Yahoo Noticias La genialidad de los Tazos: un simple trozo de plástico hizo que Matutano se forrase
Que a los niños les encanta coleccionar bagatelas no es ningún secreto: que lance la primera piedra el que no haya atesorado alguna vez canicas, cromos o incluso hojitas de papel de colores.
Pero en los años 90 el furor coleccionista se desató cuando un nuevo objeto de deseo invadió los patios de recreo de medio mundo: los Tazos, aquellos pequeños discos de plástico con los que Matutano protagonizó una de las acciones de marketing más exitosas de todos los tiempos.
Los Tazos llegaron a España en el año 1994, cuando Matutano empezó a incluirlas en el interior de las bolsas de Fritos, Cheetos y Boca Bits. Esta iniciativa, que apenas suponía un sobrecoste para la empresa, resultó ser todo un pelotazo: cada pieza traía un dibujo y pronto los chavales empezaron a querer tenerlos todos. De hecho, eran muchos quienes compraban los productos de la marca por el regalo y no por el contenido en sí de la bolsa.
Este éxito sin precedentes se debió en parte a que los Tazos no solo servían para coleccionarlos, sino que traían consigo un sistema de juego sencillo y divertido que acabó derivando en auténticos campeonatos en los parques y plazas. Solo había que apilar varios y lanzar otro contra el montón; si conseguías darle la vuelta a alguno, te lo quedabas.
Los primeros Tazos venían con dibujos de los Looney Tunes, pero en los sucesivos años se fueron lanzando distintas colecciones que incluían personajes de Pokémon, Bola de Dragón o Caballeros del Zodiaco. Mención especial merecen los “chiqui tazos”, una colección española en la que salían caricaturas de Chiquito de la Calzada junto con algunas de las frases míticas del humorista.
También se inventaron versiones más grandes, como los “master tazo” y los “mega tazo”, e incluso un recipiente especial, el “porta-tazos”, para que los pequeños "ludópatas" transportaran cómodamente sus ganancias.
La fiebre del tazo no solo fue cosa española: marcas como PepsiCo, Frito-Lay, Sabritas, Walkers o Evercrisp hicieron su agosto en numerosos países de América y de Europa. Algunos de los más difíciles de conseguir se han convertido en auténticas piezas de coleccionismo por las que los nostálgicos pagan jugosas cantidades.
Y tú, ¿aún conservas tu vieja colección? ¡Podrías tener una pequeña fortuna sin saberlo!
