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Estos habrían sido los acuerdos entre Genaro García Luna y “El Chapo” Guzmán

Era la mañana del 10 de junio de 1993 en México. El entonces procurador, Jorge Carpizo McGregor, apareció flanqueado por el director de Comunicación Social de la República, José Carreño Carlón, anunciando la captura del narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán.

A las 12:00 horas del 9 de junio de aquel año, había sido aprehendido por primera vez el capo en ascenso del extinto Cártel de Guadalajara, en el puente internacional del Talismán, sobre el río Suchiate. Según el comunicado de prensa, los hechos ocurrieron “cuando autoridades de Guatemala lo entregaron, junto con cinco personas de su grupo más cercano, a la PGR (Procuraduría General de la República), apoyada por miembros del Ejército Mexicano, quienes colaboraron con gran eficiencia y compromiso”.

En aquellos años, Genaro García Luna fungía como espía del extinto Cisen (Centro de Investigación y Seguridad Nacional), hoy CNI (Centro Nacional de Inteligencia), y ya era conocido en el mundo del narcotráfico; sin embargo, su relación con “El Chapo” Guzmán se afianzaría en noviembre de 1995, cuando el capo consiguió su traslado al penal de máxima seguridad de Puente Grande, en Jalisco, donde se dedicó a defenderse de los 10 procesos que tenía abiertos por homicidio, delitos contra la salud, delincuencia organizada, acopio de armas y tráfico de drogas.

Según narra el periodista mexicano, Jesús Lemus Barajas, en su libro El Licenciado, los narcotraficantes Rafael Caro Quintero e Ismael “El Mayo” Zambada, le dieron dos millones de dólares a García Luna para que respetara la vida de “El Chapo” en prisión. De acuerdo con los dichos del capo José Luis Reyna, el plan era que Guzmán Loera no fuera golpeado y tuviera “un lugar seguro en cualquiera que fuera la cárcel a la que fuera enviado”.

El exsecretario de seguridad, Genaro García Luna. Photo by ALFREDO ESTRELLA/AFP via Getty Images.
El exsecretario de seguridad, Genaro García Luna. Photo by ALFREDO ESTRELLA/AFP via Getty Images.

Los capos que habrían realizado la transacción con García Luna y en persona fueron Dámaso López Nuñez, alias “El Licenciado”; y Jesús Zambada García, “El Rey”, quien ha reiterado en múltiples ocasiones los nexos del exsecretario de Seguridad con las organizaciones criminales del Cártel de los Beltrán Leyva y el Cártel de Sinaloa.

Antes de que “El Chapo” fuera trasladado a Puente Grande, pasó unos años en el penal de máxima seguridad de Almoloya de Juárez, en el Estado de México; y antes, estuvo en los separos de la extinta PFP (Policía Federal Preventiva) en la Ciudad de México.

Según Lemus Barajas, en ese lugar, “El Chapo” fue visitado por García Luna y el hombre de mayor confianza del exfunicionario, Luis Cárdenas Palomino. Durante ese interrogatorio, que fue borrado por órdenes del exsecretario de Seguridad, “El Chapo” sugirió seis acuerdos, además del pago mensual de 100.000 dólares a funcionarios del Cisen, de la PGR y de la dirección del penal.

Los acuerdos eran una celda para él solo, una televisión, un área de protección donde su vida no corriera peligro, comunicación con el exterior e, inclusive, la elección de sus propios custodios y asignarlo al penal de Puente Grande.

Todas las demandas se cumplieron, excepto la última, ya que tuvo que pasar dos años y cinco meses en el penal del Altiplano, en Almoloya de Juárez, antes de arribar a territorio controlado por el entonces Cártel de Guadalajara y el naciente Cártel de Sinaloa.

Instalado en Puente Grande, pasarían seis años –el 19 de enero de 2001, a las 21:15 horas– para que “El Chapo” Guzmán se fugara de la prisión vestido con un uniforme de la AFI (Agencia Federal de Investigaciones), gracias a la ayuda y complicidad de García Luna, ya que él presidía ese organismo de seguridad en el país.

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