórdicos y se hizo fuerte en Estados Unidos y Canadá, donde se volvió una fiesta comercial. Hace algunos años, llegó al país. Y nosotros no tenemos por qué adoptar todos los festejos que no tienen que ver con nuestra cultura y que van en contra de nuestras creencias. Nosotros, celebramos luz, la vida, la alegría. Octubrillante es una alternativa al festejo de la brujería, muerte y oscuridad que se propone", explica Mraida.

En 2009, cuando el hijo de Mraida, que tenía 9 años, lo invitaban a pijamadas de Halloween y después de explicarle por qué ellos como cristianos evangélicos no participaban de esa celebración, pensó en armar un evento alternativo para él y sus amigos. La llamaron la fiesta de la luz. Organizaron un festejo en la Iglesia del Centro, una de las iglesias evangélicas más grandes de Capital, y amasaron pizza para 30 chicos. Entonces, empezaron a llegar y en total fueron más de 100, explica Mraida. "Eso nos dio la pauta que no éramos los únicos que no queríamos Halloween. Al año siguiente fueron 300 y poco tiempo después, unos 600", dice.

En 2012, la iniciativa se planteó en el Consejo de Pastores Evangélicos de la Ciudad, que es la organización que nuclea a las iglesias evangélicas porteñas y se decidió adoptar para otras congregaciones. Poco después, la mayoría de las provincias argentinas se sumaron a la iniciativa y el festejo trascendió las fronteras.