A Grecia se le acaba el tiempo, pide extensión del rescate

Por Renee Maltezou y Lefteris Papadimas ATENAS (Reuters) - Grecia pidió el martes extender su programa de rescate para evitar un incumplimiento de deuda, mientras siguen los esfuerzos frenéticos para salvar un acuerdo que mantenga al país en la zona euro después de que Alemania advirtiera que se ha acabado el tiempo para extender las líneas de crédito a Atenas. Mientras el reloj avanza hacia la medianoche, plazo de vencimiento de los miles de millones de euros en fondos del rescate inmovilizados, los ministros de Finanzas de la zona euro convocaron una teleconferencia de a hora (1700 GMT) para discutir la petición helena. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, pidió a Atenas que acepte el acuerdo propuesto la semana pasada por los acreedores internacionales, mientras mantenía la esperanza de que aún se puedan realizar algunos ajustes. El primer ministro izquierdista de Grecia, Alexis Tsipras, quien convocó un referéndum el domingo sobre los términos del rescate, respondió con una contrapropuesta, solicitando un acuerdo de dos años de ayuda financiera y una reestructuración de su deuda, un asunto que los prestamistas no han querido abordar hasta el momento. No obstante, las propuestas eran tan distantes que el éxito parecía bastante improbable. La canciller alemana, Angela Merkel, cuyo país es el mayor acreedor de Grecia, dio una fría respuesta a las versiones sobre un posible acuerdo de último minuto, sugiriendo que ya no queda tiempo para lograrlo. "El programa expira esta noche, exactamente a la medianoche del horario central europeo. Y no estoy al tanto de indicios concretos de algo más", comentó en una rueda de prensa. Fuentes de la UE y de Grecia dijeron que Juncker, que habló con Tsipras el lunes, ofreció convocar a una reunión de emergencia de ministros del Eurogrupo para aprobar un pago de ayuda e impedir que Atenas caiga en moratoria si el líder izquierdista enviaba una aceptación por escrito de los términos. Aunque proseguían los esfuerzos, el creciente riesgo de que Atenas pueda ser forzada a salir del bloque monetario puso en el tapete el caos que podría desatarse en Grecia y los riesgos para la estabilidad del euro. "Si Grecia se va del euro, ¿por qué no puede otro país abandonarlo en el futuro? Hay un mensaje que no es bueno: decir que el euro no es irreversible", se preguntó en una entrevista radial el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, quien dijo hace una semana que no temía un contagio por Grecia. DESAFÍO El último intento de Bruselas se produjo en medio de la incertidumbre generada por el plebiscito del domingo, en el que Tsipras pidió a los ciudadanos que vote por el "no". El ex primer ministro griego Antonis Samaras, líder del principal partido opositor, dijo que si gana el "no", el país abandonará la moneda única y liquidará salarios y pensiones. El euro caía con fuerza frente al dólar , pero las bolsas europeas, que cayeron abruptamente el lunes, se estabilizaron ante las esperanzas de un pacto <.EU>. La bolsa de Atenas no abrirá durante la semana que durará el cierre del sector bancario, que comenzó el lunes. Los sondeos de opinión mostraron que una mayoría de los griegos está a favor de permanecer en la zona euro, pero una manifestación de decenas de miles de personas en Atenas el lunes contra la austeridad remarcó el tono desafiante de muchos en contra de ser empujados a un rincón por los prestamistas. En los próximos días se espera que haya más manifestaciones, con una en favor de seguir en el euro prevista para el martes en el centro de Atenas. Tsipras interrumpió el sábado por la mañana las negociaciones con la Comisión, el FMI y el Banco Central Europeo y anunció un referéndum sobre los términos del rescate, dando a los votantes sólo una semana para debatir los temas fundamentales que están en juego. Los líderes de la UE llevaron a sus países el mensaje de que la elección real a la que se enfrentan los griegos es si se quedan en la zona euro o vuelven al dracma, aunque la UE no tiene fuerza legal para obligar a que un estado miembro abandone la moneda única. El primer ministro italiano, Matteo Renzi, advirtió contra la tentación de convertir el referéndum en un concurso de popularidad entre Tsipras y Juncker o Merkel. "No es un referéndum sobre los líderes europeos. Es un voto final: euro o dracma", dijo Renzi al diario financiero italiano Il Sole 24 Ore. "Los griegos no tienen que decir si aman más a su primer ministro o al presidente de la Comisión Europea. Deben decir si quieren seguir en la moneda única", agregó.