¿Por qué son tan graves los incendios en Australia?

SIDNEY.- Esta temporada de incendios es una de las peores de la historia de Australia, con un saldo de al menos 15 víctimas fatales, cientos de hogares destruidos y millones de hectáreas quemadas. Y eso que el verano acaba de empezar.

Esta semana, miles de vecinos y veraneantes se vieron obligados a evacuar las costas del sudeste australiano, a medida que las llamas rodeaban los barrios y consumían las viviendas. Ayer, las autoridades despacharon barcos y aviones militares con agua, alimentos y combustible hacia las ciudades que quedaron aisladas por el fuego.

Las condiciones de calor y sequedad ambiente que potenciaron los incendios no son nuevas en Australia, pero esta temporada ha sido especialmente calamitosa por diversas razones.

¿Cuál es el origen de estos incendios?

La convergencia de temperaturas récord, una sequía prolongada y fuertes vientos generaron las condiciones ideales para el desastre.

Durante la severa ola de calor que azota a Australia desde mediados de diciembre, el país vivió el día más caluroso del que se tengan registros, con una máxima promedio de 41,9°C en todo el territorio. La canícula sigue esta semana en el sudeste del país, y se espera que la temperatura media en Canberra, capital de la región, alcance los 40,5 grados.

El calor llegó después de la primavera más seca de la que se tengan registros. La mayor parte de Nueva Gales del Sur y Queensland vienen experimentando falta de precipitaciones desde principios de 2017. La sequía golpeó las zonas agrícolas más productivas del país, incluidas muchas que ahora son presa de las llamas.

¿Cuál es la extensión de los incendios?

Para principios de septiembre, los australianos empezaron a advertir ominosas señales sobre la inminente temporada de incendios.

El 9 de septiembre, el Binna Burra Lodge, un histórico hotel vacacional en las verdes montañas de Queensland, fue arrasado por el fuego. La pérdida del hotel y las llamas en la selva tropical que lo rodeaba alarmaron a los científicos, para quienes los incendios en esas zonas tan húmedas y frescas son extremadamente inusuales.

En los últimos meses, el fuego se extendió por el país y ya afecta a cuatro de los seis estados australianos. La zona más golpeada es la costa oriental: a principios de noviembre, unos 1500 bomberos trabajaban en el control de más de 70 incendios en Nueva Gales del Sur, el estado sudoriental donde se encuentra la ciudad de Sidney.

El 11 de noviembre, y por primera vez desde que se implementó el actual sistema de alarma, Nueva Gales del Sur clasificó como "catastrófico" el peligro de fuego en la región. En Sidney, donde se emitió una prohibición total se hacer fuego, la densidad del humo oscurece el cielo desde hace días, y la calidad del aire por momentos se ubicó entre las peores del mundo. El martes, en las redes sociales se viralizaron las imágenes de los cielos rojos y de la gente que escapaba de las playas entre Sidney y Melbourne.

¿Cuáles son los daños hasta el momento?

En Nueva Gales del Sur se quemaron unos 4 millones de hectáreas y unos 1000 hogares. En el estado hay actualmente unos 90 focos de incendio activos, y unos 40 más hacia el sur, en Victoria.

En total, los incendios consumieron casi 5 millones de hectáreas. Como comparación, cabe recordar que en los incendios de California en 2018, los más destructivos registrados en ese estado, se quemaron 760.000 hectáreas y se perdieron unos 100 vidas.

A principios de esta semana, mientras el fuego arrasaba el sur australiano, el número de víctimas fatales llegó a 15, y las autoridades aseguran que probablemente se incrementará. Al menos siete personas perdieron la vida entre el lunes y el martes en Nueva Gales del Sur -incluido un bombero voluntario, el tercero que muere esta temporada-, y otra persona murió en la región de Victoria.

¿Quiénes combaten el fuego?

Miles de bomberos, en su amplia mayoría voluntarios, trabajan desde hace semanas, a veces hasta 12 horas al día. La presión que viven los bomberos suscitó cuestionamientos, ya que el país depende mayormente de los bomberos voluntarios.

El gobierno federal anunció la semana pasada que los voluntarios de Nueva Gales del Sur, así como los de otros estados que lo soliciten, recibirán una compensación de hasta 4000 dólares. Inicialmente, el primer ministro Scott Morrison se opuso a ese cambio de política.

Esta semana, ante el caos y la destrucción de los incendios, el gobierno desplegó a sus fuerzas militares y solicitó la ayuda de países aliados. La Fuerza de Defensa Australiana anunció el martes el envío de helicópteros militares Black Hawk y Chinook, aviones y barcos a la zona de Victoria y Nueva Gales del Sur.

El gobierno australiano también solicitó a Estados Unidos y Canadá el envío de aviones cisterna. Canadá se comprometió a enviar más de 30 bomberos para colaborar con los australianos.

¿La culpa es del cambio climático?

El devastador arranque de la temporada de incendios confirmó la predicción de los científicos: que los incendios forestales en Australia serán cada vez más frecuentes e intensos a medida que el cambio climático se profundice.

Casi ningún otro país desarrollado es tan vulnerable al cambio climático como Australia, según los informes científicos.

El verano australiano es normalmente seco y caluroso, pero el cambio climático, que trae aparejados periodos de calor extremo más largos y frecuente, empeora esas condiciones y seca aún más la vegetación, volviéndola más combustible.

Los devastadores incendios dejan en el centro de la escena la incapacidad del gobierno australiano para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Aunque las emisiones de dióxido de carbono siguen aumentando descontroladamente, Australia, gobernada por una coalición conservadora, no logra consenso político para modificar su política energética, históricamente influenciada por el poderoso lobby minero del carbón.

¿Cuál es el efecto del clima sobre los incendios?

En Australia, los días más peligrosos para que se desate un incendio son cuando sopla viento cálido y seco desde el desierto central del continente hacia las populosas zonas costeras. Un frente climático -el encuentro de masas de aire de densidades diferentes- puede causar un rápido cambio de dirección del viento. En definitiva, eso implica incendios más grandes que se extienden en múltiples direcciones.

Los incendios forestales llegan a ser tan extensos y de temperaturas tan elevadas que hasta pueden generar sus propios sistemas climáticos, tan peligrosos como impredecibles. Las así llamadas "tormentas ígneas" pueden producir relámpagos, fuertes vientos y hasta tornados de fuego: lo único que no producen esas tormentas son una gota de agua.

De hecho, el bombero voluntario que perdió la vida el lunes murió aplastado por un cochebomba que fue levantado del suelo por un tornado de fuego.

The New York Times

(Traducción de Jaime Arrambide)