El golazo de Haaland y el dúo mágico Sané-Gnabry de la apisonadora bávara

Berlín, 21 sep (EFE).- El extraordinario gol de Erling Haaland en la victoria del Borussia Dortmund por 3-0 ante el Borussia Mönchengladbach y el funcionamiento del nuevo dúo del Bayern formado por Serge Gnabry y Leroy Sané en el 8-0 logrado ante el Schalke han sido dos de las cosas más destacadas de la primera jornada de la Bundesliga.

El gol de Haaland fue uno de esos contragolpes de manual, se gana el balón en un saque de esquina a favor del contrario y se lanza un ataque rápido. pero el noruego le puso una nota excepcional con una carrera de unos noventa metros hasta recibir el balón en el área contraria de los pies de Jadon Sancho para definir de zurda.

Es de justicia decir que la carrera de Sancho con la pelota en los pies, aunque un poco más corta, también fue algo sensacional y que su pase a Haaland en el momento preciso fue algo exquisito.

Los dos, no solo por el gol, tuvieron un gran protagonismo en el partido.

Lothar Matthäus, en su comentario para el canal Sky, dijo que para él la escena del partido no había sido la del gol sino aquella en la que Sancho le cede el balón a Haaland para que lance el penalti para el segundo tanto.

"Le dije que él había marcado en la Copa contra el Duisburgo, que yo me sentía bien y me dio el balón", dijo después Haaland.

Dos veteranos, Axel Witsel y Emre Can, también estuvieron entre los candidatos para tirarlo. "Es una buena señal que hay habido muchos jugadores que quisieran lanzar el penalti, muestra que todos se tienen confianza", dijo Haaland.

El protagonismo de Haaland y Sancho puede llevar a olvidar un detalle importante del primer gol, marcado por Giovanni Reina a pase de Jude Bellingham. Es decir, una co producción de dos jugadores de 17 años que ratifica la apuesta del Dortmund por los jóvenes y que hace ver a Sancho y a Haaland casi como veteranos pese a que ninguno de los dos pasa de los veinte años.

EL DUO BÁVARO Y LOS PASES DE KIMMICH

Leroy Sané celebró su debut en el Bayern con un gol y dos asistencias a dos de los tres goles marcados por Serge Gnabry. En las redes sociales, inmediatamente después del partido, se empezaron a hacer propuestas para bautizar al nuevo dúo al que se empieza a ver como sucesor del dúo "Robbery", formado por Arjen Robben y Franck Ribery.

Han circulado propuestas como "Gnabre" o "Sabry" y el director deportivo del Bayern, Hasan Salihamidzic, ha llamado a la calma y a no recargar a los dos jugadores con la comparación con las dos leyendas del club.

En todo caso, Gnabry, a partir de esta temporada, lleva el 7, el número que fue de Ribery y antes de Mehmet Scholl, y Sané el 10 de Robben.

En la plantilla además está Kingsley Coman, que no estuvo en la convocatoria ante el Schalke debido a que está en cuarentena por un positivo de covid 19 en una persona de su entorno, y que a lo largo de la temporada también reclamará y seguramente tendrá sus minutos.

El entrenador, Hansi Flick cree que necesita a los tres e incluso a un extremo más que ha pedido para compensar la marcha de Ivan Perisic.

La pareja Sané-Gnabry fue alimentada en la goleada ante el Schalke por los pases lanzados por Joshua Kimmich desde el centro del campo.

El primer gol del partido, marcado por Gnabry, fue producto de un pase directo de Kimmich desde detrás del círculo central. Gnabry recibió en el área, se sacó de encima un rival y marcó.

Luego en tres ocasiones fue Sané el receptor de los pases de Kimmich, dos veces para asistir a Gnabry y una vez para marcar él mismo.

El Bayern saca ventaja del regreso de Benjamin Pavard que le permite a Kimmich dejar la posición de lateral derecho y volver al centro del campo.

Al Bayern todavía le faltan pruebas más severas y, por supuesto, el partido ante el Schalke no puede servir de parámetro. Pero lo que se evidenció es que el viernes nadie pareció extrañar a Thiago Alcántara.

Rodrigo Zuleta

(c) Agencia EFE