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Haití necesita ayuda contra las pandillas. El Salvador ha tenido éxito y ofrece una mano

Casi dos años después de declarar la guerra a las violentas pandillas de su país, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ha visto descender la tasa de homicidios, aumentar su popularidad y el encarcelamiento de miles de pandilleros. Incluso se ha reanudado el reparto de pizzas en algunos barrios antes prohibidos.

Aunque el país centroamericano no promete el mismo tipo de éxito a Haití, ni siquiera el préstamo de sus fuerzas de seguridad, El Salvador se ofrece a prestar su experiencia técnica a la nación caribeña francófona mientras Haití enfrenta una sangrienta oleada de asesinatos a manos de pandillas cada vez más poderosas. Solo en la última semana, las pandillas atacaron y arrasaron subestaciones de policía, asesinaron a policías y dejaron a toda una nación tambaleándose.

“No es una solución del primer mundo. No viene de Francia. No viene de Canadá”, dijo Félix Ulloa, vicepresidente de El Salvador, al Miami Herald en una entrevista sobre la oferta de su presidente. “Viene de un país hermano; viene de un país que tiene casi las mismas características que Haití.

“Somos un territorio pequeño, estamos sobrepoblados”, agregó el lunes. “Tenemos altos niveles de violencia, muchos problemas comunes que pudieran darnos la oportunidad de compartir un plan exitoso sabiendo que viene como una especie de cooperación Sur-Sur”.

Agentes policiales con las armas desenfundadas frente al cuartel de la policía durante una protesta para denunciar la mala gestión policial, en Puerto Príncipe, Haití, el jueves 26 de enero de 2023.
Agentes policiales con las armas desenfundadas frente al cuartel de la policía durante una protesta para denunciar la mala gestión policial, en Puerto Príncipe, Haití, el jueves 26 de enero de 2023.

Con 6.3 millones de ciudadanos, El Salvador tiene casi la mitad de la población de Haití y hasta hace unos años era considerada la “capital mundial de los homicidios”, con sus luchas territoriales entre pandillas y sus asesinatos por venganza. El año pasado, en medio de la represión generalizada de las pandillas, el gobierno informó de 496 homicidios, frente a los 1,147 de 2021. Pero a diferencia de Haití, el pequeño país tiene un ejército además de una fuerza policial; y un Congreso electo y un presidente, Bukele, que ha usado su poder para conseguir que los legisladores aprueben un controvertido estado de emergencia temporal que se ha prorrogado en numerosas ocasiones.

La semana pasada, mientras asistía a la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños en Buenos Aires, Ulloa se reunió con el primer ministro interino de Haití, Ariel Henry, y le hizo una oferta. Durante la reunión, Bukele ofreció enviar una misión de evaluación a la nación caribeña para preparar una propuesta integral sobre cómo resolver la crisis de seguridad y pandillas en Haití.

Henry asistió a la cumbre hemisférica con la esperanza de convencer a los países de la región de que formaran parte de una fuerza multinacional especializada para ayudar a la Policía Nacional de Haití, que atraviesa dificultades.

“Estamos usando todas nuestras fuerzas armadas y la policía nacional en nuestra guerra interna contra las pandillas. Así que no tenemos elementos adicionales para enviar, por lo tanto no hay ninguna posibilidad de que El Salvador envíe tropas o grupos policiales a Haití”, dijo Ulloa. “Lo que le ofrecí al primer ministro en la reunión que tuvimos en Buenos Aires es que El Salvador está dispuesto y en condiciones de enviar una especie de misión de estudio”.

Un agente de policía intenta calmar a otro policía vestido de civil mientras este intenta entrar en la jefatura de policía durante una protesta para denunciar la mala gestión policial, en Puerto Príncipe, Haití, el jueves 26 de enero de 2023.
Un agente de policía intenta calmar a otro policía vestido de civil mientras este intenta entrar en la jefatura de policía durante una protesta para denunciar la mala gestión policial, en Puerto Príncipe, Haití, el jueves 26 de enero de 2023.

