Una nueva generación de arqueólogos retoma la búsqueda de Manuscritos del Mar Muerto

Una mujer, parte de un grupo de voluntarios y arqueólogos, trabaja en una excavación arqueológica cerca de las cavernas en el área de Qumrán, en la Cisjordania ocupada por Israel. 15 de enero, 2019. Imagen tomada el 15 de enero, 2019. REUTERS/Ronen Zvulun

Por Rinat Harash y Ari Rabinovitch

QUMRÁN, Cisjordania (Reuters) - En los acantilados ubicados sobre el Mar Muerto, un grupo de arqueólogos excava con piquetas con la esperanza de repetir uno de los descubrimientos más importantes de los últimos cientos de años, el hallazgo de los Manuscritos del Mar Muerto.

La colección de manuscritos, algunos de más de 2.000 años de antigüedad, fueron hallados por primera vez en 1947 por un beduino local en la zona de Qumrán, a unos 20 kilómetros al este de Jerusalén.

Los manuscritos aportaron conocimiento sobre la sociedad y la religión judías antes y después de Jesús e incentivaron una década de exploración, antes de que la búsqueda se terminara.

Sin embargo, recientes descubrimientos han generado nuevo entusiasmo y los arqueólogos están investigando más alto y profundo que antes. Cientos de cuevas siguen sin excavar y los expertos están luchando contra los ladrones de antigüedades.

"En los últimos años descubrimos nuevas piezas de manuscritos y pergaminos en el mercado negro", dijo Oren Gutfeld, un arqueólogo en la Universidad Hebrea de Jerusalén.

"Esto nos hizo volver a las cuevas", agregó, sentado en la entrada de una gruta en un acantilado conocida por su equipo como "52B".

En 2017, su equipo descubrió los restos de recipientes en una cueva no excavada previamente en Qumrán, aunque los manuscritos que podrían haber contenido habían desaparecido.

A unos 200 metros sobre el nivel del Mar Muerto, 52B está más alto que el sitio donde fueron hallados los manuscritos en la década de 1950.

Hacia la parte trasera de la cueva hay un hueco estrecho, repleto de escombros dejados por siglos de vientos e inundaciones y que cuando sea despejado podría extenderse unos 10 metros. Los voluntarios revisan ahora baldes de tierra.

"La gente pensaba que no había nada más que encontrar (...) simplemente no había incentivo para hacerlo", dijo Randall Price, profesor en la Universidad de Liberty, un campus cristiano en Estados Unidos que ayudó a financiar la excavación.

Pero 52B no aparecía en investigaciones previas y podría arrojar secretos preciosos, dijo Price.

(Traducido por Lucila Sigal)