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“Gente muy peligrosa”: los convictos rusos que combatieron en Ucrania van de regreso a casa

Un mural que representa a mercenarios del Grupo Wagner de Rusia en el que se lee: "Grupo Wagner - caballeros rusos" vandalizado con pintura en una pared de Belgrado, Serbia, el 13 de enero de 2023.
Un mural que representa a mercenarios del Grupo Wagner de Rusia en el que se lee: "Grupo Wagner - caballeros rusos" vandalizado con pintura en una pared de Belgrado, Serbia, el 13 de enero de 2023. - Créditos: @Darko Vojinovic

MOSCÚ.- Fue liberado de una prisión rusa y arrojado al campo de batalla en Ucrania con promesas de libertad, reivindicación y dinero. Ahora, Andrei Yastrebov, es uno de los decenas de miles de “soldados convictos” de Rusia que están regresando del frente, con potenciales graves implicancias para la sociedad rusa.

Yastrebov tiene 22 años y estaba preso por robo, pero volvió totalmente cambiado. “Parece otra persona, como si estuviera en estado de hipnosis. Es otro hombre”, dice un familiar que prefiere no revelar su nombre por temor a represalias. “No tiene la menor emoción”.

FILE - Esta fotografía sin fecha distribuida por militares franceses muestra a tres mercenarios rusos
FILE - Esta fotografía sin fecha distribuida por militares franceses muestra a tres mercenarios rusos

Según defensores de los derechos humanos en Rusia y funcionarios de Ucrania, miles de presos liberados murieron a pocos días, o incluso horas, de haber llegado al frente, y los que sobrevivieron y volvieron a sus casas no se atreven a decir nada y se quedan callados por temor a las consecuencias.

La decisión del presidente Vladimir Putin de permitir que los grupos mercenarios reclutaran presos en las cárceles para apuntalar su claudicante aventura bélica es un punto de inflexión en su gobierno de 23 años en el poder, según señalan los activistas y expertos legales. Esa política hace caso omiso de todo precedente legal en la Justicia rusa: indulta y devuelve a sus casas a algunos delincuentes embrutecidos por la guerra, con el riesgo de multiplicar la violencia en la sociedad rusa. Es el precio que Putin está dispuesto a pagar para evitar la derrota.

Desde julio, las tropas rusas sumaron a unos 40.000 reclusos, según las agencias de inteligencia occidentales, el gobierno ucraniano y la asociación de derechos de los presos, Russia Behind Bars, que analiza reportes de informantes en las cárceles rusas. Ucrania afirma que casi 30.000 de esos exconvictos desertaron, murieron o resultaron heridos, aunque la cifra no puede corroborarse de forma independiente.

La mayoría de los hombres reclutados cumplían penas por delitos menores, como robo y hurto, pero los registros de una colonia penal a los que tuvo acceso el diario The New York Times muestran que también había hombres condenados por violación agravada y asesinato.

“Ya no hay ni crimen, ni castigo”, dice Olga Romanova, directora de Russia Behind Bars. “Ahora está todo permitido, y esto tiene consecuencias de todo tipo en cualquier país”.

El grupo ruso Wagner, una empresa militar privada dirigida por Yevgeny Prigozhin, un millonario sin escrúpulos vinculado desde hace tiempo al presidente ruso Vladimir Putin, ha desempeñado un papel clave en los combates en Ucrania y también ha desplegado su personal en Siria, República Centroafricana, Libia y Mali.
El grupo ruso Wagner, una empresa militar privada dirigida por Yevgeny Prigozhin, un millonario sin escrúpulos vinculado desde hace tiempo al presidente ruso Vladimir Putin, ha desempeñado un papel clave en los combates en Ucrania y también ha desplegado su personal en Siria, República Centroafricana, Libia y Mali.

A mediados del año pasado, la compañía militar privada más grande de Rusia, el Grupo Wagner, y su fundador, Yevgeny Prigozhin, empezaron a reclutar convictos de manera sistémica y en una escala nunca vista desde la Segunda Guerra Mundial, para enviar refuerzos al cruento asedio de la ciudad ucraniana de Bajmut. La operación de reclutamiento, sin embargo, sigue envuelta en el secreto y disimulada por el aparato de propaganda.

Los activistas de los derechos humanos y los expertos legales dicen que el Grupo Wagner ha logrado esquivar el escrutinio público explotando a los ciudadanos rusos más marginados: los 350.000 reclusos varones de sus despiadadas colonias penales.

Este mes, docenas de sobrevivientes de las primeras unidades de convictos comenzaron a regresar a Rusia con condecoraciones, una abultada paga, y documentos del Grupo Wagner que supuestamente les otorgan la libertad. Y es probable que a medida que expiren los contratos de servicio de seis meses del Grupo Wagner las liberaciones se aceleren, enfrentando a la sociedad rusa con el desafío de reinsertar a miles de hombres traumatizados que tienen entrenamiento militar, antecedentes delictivos y pocas oportunidades laborales.

“Son personas psicológicamente rotas, que regresan con una sensación de rectitud, convencidos de que mataron en defensa de la Patria”, dice Yana Gelmel, una abogada rusa que defiende los derechos de los prisioneros y trabaja con convictos que se alistaron. “Esas personas pueden ser muy peligrosas.”

Ni la oficina de prensa del Grupo Wagner ni el servicio penitenciario de Rusia quisieron hacer comentarios para este artículo.

