La guerra clausura las aulas de Nagorno Karabaj

Stepanakert (Nagorno Karabaj), 15 oct (EFE).- La escuela número 10 de Stepanakert, capital del enclave separatista de Nagorno Karabaj, ha quedado destruida por la guerra. En el patio hay cráteres, proyectiles sin estallar y no se escucha el bullicio de los niños, evacuados en su mayoría a la vecina Armenia.

"Si los jardines de infancia, las escuelas, las universidades se convierten en objetivos (de la guerra), ya no se puede hablar de justicia o esperanza", dice a Efe la ministra de Educación, Ciencia y Cultura de la autoproclamada república, Luciné Karajanián.

Un total de 25.000 escolares se han quedado sin clases tras el estallido de la guerra el pasado 27 de septiembre, al igual que unos 5.000 universitarios y 2.000 estudiantes de colegios técnicos medios, explica.

FUEGO CONTRA LAS AULAS

Nuné, profesora de ruso, recuerda que la Universidad se encuentra junto al Ministerio de Defensa karabají, y el mismo día en el que comenzaron los enfrentamientos armados sufrió el impacto de un proyectil.

"Fue un domingo. Imagine que fuese un día entre semana, con todos los estudiantes en clase", comentó a Efe.

El defensor del Pueblo karabají, Artak Beglarián, ha calificado de "crímenes de guerra" los ataques contra escuelas y guarderías por "el fuego indiscriminado y deliberado" del Ejército azerbaiyano.

Gran parte de los escolares y estudiantes ha partido a Armenia, otros pocos se han refugiado en zonas más seguras del Karabaj, a las que todavía no llegan los proyectiles del Ejército azerbaiyano.

Las aulas, vacías durante casi medio año debido a la pandemia del coronavirus, ahora han cambiado el jolgorio infantil y las clases de artes y ciencias por el estruendo de explosiones.

Sobre los pupitres del aula de la escuela número 10 de Stepanakert, junto a lápices olvidados tras la evacuación, yacen restos de estuco y yeso. En las ventanas apenas quedan cristales y del techo cuelga una lámpara, desprendida por las ondas expansivas.

UNA GUERRA CONTRA LA CULTURA

La escuela lleva el nombre de Avetik Isaakián, célebre poeta armenio de la primera mitad del siglo XX, un reconocimiento tácito de que además de centro docente es un espacio de difusión de cultura e identidad.

"Aquí se destruyen los centros educativos y los monumentos culturales que son parte del patrimonio universal. En Shushá una catedral sufrió el impacto de un proyectil de alta precisión", denuncia Karajanián, cuyo esposo se ha ido a luchar al frente.

Está convencida de que son ataques deliberados contra la cultura armenia.

EL ASESINO VINO A REMATAR A SU VÍCTIMA

La ministra, que pasa las noches en los refugios y por la mañana se va a trabajar, cree que los azerbaiyanos, apoyados por los turcos, "quieren legitimar su presencia en la región, destruir todo lo armenio y borrar las huellas de nuestra cultura".

"Observamos esta política de barbarie, que es catastrófica", dice. Y es que para ella, los ataques contra escuelas, centros culturales y templos son parte en la política fomentada por Turquía desde el genocidio armenio de 1915.

"A veces pienso que el asesino vino a rematar a su víctima", asegura Karajanián.

No solo las escuelas están cerradas en el enclave separatista. Toda la vida cultural ha muerto en el Karabaj. El teatro de Shushá da ahora espectáculos en Ereván y los centros culturales se han quedado vacíos.

SIN LUZ AL FINAL DEL TÚNEL

Y no hay perspectivas de que la vida escolar y cultural se reanude pronto en Nargorno Karbaj. Porque el cese el fuego acordado el fin de semana pasado no se cumple.

Las autoridades locales denunciaron hoy que Azerbaiyán "continúa torpedeando" el acuerdo firmado en Moscú por Ereván y Bakú.

Armenia indicó que una lucha "intensa" tiene lugar en la dirección sur del frente y Azerbaiyán acusó a las fuerzas armenias de haber atacado la ciudad de Tartar, causando la muerte de tres civiles.

APEGO A LA TIERRA

Sin embargo, los karabajíes sacan fuerzas de su apego a la tierra que los vio nacer, asegura Nuné, convencida de que "cuando se tranquilice esto volverán todos".

"Los traumas de la guerra hay que enfrentarlos con la comprensión de que no somos víctimas, pese a que nos atacan con sus hordas somos los vencedores. No han podido vencernos", defiende.

Mientras, las perspectivas de una pronta solución al conflicto parece -hoy por hoy- tan fantasmal como la escuela número 10 de Stepanakert.

Pablo González

(c) Agencia EFE