La petición de ayuda militar exterior formulada por Henry se hizo por primera vez en octubre. Cuenta con el apoyo del secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, quien pidió el rápido despliegue de fuerzas extranjeras para ayudar a Haití, y de Estados Unidos, que ha pedido a Canadá que tome la iniciativa. En el momento de las peticiones, la principal terminal de combustible de Haití estaba bloqueada por una coalición de pandillas, y la falta de combustible, agua potable y otros productos esenciales significaba que las escuelas y las empresas no podían funcionar, los hospitales estaban rechazando pacientes y una epidemia mortal de cólera estaba empeorando.

Tres meses después, no se ha desplegado ninguna fuerza y la resolución ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, redactada por Estados Unidos, no muestra ningún movimiento. Mientras los líderes del hemisferio se preparaban para reunirse en Argentina la semana pasada, los miembros del Consejo de Seguridad expresaron su preocupación por el empeoramiento de la violencia de las pandillas en Haití. Pero a pesar del reconocimiento de que se necesita ayuda, ninguno levantó la mano.

Al día siguiente de la reunión del Consejo de Seguridad, seis policías haitianos fueron asesinados tras tres ataques sucesivos de pandillas contra una comisaría rural del valle del Artibonite y un séptimo murió en el hospital a causa de sus heridas. Las muertes elevaron el total a 14 policías asesinados solo en enero y a 78 en los últimos 18 meses.

Los asesinatos, ocurridos en su mayoría durante redadas de pandillas, han desatado la ira y violentas protestas en Haití. Cuando Henry regresó de Argentina el viernes, manifestantes intentaron bloquear su entrada en el país. Mientras se reunía con el jefe de la Oficina de Asuntos Internacionales sobre Estupefacientes y Aplicación de la Ley de Estados Unidos, el subsecretario de Estado Todd Robinson, en el aeropuerto internacional de Puerto Príncipe, agentes de policía rasos, policías despedidos y miembros de pandillas saquearon las instalaciones y atacaron la residencia personal y los despachos oficiales del primer ministro.

En otros lugares del valle del Artibonite, los manifestantes sacaron a los presos de la cárcel y tomaron las calles. El lunes, aunque había vuelto algo de tráfico a las calles de la capital, el ambiente seguía siendo tenso.

Una mujer con su hija pasa corriendo junto a una barricada levantada por miembros de la policía, durante una protesta por la mala gestión policial, en Puerto Príncipe, Haití, el jueves 26 de enero de 2023.
Una mujer con su hija pasa corriendo junto a una barricada levantada por miembros de la policía, durante una protesta por la mala gestión policial, en Puerto Príncipe, Haití, el jueves 26 de enero de 2023.

Ulloa, que habla francés, vivió en Haití durante ocho años, en los cuales fue coautor de un libro, “Haití: 200 años de elecciones y constituciones”, con Mirlande Manigat, una destacada experta constitucional haitiana y ex candidata presidencial. Manigat, con quien Ulloa no ha hablado desde 2016, forma parte del Alto Consejo de Transición, una nueva estructura que Henry creó tras el acuerdo político del 21 de diciembre para crear una hoja de ruta para las elecciones.

Durante su estancia en Haití, Ulloa trabajó para varias organizaciones internacionales, entre ellas el Instituto Demócrata Nacional y la Misión de Estabilización de Naciones Unidas en Haití. No ajeno a los problemas del país, dijo que Haití tiene que abordar de frente su flagrante problema de pandillas.

“Si se piensa que es un problema de violencia doméstica o de desórdenes o de pandillas, ya se sabe, entre delincuentes, se está cometiendo un error. Se trata de grupos bien organizados, bien estructurados y bien situados que están dispuestos a apoderarse de todas las instituciones del gobierno”, afirmó. “El principal riesgo que enfrenta Haití ahora es que estos tipos se presenten a las elecciones. ... En este preciso momento, las pandillas pueden [ganar] muchos de los escaños del nuevo Congreso”.

Durante las conversaciones con Henry, Ulloa compartió la disposición de su presidente de enviar a algunos de los funcionarios más cualificados de la policía nacional, el ejército y el ministerio de justicia de El Salvador para ayudar a Haití a elaborar una respuesta a la crisis de las pandillas.

