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¿Te gustaría vivir en un vestigio Nazi?

Por Michelle Stoffel Huffman

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¿A quién le gustaría relajarse y disfrutar de unas vacaciones en el mismo lugar donde la mano derecha de Hitler, Joseph Goebbels, seducía a jóvenes estrellas?

¿A nadie? ¿Ningún voluntario?

¿Y qué me dicen de tener un apartamento en este inmenso bloque de edificios abandonados construido, sin estilo alguno, como lugar de ocio y retiro por los Nazis?

¿Ningún interesado?

Sin duda es una venta difícil, una que el gobierno alemán lleva años intentando concretar –con mayor o menor éxito– mientras evalúan qué hacer con algunos de los vestigios abandonados y en decadencia de la II Guerra Mundial. Muchas de las construcciones Nazis fueron destruidas, pero otras están simplemente abandonadas a lo largo de increíbles costas o en medio de bulliciosas ciudades. (Haz clic aquí o en una foto para ver la presentación de diapositivas).

Durante décadas, la regla general fue dejar muchas de estas estructuras tal como están, tristes recuerdos del gobierno fascista que un día barrió la nación. Pero “hoy en día, con una economía alemana sólida, un mercado inmobiliario en auge y los tipos de interés en mínimos históricos, algunos promotores e inversores alemanes ven en estas reliquias arquitectónicas del Tercer Reich buenas oportunidades de negocio”, afirma The Wall Street Journal.

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Prora, en 2011, antes de que comenzaran los trabajos de renovación.

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Cómo se verá Prora en el futuro, según el promotor inmobiliario Prora Solitaire.

Mantener muchas de estas construcciones cuesta dinero y, además, pueden estropear paisajes maravillosos. Construido en 1933 por la antigua organización política nazi “Kraft Durch Freude” (Fuerza a través de la alegría), el mega hotel Prora con 10.000 habitaciones se encuentra en una costa idílica cerca de los pintorescos acantilados de roca caliza que rodean la isla de Rugen.

Tras la II Guerra Mundial y un largo período de abandono, Prora, el proyecto de construcción más grande del Tercer Reich, tiene una nueva oportunidad. En una de las alas se ha instalado un albergue juvenil, mientras que las inmobiliarias alemanas Irisgerd y Prora Solitaire están construyendo hoteles y apartamentos, indicó The Journal.

Prora Solitaire ya terminó buena parte de su ambicioso plan de rehabilitación y los residentes comenzaron a mudarse al complejo, anunció la empresa en su página web. Solo hay una cafetería abierta, pero hay grandes planes en marcha como la creación de un amplio vestíbulo, un restaurante y un spa, así como la apertura de más tiendas. Irisgerd está transformando la propiedad en apartamentos de los que, aún sin haber terminado las obras, ya vendió el 70 por ciento, informó un representante de ventas a The Journal.

(Haz clic aquí o en una foto para ver la presentación de diapositivas de los edificios de la época Nazi).

Incluso el Palacio de Congresos, un relevante edificio inspirado en el icónico Coliseo romano donde tenían lugar las convenciones del partido Nazi en Núremberg, ha sido rehabilitado, también de manera parcial, como una sala de conciertos con capacidad para 515 personas. Junto con Prora, este edificio, que también había quedado inacabado, fue una de las construcciones más grandes que emprendieron los Nazis antes de entrar en guerra. Núremberg había conservado el edificio intacto, excepto por un museo creado “en recuerdo a los peligros del fascismo”, según la edición internacional del Der Spiegel.

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El Bunker F38, convertido en estudios y apartamentos para músicos y artistas en Bremen.

En Bremen, dos arquitectos han convertido búnkeres antiaéreos de la II Guerra Mundial en estudios, apartamentos y espacios creativos para músicos y artistas.

En Hamburgo, un refugio antiaéreo fue transformado en una planta de energía renovable, que cuenta con un mini-museo y un café con terraza.

Pero escapar del pasado no ha sido tan fácil para otras construcciones. Algunas tienen una carga histórica demasiado oscura y trágica.

Este es el caso de “Take Bogensee”, un complejo vacacional situado junto al lago del cual toma su nombre, que perteneció a Goebbels, el infame ministro de propaganda Nazi. Durante casi dos décadas, el Fondo de la Propiedad del gobierno de la ciudad de Berlín intentó vender sin éxito esta enorme construcción de 70 habitaciones que se encuentra a unos 30 minutos al noreste de la ciudad capital.

Goebbels recibió la villa en 1939 y la utilizó tanto para sus asuntos ilícitos con jóvenes actrices de los estudios de cine Babelsberg como para preparar algunas de sus campañas más mordaces, entre ellas el discurso “Guerra Total” de 1943 que tenía por objetivo crear un sentimiento de unión entre los alemanes ante la entrada del ejército aliado, según TheLocal.de, un portal de noticias alemán en inglés.

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La villa del lago donde Goebbels llevó a cabo sus asuntos.

Posteriormente la casa fue incorporada a un complejo educativo de mayor envergadura dirigido por la organización socialista “Juventud Libre Alemana”, conocida como FDJ (Frei Deutsche Jugend, en alemán), pero está vacía desde finales del siglo XX.

Es raro que se conserven las propiedades vinculadas con altos cargos del partido como Goebbels. La mayoría de ellas fueron derribadas. La casa de Hitler en las montañas de Baviera fue desmantelada en 1952 y la casa del Mariscal del Aire, Hermann Goering, fue literalmente volada en 1945.

Aunque el Fondo de la Propiedad de Berlín desea deshacerse de esta propiedad, la ciudad también debe ser cuidadosa con quién la compra, explicó a TheLocal.de Marlies Masche, portavoz del Fondo, para que estos vestigios del régimen no caigan en las manos equivocadas, “especialmente en las de simpatizantes neo-nazis que podrían convertirlos en puntos de encuentro para extremistas o en santuarios dedicados al antiguo ministro de propaganda”, escribió el portal de noticias. De manera que es preciso verificar los antecedentes de todos los compradores potenciales, que son pocos.

Mientras tanto, el mantenimiento de la villa le cuesta miles de dólares anuales a la ciudad de Berlín, según The Telegraph.

Dada la actual renovación exitosa de Prora y otros edificios, incluidos los búnkeres antiaéreos situados a lo largo del país, quizás haya llegado la hora de que estas construcciones se deshagan, finalmente, de su identidad nazi.

Aún está por ver si la sombra de Goebbels puede o no resucitar de su nido de amor.

Haz clic aquí o en una foto para ver la presentación de diapositivas de Prora, Bogensee y otros edificios renovados de la época nazi, o que esperan serlo.