Anuncios

Ginebra local o mantequilla de cacahuete para despertar de la crisis libanesa

Jdita (Líbano), 7 jul (EFE).- Al norte del Líbano decidió irse Jalal Nakad en busca de enebros con una idea en la cabeza, la de aprovechar la oportunidad de hacer en la destilería familiar una ginebra totalmente local en un Líbano incapaz de continuar con su dependencia de las importaciones y en medio de su peor crisis económica en décadas.

"Hoy tenemos que animar a todas las personas de todos los sectores a producir productos libaneses (...) porque nuestra economía consiste básicamente en los productos que vienen de fuera", afirma Nakad a Efe mientras saborea la última ginebra que ha destilado en su empresa situada en la ciudad de Jdita, en el este del país de los cedros.

Mientras mira al valle de la Bekaa, apunta cómo varios empresario se interesan desde hace meses por su ginebra, a la que llama Areej (esencia, en árabe).

Nakad, de 39 años, ve esta crisis como una oportunidad para poder "cerrar las puertas a los productos importados" y conseguir también exportar lo local.

"Al igual que vendemos Arak (licor anisado) y otros productos libaneses, esto es un paso muy importante con el que contribuiremos mucho a la economía libanesa", asevera.

UNA CRISIS DE SUMINISTROS

El Líbano está sufriendo su peor crisis económica desde el final de la guerra civil (1975-1990) con una inflación que ha alcanzado este año el 17 %, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), respecto al 2,9 % del año pasado, lo que ha provocado la subida de precios de los productos, sobre todo los importados.

La Oficina de Estadísticas libanesa asegura en su informe de junio que el precio de la cesta de la compra ha subido en un 56 % respecto a mayo y el dólar crece por las nubes en un país en el que los bancos no disponen de divisas suficientes y el mercado negro sextuplica el valor oficial.

La secretaria general del Sindicato de propietarios de restaurantes, cafeterías y clubes nocturnos, Maya Bekhazi Noun, dice a Efe que "el 90 % de la materia prima para los restaurantes es importada, incluso nuestros platos típicos libaneses son importados en cuanto a los ingredientes", citando el hummus o la tahina.

Por eso no tiene dudas de que el Líbano se encamina a "pensar en local y encontrar productos que sustituyan" a los importados, indica.

Destaca que ha habido un "incremento de productos agrarios" porque la gente ha empezado a plantar más en los campos y en huertos en sus casas.

Sin embargo, Noun asevera que el Líbano no puede ser ahora mismo un país "que produce, que exporta" porque esto "va a tardar años" dado que no hay infraestructuras en el país.

MANTEQUILLA PARA ESPERAR EL FUTURO

Zakaria Alieh, de 37 años, creó en 2017 Cedrus Food en el Líbano tras huir de Irak por la situación precaria de seguridad debido a la presencia del grupo yihadista Estado Islámico.

Hoy su producto estrella es la mantequilla de cacahuete.

Afirma que las "ventas están yendo bien y el mercado pide cada vez más", aunque aún no está obteniendo "beneficios".

"Tenemos que comprar a un tipo de cambio muy alto y no podemos incrementar el precio a los clientes", subraya a Efe, aludiendo a una crisis que ha diezmado los ingresos de los libaneses.

Según la proyección interanual del Banco Mundial (BM), en un informe del pasado abril, las exportaciones en 2020 bajarán un 16,8 % y las importaciones, un 15,4 %, aunque los indicadores mejoran notablemente para los dos años siguientes.

"Esto es un círculo y no importan los resultados desastrosos porque lo que viene va a ser peor, a no ser que se tome una firme decisión", dice Alieh en tono pesimista en referencia a los planes gubernamentales para atajar la crisis.

Y como Nakad se pregunta: "Si la situación (del país) continúa así, las necesidades secundarias desaparecerán... ¿Quién tendrá dinero para comprarlas?".

Isaac J. Martín

(c) Agencia EFE