“Ahora la pelota está en la cancha haitiana para decidir cuándo podríamos firmar un acuerdo diplomático para definir las perspectivas de la misión, y definir cuál sería el perfil de la misión; dónde se ubicaría y definir el estatus diplomático de las personas que enviaríamos”, dijo Ulloa.

Hasta ahora, Henry no ha dicho públicamente si aceptará la oferta de El Salvador. Al margen de la asistencia técnica, El Salvador también está en conversaciones con algunos miembros del sector privado haitiano para construir viviendas en la región de la Meseta Central del país y trabajar en un proyecto de cultivo de aguacate. Lo harían a través de una oficina de cooperación que, según Ulloa, están trabajando para abrir en Haití, en momentos en que otros países extranjeros están retirando diplomáticos.

No cabe duda de que Bukele ha tenido éxito en la lucha contra las pandillas en su país. Pero su guerra no ha estado exenta de polémica ni de críticas. Grupos de derechos humanos, Estados Unidos y otros miembros de la comunidad internacional le han acusado de pisotear los derechos humanos y tener tendencias autoritarias.

En su lucha contra las pandillas, Bukele ha enviado a sus tropas armadas a las calles, ha declarado el estado de emergencia para permitir a las fuerzas de seguridad detener a personas sin orden judicial y ha encarcelado a más de 35,000 presuntos pandilleros.

Ulloa afirmó que, al igual que Haití, su gobierno heredó un Estado fallido, en el que eran asesinadas entre 15 y 18 personas al día. Entre las víctimas había policías y miembros del ejército del país.

“Lo que debe hacer Haití es, en primer lugar, tomar la decisión correcta de ir a la guerra contra esas estructuras criminales”, dijo, y agregó que declararon la guerra dos años después de asumir el poder en 2019. “No puedes declarar la guerra si no estás preparado para ganar la guerra y hasta ahora la policía de Haití, porque no hay ejército, creo que no está preparada para declarar la guerra. Así que es por eso que usted necesita tener esta evaluación porque podemos elaborar algunos escenarios, los cuales podría llenar la presencia militar internacional porque la brecha nacional de Haití en las fuerzas militares y policiales será cubierta por una fuerza internacional. Pero una fuerza internacional necesita tener claro cuál sería su papel”.

Agentes de policía armados y enmascarados avanzan en motocicleta durante una protesta para denunciar la mala gestión policial, en Puerto Príncipe, Haití, el jueves 26 de enero de 2023.
Agentes de policía armados y enmascarados avanzan en motocicleta durante una protesta para denunciar la mala gestión policial, en Puerto Príncipe, Haití, el jueves 26 de enero de 2023.

Ulloa recuerda un incidente durante su estancia en la misión de paz de la ONU en Haití. Un hombre fue asesinado a pocos metros de las fuerzas de la ONU y la respuesta que obtuvo sobre por qué los soldados de la ONU con cascos azules no intervinieron fue que no estaba en su mandato y que no podían usar sus armas a menos que fueran atacados.

“Con este tipo de mandato no sirves para nada, y lo que es peor, la gente ve a hombres blindados con camiones blindados con todas las armas, sin hacer nada. Eso es desalentador”, afirmó.

Su misión, dijo, pudiera ayudar a preparar una propuesta integral, no solo para el gobierno haitiano, sino también para el Consejo de Seguridad de la ONU, el Departamento de Estado de Estados Unidos y el Ministerio de Asuntos Exteriores de Canadá; las mismas entidades, señala Ulloa, que están siendo llamadas a responder para ayudar a Haití con una nueva fuerza militar.

“No funcionará si no hay un plan integral”, dijo. El objetivo es “no traducir o transportar o tratar de implementar mecánicamente de El Salvador a Haití porque son dos realidades diferentes. Sino cuidar las ideas principales, la metodología y la concepción sobre cómo llevar a cabo este tipo de guerra, que créanme, llevará un tiempo”.

“Se necesitarán muchos recursos en materia de inteligencia, recopilación de datos de las pandillas, equipamiento y formación adecuada de las fuerzas. Después, se les envía a hacer el trabajo de campo”.