Gritos de libertad en las gradas y debacle en el terreno, Estados Unidos pone fin al Team Asere de Cuba

La regla del nocaut habría evitado mayor vergüenza.

Afuera las protestas y adentro la derrota. Cuba había prometido un juego sin presiones ni interferencias, pero jamás imaginó que Estados Unidos caería con esa fuerza tremenda, más allá de ser favoritos, para enviarlos de vuelta a casa en el Clásico Mundial de Béisbol.

La selección estadounidense descargó toda su potencia y se impuso el domingo en la noche 14-2 a una escuadra cubana que se desinfló con su pretendida mística de “Team Asere’’ sobre la grama artificial del loanDepot park, en pleno corazón de Miami delante de 35,779 aficionados.

Con este triunfo la novena de Estados Unidos avanzó a la final del evento y enfrentará al ganador de la otra semifinal que este lunes protagonizarán México y Japón.

Rodeados de gritos de “Libertad’’ y “Patria y Vida’’, y con la visión de no uno sino de tres aficionados que se lanzaron al terreno en distintas entradas con un carteles que pedían libertad para los presos políticos de las protestas del 11 de julio o con una simple bandera, los antillanos intentaron seguir camino hacia la final del evento.

“Fue un ambiente algo loco’’, expresó el inicialista de Estados Unidos Paul Goldschmidt, quien seguramente nunca había jugado en circunstancias tan cargadas de contexto político.

Pero al final quedó en el aire la noción de que tuvieron una buena cuota de suerte para salir de primeros en su fase de grupos y luego evitar a la poderosa Japón en el cruce de cuartos, porque aquí no mostraron absolutamente nada especial.

“Los peloteros se mantuvieron enfocados y no nos dejamos llevar por las provocaciones, solo queríamos ganar el juego’’, expresó Armando Johnson, manager de los antillanos.

“Queríamos más. Espero que esto permita que más cubanos que juegan en otras ligas puedan representar a su país’’.

Estados Unidos, por su parte, reafirmó que va con todo para repetir el título alcanzado en la pasada edición con una alineación balanceada y peligrosa desde el primer bate Mookie Betts hasta el noveno Trea Turner, quien volvió a ser protagonista con dos cuadrangulares para reafirmar un enorme momento.

El torpedero de Estados Unidos Trea Turner (8) celebra con sus compañeros de equipo tras batear un jonrón en el segundo inning del partido ante Cuba, celebrado el 19 de marzo de 2023 en Miami. Al Diaz/adiaz@miamiherald.com
El torpedero de Estados Unidos Trea Turner (8) celebra con sus compañeros de equipo tras batear un jonrón en el segundo inning del partido ante Cuba, celebrado el 19 de marzo de 2023 en Miami. Al Diaz/adiaz@miamiherald.com

Turner había decidido para Estados Unidos sobre Venezuela con un jonrón con bases llenas y ahora formó parte de una ofensiva que marcó anotaciones en las primeras seis entradas del encuentro, incluyendo un cuadrangular de dos anotaciones de Paul Goldschmitd en la segunda.

Después del excelente juego contra la Vinotinto, el juego contra Cuba fue un paseo sobre alfombra roja para Estados Unidos que contó en Goldschmidt y Turner a sus hombres principales en el ataque con cuatro remolcadas cada uno, pero básicamente todo el mundo participó en el festín.

Turner, en lo particular, anda desatado y se convirtió en el primer jugador en la historia de los Clásicos Mundiales que remolca al menos cuatro carreras en partidos consecutivos, de modo que los Marlins tendrán que sufrirlo bastante con Filadelfia en esta temporada.

“No estaba al tanto de estos récords, pero si eso significa más victoria para el equipo de los Estados Unidos, que sigan viniendo’’, apuntó Turner. “Ahora nos toca prepararnos para el juego contra Japón, pero tenemos un grupo bien unido en estos momentos’’.

Menos en el segundo episodio, Estados Unidos pisó la goma en más de una ocasión del primero al sexto, aprovechando la más mínima ocasión para castigar un pitcheo endeble que comenzó mal con el abridor Roenis Elías y se desplomó en cada uno de los relevistas que le siguieron.

Cuba tuvo una oportunidad enorme de arrimar el juego a su lado cuando en la primera entrada embasó a los primeros tres bateadores con hits dentro del cuadro y Alfredo Despaigne recibía cuatro bolas malas para forzar una carrera ante un Adam Wainwright, que no encontraba ritmo.

Pero el equipo de la isla no pudo aprovechar ese instante y dejó con vida al veterano lanzador de los Cardenales que luego caminaría tres innings más sin permitir anotaciones con su bola dormida y rompiente ante una ofensiva ansiosa y errática.

“No me fue bien al principio con algunas jugadas que se pudieron haber hecho’‘, reconoció Wainwright. “Pero me di cuenta de que no le estaban dando duro a la bola, que no me habían sacado la bola del cuadro. Eso me dio confianza. Nunca sentimos pánico y nos reagrupamos’‘.

El alto mando cubano siempre dijo que las presiones no le llegarían, pero Miami o al manos la mayoría de la afición no dejó de pedir “libertad’’ y los visitantes no se vieron cómodos en ningún momento y aunque pegaron 12 indiscutibles apenas pudieron ligar a la hora buena.

Y es que la hora buena nunca existió para el Team Asere en Miami.