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Gobierno y oposición venezolanas dialogan para acabar con la violencia

Por Eyanir Chinea y Diego Oré CARACAS (Reuters) - El Gobierno de Venezuela y la oposición liderada por Henrique Capriles se sentaron el jueves en torno a la misma mesa en el intento más serio a la fecha por aplacar la peor ola de protestas en más de una década que atraviesa el país. Las conversaciones, auspiciadas por el Vaticano y la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), se extendían por dos horas y media y eran transmitidas por todas las radios y cadenas de televisión de la nación petrolera, una condición que la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) exigió para iniciar el diálogo. El encuentro, moderado por el presidente Nicolás Maduro, se llevaba a cabo en un salón del presidencial Palacio de Miraflores, a donde llegaron los principales líderes de la oposición y del oficialismo, para debatir, inusitadamente, alrededor de una larga mesa oval. "El camino para llegar aquí fue largo y complejo, pero valió la pena hacer el esfuerzo", dijo Maduro en un monólogo de apertura de 40 minutos. "Escucharemos pacientemente a los compatriotas de la oposición con respeto y tolerancia". Pero, rápidamente, el mandatario, un ex sindicalista y otrora conductor de autobús, puso el punto sobre las íes. "Aquí no hay negociaciones, ni pactos, lo único que estamos buscando es un modelo de coexistencia pacífica, de tolerancia mutua", dijo el jefe de Estado, de 51 años. Tras la intervención de Maduro, los expositores -11 por bando político- se turnaban en intervenciones de 10 minutos donde exponían sus visiones de país y buscaban explicar el origen de las protestas que, tras dos meses, han dejado 40 muertos, 650 heridos y casi 200 detenidos, según cifras oficiales. "Algo anda muy mal para que un encuentro entre Gobierno y oposición sea raro", dijo durante sus 10 minutos de exposición el secretario ejecutivo de la MUD, Ramón Aveledo. "La violencia debe erradicarse profundamente de la vida venezolana (pero) la protesta pacífica no es una forma de violencia". Aveledo se mantuvo firme en las condiciones exigidas por la oposición para el diálogo, entre ellas, liberar a los que denominan "presos políticos", desarmar los grupos de choque allegados al Gobierno y, entre otras, renovar los miembros del Consejo Electoral, Contraloría y Tribunal Supremo de Justicia. La participación de Capriles, a quien Maduro derrotó por apenas 1,5 puntos porcentuales en las presidenciales del 2013, levantó el perfil de las conversaciones. El líder opositor se había negado hasta ahora a participar en iniciativas de diálogo de Maduro, arguyendo que no se prestaría a "lavarle la cara al Gobierno". Sin embargo, según dijeron fuentes cercanas al también gobernador de Miranda, hablaría de último, al filo de la madrugada. Apenas unas horas antes de las conversaciones, la Fiscalía dijo que investiga la muerte de un policía tiroteado el miércoles cuando dispersaba una manifestación en Barquisimeto, la capital del estado de Lara gobernado por la oposición. La oposición culpa a Maduro por el deterioro de la economía, la escasez de productos básicos como la leche o el papel higiénico y la violencia que ha llevado a Venezuela a ser el segundo país con la mayor tasa de asesinatos del mundo, según la ONU. El presidente, por su parte, acusa a la oposición de sembrar el caos para provocar un golpe de Estado como el que sufrió hace más de una década su antecesor, el fallecido Hugo Chávez. FUTURO INCIERTO Gobierno y opositores están bajo presión para encontrar una salida a la crisis. Las encuestas muestran que ambos perdieron popularidad desde el comienzo de las manifestaciones. Los ministros de Exteriores de la Unasur llevan varios días en Caracas presionando a ambas partes para que se sienten a dialogar. Pero el resultado de las conversaciones que empezaron la noche del jueves es todavía incierto. El Gobierno ha dejado claro que no va a "pactar" con sus adversarios, aunque dice que está dispuesto a buscar fórmulas para "reconocerlos". El número dos del Vaticano, el secretario de Estado y cardenal Pietro Parolin, fue invitado a participar de las reuniones como "testigo de buena fe", pero no estuvo presente. En su lugar, como representante del Vaticano, participó el también italiano Aldo Giordano, nuncio apostólico en Venezuela. Giordano leyó una carta del papa Francisco donde el máximo líder de la Iglesia católica llamó a la reconciliación. En otra misiva, también leída por Giordano, Parolin lamentó no estar presente, pero aseguró que para próximos encuentros podría llegar a Caracas. La mayor parte de los partidos de oposición acudieron a la llamada de Maduro. Sin embargo, Voluntad Popular, el partido del dirigente encarcelado Leopoldo López, se negó a participar hasta que no liberen a su líder y otros militantes detenidos desde el inicio de las protestas. María Corina Machado, otra dirigente del ala dura de la oposición, rechazó la oferta de Maduro alegando que el diálogo pretende "desmovilizar" el movimiento de protestas pacíficas. López y Machado encabezan el ala más rebelde de la oposición y la mayoría de quienes permanecen en las calles se identifican con ellos, en detrimento de Capriles, que ha adoptado una actitud más cauta frente a las protestas. Como preámbulo de las conversaciones, estudiantes universitarios marcharon en el este de Caracas, intentando mantener la presión sobre el Gobierno de Maduro