Guerrero sufre para hacer frente a la crisis de las enfermedades crónicas renales

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En Chilpancingo, y en todo el estado de Guerrero, no existe infraestructura suficiente para atender a las personas que tienen algún padecimiento renal y necesitan del servicio de diálisis o hemodiálisis.

En esta capital del estado hay tres hospitales públicos, pero sólo uno tiene una sala para atender a pacientes con esta enfermedad, inaugurada apenas el 29 de junio pasado.

Víctor Manuel Ortega González es paciente renal desde hace 10 años y hace siete perdió la vista a consecuencia de la diabetes que padece desde los 26 años de edad.

Víctor acude cada tercer día a realizarse su hemodiálisis a una clínica particular en Chilpancingo que tiene convenio con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), del cual es derechohabiente.

La hemodiálisis es una terapia que se da a los pacientes para filtrar las toxinas y el agua de la sangre en los pacientes, lo cual permite controlar su presión arterial y equilibrar los minerales en su cuerpo.

Tan sólo en el IMSS de Chilpancingo hay 98 pacientes en la misma situación, y es que en dicho hospital no hay un área especializada para tratar padecimientos renales.

“Nosotros estamos bajo un sistema llamado subrogado, en el que a través de un convenio que tiene el IMSS con diversas clínicas privadas de aquí (de Chilpancingo) nos otorgan el servicio de la diálisis y hemodiálisis, porque ellos no cuenta con la infraestructura necesaria”, contó Víctor en entrevista.    

En esta situación están dos de los tres hospitales principales de Chilpancingo y la zona Centro; la clínica del Instituto de Servicios de Seguridad Social para los Trabajadores del Estado (ISSSTE) y la del IMSS.

En el IMSS, de acuerdo con Víctor, hay 98 pacientes que requieren diálisis y hemodiálisis. Mientras que en el ISSSTE son 170, de acuerdo con la Asociación Civil de Pacientes Renales en el Estado de Guerrero A.C. 

En los 10 años que ha acudido Víctor a realizarse este tratamiento, las instituciones públicas de salud han tratado de otorgar ellos mismo los servicios.

“Esto pone al paciente en dos situaciones, la primera es que si hay servicio de calidad por parte de las instituciones privadas y nosotros no pagamos nada, pero también es un tormento andar de un lugar a otro en nuestras condiciones”, contó Víctor.

Lo de la calidad en el sector privado aún lo pone en duda Víctor, pues en su experiencia hubo una clínica en la que el material que utilizaban para las diálisis y hemodiálisis era reutilizado y hubo varios pacientes que se infectaron.

Bajo el sistema subrogado, cada año las instituciones de salud, sea el IMSS o el ISSSTE, realizan un concurso público para brindar el servicio, lo que genera complicaciones para los pacientes.

De marzo a abril del 2022, la Asociación Civil de Pacientes Renales de Guerrero realizó varias protestas, pues a sus pacientes se les trató de cambiar a clínicas que no cuentan con las condiciones sanitarias requeridas.

Una vez los pacientes renales que protestaban en la Autopista del Sol estuvieron a punto de ser desalojados por la policía estatal antimotines.

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El profesor jubilado Mariano González Hernández, paciente renal crónico del ISSSTE, contó que se organizó con otros 170 derechohabientes en su misma condición para protestar en contra de que se les cambiara de clínica en su calidad de subrogados porque correrían el riesgo de que se les cancelara el tratamiento.

En la clínica del ISSSTE de Chilpancingo están registrados 170 pacientes renales crónicos; ahí, por falta de infraestructura médica y personal, sólo atienden a 30 pacientes. Los otros 140 pacientes están subrogados a dos clínicas particulares de esta capital del estado.

Personal médico del ISSSTE reconoció que la infraestructura para atender a pacientes con problemas renales es insuficiente.

“Faltan médicos y especialistas, insumos para limpieza e higiene, medicamentos y aparatos médicos”, contó una paciente del hospital. 

“Aquí tardamos horas formados para que surtan la receta o para ser atendidos por un médico; hay carencia de medicamentos, en mi caso como la insulina que la necesito para la diabetes”, dijo una paciente de la clínica del ISSSTE.

Las personas que sufren de diabetes, hipertensión y obesidad son las más propensas a padecer una enfermedad renal crónica, que deja a las personas incapacitadas y dependientes de tratamientos que resultan muy costosos.

Una sesión de hemodiálisis cuesta en el sector privado mil 800 pesos, además de otros mil pesos de medicamentos que acompañan el tratamiento cada tercer día.

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Acciones resultan insuficientes, ante la crisis

La directora de la Clínica del ISSSTE en Chilpancingo, América Beltrán Cortés, reconoce que a nivel estatal se desconoce el número de pacientes con estos padecimientos. 

“Por la información que luego nos comparten o dan a conocer en reuniones se sabe que de parte del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), que opera los hospitales generales regionales, hay en el estado mil 400 pacientes en terapias de diálisis, y en los casos del IMSS e ISSSTE, tenemos los servicios subrogados a hospitales privados”, dijo Beltrán Cortés.

La directora del ISSSTE Chilpancingo alertó que la enfermedad renal crónica está aumentando su intensidad en la población y obedece que su diagnóstico se hace en forma tardía pese a que la persona ya tiene el antecedente de que padece diabetes

En México, los datos de la Secretaría de Salud indican que hay mil 300 nefrólogos certificados (especialistas en problemas renales).

En Chilpancingo, el 29 de junio la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado, inauguró la Unidad de Hemodiálisis IMSS Bienestar, en el Hospital General Raymundo Abarca Alarcón, un espacio habilitado con 13 espacios para los tratamientos renales.

Aún con este espacio, la encargada de esta recién inaugurada área, la nefróloga, Leticia Tello Divicino, mencionó que no es suficiente el espacio para tratar a tantos pacientes y reconoció la falta de especialistas en Guerrero.

“En la capital del estado solo hay dos nefrólogos en el sector público, y a nivel estatal hay alrededor de 15”, mencionó en entrevista.

Tello Divicino explicó que esta nueva área tiene 13 “riñones artificiales” para atender 30 pacientes de hemodiálisis al día, los cuales se distribuirán en tres turnos.

Tan sólo en el Hospital General de Chilpancingo, ubicado en Tierras Prietas, Tello Divicino mencionó que hay 300 pacientes registrados con algún problema renal.

Y con esta nueva área 60 accederán a un tratamiento de hemodiálisis tres veces a la semana.