Para documentar la campaña de reclutamiento, The New York Times entrevistó a activistas de derechos humanos, abogados, familiares de convictos reclutados, desertores y presos que decidieron quedarse tras las rejas pero siguieron en contacto con sus compañeros en el frente.

Visitantes vestidos con camuflaje militar posan en la entrada del "Centro PMC Wagner", asociado al empresario y fundador del grupo militar privado Wagner, Yevgeny Prigozhin, durante la inauguración oficial del bloque de oficinas durante el Día de la Unidad Nacional, en San Petersburgo, Rusia, el 4 de noviembre de 2022.
Visitantes vestidos con camuflaje militar posan en la entrada del "Centro PMC Wagner", asociado al empresario y fundador del grupo militar privado Wagner, Yevgeny Prigozhin, durante la inauguración oficial del bloque de oficinas durante el Día de la Unidad Nacional, en San Petersburgo, Rusia, el 4 de noviembre de 2022.

Todos ellos describen un sofisticado sistema de incentivos y coerción instalado por el Grupo Wagner con el apoyo del Kremlin para reforzar las diezmadas filas militares rusas con métodos cuestionables y probablemente ilegales.

Andrei Medvedev dice que se unió al Grupo Wagner pocos días antes de terminar su condena por robo en el sur de Rusia. Exconvicto con experiencia militar, Medvedev dice que lo pusieron al mando de un destacamento de prisioneros que fueron enviados a misiones casi suicidas en los alrededores de Bajmut.

“La orden era avanzar hasta que nos maten”, dice Medvedev en entrevista telefónica desde Noruega, donde pidió asilo político después de desertar de Rusia, en noviembre.

La campaña de reclutamiento de presos arrancó a principios de julio, cuando Prigozhin comenzó a recorrer las cárceles de su San Petersburgo natal con una propuesta a todo o nada para los reclusos: pagar su deuda con la sociedad uniéndose a su ejército privado en Ucrania.

Por su historia personal —Prigozhin es un exrecluso— el dueño del Grupo Wagner entiende la cultura carcelaria y supo combinar hábilmente una amenaza de castigo con la promesa de una vida nueva y digna, según activistas de derechos humanos y familiares de los convictos.

“Él no se alistó por la plata, era demasiado orgulloso para hacer algo así”, dice Anastasia sobre un familiar que se enroló con Wagner. “Fue porque tenía vergüenza delante de su madre, quería limpiar su nombre”.

Las visitas de Prigozhin a las cárceles inmediatamente plantearon cuestionamientos legales. En Rusia, el reclutamiento de mercenarios es ilegal, y hasta el año pasado Prigozhin incluso negaba la existencia del Grupo Wagner.

Un soldado de la guardia de honor junto a la llama eterna en el cementerio de Piskaryovskoye, donde fueron enterradas la mayoría de las víctimas del sitio de Leningrado durante la Segunda Guerra Mundial, en San Petersburgo, Rusia, el viernes 27 de enero de 2023.
Un soldado de la guardia de honor junto a la llama eterna en el cementerio de Piskaryovskoye, donde fueron enterradas la mayoría de las víctimas del sitio de Leningrado durante la Segunda Guerra Mundial, en San Petersburgo, Rusia, el viernes 27 de enero de 2023. - Créditos: @Dmitri Lovetsky

Según la respuesta que recibieron los familiares a sus solicitudes de información, en los papeles, los prisioneros nunca fueron a la guerra, sino que simplemente fueron trasladados a cárceles rusas cerca de la frontera con Ucrania.

Cuando Anastasia recurrió a la prisión donde supuestamente estaba su pariente para conocer su paradero, los guardias simplemente le dijeron que el hombre no estaba disponible.

Como las cifras de reclutamiento están cayendo, en los últimos tiempos el Grupo Wagner promociona las recompensas que reciben los sobrevivientes, publicando videos donde se los ve de regreso en sus casas y en libertad.

Según la Constitución rusa, solo Putin puede otorgar un indulto, y desde 2020 el Kremlin no ha promulgado ningún decreto de ese tenor. Según el Kremlin, durante 2021 Putin perdonó solo a seis personas.

El secretario de prensa de Putin, Dmitry Peskov, dijo el viernes ante los periodistas que los convictos alistados por el Grupo Wagner son indultados “en estricto cumplimiento de la ley rusa”. Peskov se negó a dar detalles, lo que implica que el procedimiento es un secreto de Estado.

“Hay decretos abiertos y decretos con diversos grados de secreto”, señaló Peskov.

Centro de reclutamiento móvil en el centro de San Petersburgo.
Centro de reclutamiento móvil en el centro de San Petersburgo. - Créditos: @CNN

Bajo la ley rusa, todas las peticiones de indulto deben ser evaluadas por una comisión regional especializada. Sin embargo, dos miembros de dichas comisiones aseguran no haber recibido ninguna petición de indulto para convictos reclutados.

Los activistas de los derechos humanos dicen que la ambigua situación legal de los reclusos que regresan no solo socava el sistema de justicia de Rusia, sino que además deja atado el destino de esos hombres al del Grupo Wagner.

Después de apenas tres semanas en su casa, Yastrebov dice que ya se está preparando para volver al frente, a pesar de las catastróficas bajas sufridas por la unidad de reclusos de su prisión.

“Quiero defender a mi Patria”, dijo el viernes en una breve entrevista. “Todo lo que viví allá me gustó. La vida civil es aburrida”.

Por Anatoly Kurmanaev, Alina Lobzina y Ekaterina Bodyagina

Traducción de Jaime Arrambide